La Biennal de Venecia inauguró el pasado jueves su 53 edición y hasta el próximo 22 de noviembre, la ciudad de Venecia se convierte en centro mundial de las nuevas tendencias artísticas. La presente edición, dirigida por Daniel Birnbaum, titulada Making Worlds (Haciendo mundos) reúne cerca de 90 artistas y bate récord con 77 países participantes.
Según el comisario de la Bienal, el título, expresa su deseo de enfatizar y dar valos a los procesos de creación. La obra de arte representa una visión del mundo y por ello, es un modo de hacer y construir el mundo. Este hacer mundo es tomado como punto de partida para articular toda una exhibición de arte internacional cuyo propósito es evidenciar la importancia del trabajo del artista para la creatividad de las generaciones sucesivas, más allá del contexto institucional o del mercado del arte.
Making Worlds es una muestra para explorar nuevos mundos, donde todas las disciplinas artísticas están representadas. “Es una exposición impulsada por el deseo de explorar los mundos que nos rodean, así como los mundos venideros. Es acerca de los posibles nuevos comienzos y esto es lo que me gustaría compartir con los visitantes de la Bienal «, calificó Birnbaum.
Según Birnbaum, la 53a Exposición no estará dividida en secciones sino que interlazará varios temas en una totalidad orgánica y articulada, destacando tres aspectos en particular:
– La proximidad con los procesos de producción, que «dará como resultado una exposición más cerca de los sitios de creación y formación (el estudio, taller) que de la tradicional muestra de museo, que tiende a destacar sobre todo a la obra concluida. Algunas de las obras representarán ‘mundos en construcción’. Una obra de arte es más que un objeto, más que una mera mercancía. Representa una visión del mundo, que considerada seriamente es una manera de «hacer un mundo».
– La relación entre algunos artistas clave y generaciones sucesivas: «Una serie de puntos de referencia histórica formarán el ancla de la exposición…»
– Un énfasis en dibujo y pintura, en relación a desarrollos recientes y a la presencia predominante de instalaciones y videos en las últimas ediciones de la Bienal.
Tras su nombramiento Daniel Birnbaum ya había expresado, entre otras cosas: «Hay artistas que inspiran a generaciones enteras, sin embargo estos artistas claves no son necesariamente los más visibles en el mundo de los museos y ferias de arte. Quisiera explorar vías de inspiración que incluyan a varias generaciones, mostrando las raíces y también las ramificaciones que crecen hacia un futuro aún no definido. La geografía del mundo del arte se ha ido expandiendo rápidamente, con nuevos centros emergiendo en China, India, el Medio Oriente… Es mi intención crear una muestra que, aunque articulada en zonas individuales de intensidad, sea percibida como una sola exposición.»
Venecia es la más antiguas de las Bienales y se consolida un año más como uno de los eventos internacionales más importantes del mundo del arte. La participación española en un evento de tales características no puede faltar y este año el pabellón español que este año contará con la presencia en solitario del mallorquín Miquel Barceló. La exposición comisariada por Enrique Juncosa, actual director del Museo irlandés de Arte Moderno de Dublín (IMMA), reúne pinturas de gran formato y de reciente creación, junto a otras anteriores que conforman una revisión del trabajo de Barceló desde el año 2000.
La exposición presentada por Miquel Barceló es una visión del trabajo de este artista durante los últimos diez años, con énfasis en su obra más reciente, mediante una veintena de pinturas en su mayoría de gran formato, y un grupo de cerámicas. Las obras son variaciones de temas clásicos para el pintor: el mar, animales, paisajes y figuras africanas.
El pabellón no presentará obra nueva del artista pero sí inédita. Es el caso de los lienzos que resultaron de su encargo para la bóveda de la ONU en Ginebra. Los lienzos fueron dispuestos en el suelo y de manera arbitraria fueron conformándose unos cuadros producto del goteo del techo. Estos lienzos fueron posteriormente empleados para la realización de dos de sus últimas creaciones: La Solitude Organisative y Flecha rota. Ambas piezas muestran figuras de gorilas que, según Barceló, son una metáfora de la soledad del artista.
La elección de Barceló no ha estado exenta de polémica y más si tenemos en cuenta que no presenta obra inédita, lo cual ha provocado algunas críticas. La representación española más joven cuenta con los trabajos de Bestué/Vives, Sara Ramo y Jorge Otero-Pailos. Jaume Plensa y Bernardí Roig también se encuentran entre los artistas nacionales participantes en la Bienal.
Sara Ramo muestra Quase cheio, quase vazio que traza un viaje a la infacia de la artistas a través de las paredes de un barrio madrileño. Bestué /Vives con su video Acciones en casa ponen la nota de humor e irónica. Por su parte, Otero-Pailos recrea en látex uno de los últimos muros sin restaura del Palacio Ducal de Venecia.
A nivel internacional el festival de Venecia ha decidido otorgar este año el León de Oro a Yoko Ono, pionera del arte conceptual y performance cuyas estrategias artísticas han dejado marca tanto en su Japón natal y en la cultura occidental; y a John Baldessari, uno de los artistas visuales más importantes de la actualidad con un lenguaje propio que ha inspirado a muchos artistas de generaciones posteriores.
Una feria internacional con aún cinco meses por delante y más de 44 eventos paralelos, cine, teatro, arquitectura, música y la representación de la comunidad artística de todo el mundo; la Biennal de Venecia sólo ha comenzado.
Foto: Andrea Avezzù. Cortesía del Pabellón de España.
Bueno, buenísimo.
Buen comentario, actual, de lo que es la Bienal y de los que nos representan.
La Bienal debería otorgar «un León» al autor del comentario Andrés Merino.
Gracias.
Gonzalo Cuesta.
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