El Museo del Prado presenta la exposición “Historias Naturales. Un proyecto de Miguel Ángel Blanco” organizada con la colaboración especial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el apoyo de la Comunidad de Madrid. Veintidós intervenciones realizadas por el artista madrileño en las salas del Museo consistirán en la instalación de alrededor de 150 piezas de historia natural, procedentes en su mayoría del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC –animales, plantas o minerales- junto a 25 obras de la colección del Museo, que entrañan una estrecha relación con las mismas pero también con el propio edificio y con el entorno urbano del Paseo del Prado.
A través de la exposición, el Museo rinde homenaje a su historia y al origen de su edificio como museo de Historia Natural. Un 19 de noviembre de 1819, el Museo del Prado abría sus puertas por primera vez al público como Museo Nacional de Pinturas y Esculturas. Sin embargo, el primer origen del edificio neoclásico diseñado por Juan de Villanueva, que hoy sirve de sede al Museo del Prado, fue el de Real Gabinete de Historia Natural, tal y cómo lo ordenó Carlos III, en 1785
Coincidiendo con el aniversario de la inauguración del Museo en 1819 y gracias a la colaboración de la Comunidad de Madrid, el Prado rememora un capítulo de la historia de su edificio menos conocido, su origen como Museo de Historia Natural antes de ser finalmente destinado a museo de pintura y escultura, a través de las veintidós intervenciones expositivas que configuran “Historias Naturales. Un proyecto de Miguel Ángel Blanco”. El proyecto cuenta con la especial colaboración del Museo Nacional de Ciencias Naturales, dependiente del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), del que provienen la mayoría de las piezas de historia natural que forman parte del mismo.
Miguel Angel Blanco (Madrid, 1958), uno de los más destacados artistas españoles vinculados directamente a la naturaleza, subraya el aspecto histórico del Museo a través de veintidós intervenciones en las salas de la colección permanente que proponen aunar arte y naturaleza. Las piezas seleccionadas por el artista procedentes en su mayoría del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, pero también de museos científicos como el Real Jardín Botánico (CSIC), el Museo de la Farmacia Histórica, el Museo de la Escuela de Minas y una obra del propio artista dialogan con los cuadros y esculturas del Prado e “interfieren” con ellos guiando al visitante en una nueva expedición “científico-artística”.
El edificio que hoy sirve de sede al Muse o del Prado fue diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva en 1785, como Gabinete de Historia Natural, por orden de Carlos III. Durante casi seis meses, las salas de la colección permanente albergarán, entre otras, algunas de las piezas que el propio Carlos III había adquirido al coleccionista y naturalista Pedro Franco Dávila para ese proyecto de Gabinete de Historia Natural que anteriormente había tenido como destino el Palacio de Goyeneche (actual sede de la Academia de Bellas Artes de San Fernando).
La exposición “Historias Naturales. Un proyecto de Miguel Ángel Blanco” plantea veintidós intervenciones en las salas del Museo que consistirán en la instalación de alrededor de 150 piezas de historia natural -minerales, meteoritos, animales naturalizados y en etanol, fósiles, esque letos, e insectos- junto a veinticinco obras de la colección del Museo, que entrañan una estrecha relación con las mismas pero también con el propio edificio y con el entorno urbano del Paseo del Prado.
El público visitante del Museo verá cumplidos los deseos de Carlos III de albergar en eledificio Villanueva un Gabinete de Historia Natural. Por vicisitudes de la historia, las ciencias y las artes ya convivieron bajo el mismo techo en dos ocasiones, en 1827 y durante la Guerra Civil cuando se depositaron en el Prado piezas del Real Jardín Botánico y del Museo de Ciencias para su mejor custodia.
Para llevar a cabo este regreso a la historia y origen del Museo, el artista Miguel Ángel Blanco no pretende reconstruir trescientos años después el Real Gabinete, “lo que he realizado en el Museo del Prado es una evocación de esa colección cuyo fantasma habita en el edificio Villanueva. Las veintidós intervenciones artísticas conforman un gabinete de futuro e incorporan un punto de vista creativo, interactuando con la colección permanente y favoreciendo una nueva forma de contemplación de las obras que ayude a su extensión imaginaria”.
La primera intervención que propone Blanco se desarrolla en la llamada rotonda de Ariadna presidida por la gran escultura recientemente restaurada Ariadna dormida (Anónimo, 150 – 175). A su lado, figura la escultura de Venus del delfín (Anónimo clásico, 140-150 d.C), la nueva protagonista de esta sala. Blanco ha suspendido del techo de la sala el esqueleto de un delfín procedente del Museo Nacional de Ciencias Naturales –“los huesos marmóreos del esqueleto se asimilan al mármol amarfilado de las esculturas”- proyectando su sombra sobre la Venus, “saltando como un leviatán para engullir a la diosa (…)”.
Otra de las instalaciones que mejor define la obra de Blanco dentro de las salas del Museo es su intervención en el emblemático cuadro de Joachim Patinir, El paso de la Laguna Estigia. El cuadro –uno de los que más ha fascinado al artista- deja de ser cuadro para convertirse en una extensión de la laguna. Se convierte en pigmento al situar en un primerísimo plano ante el cuadro una roca gigante de azurita (Museo Nacional de Ciencias Naturales -CSIC) –carbonato básico de cobre que Patinir utilizó como pigmento en la obra-, “que podríamos imaginar como resultado de la desecación de la laguna, con ayuda de la similitud entre la forma de su perfil y la de la piedra”.
La sala 55B del Museo es otro de los espacios convertidos en Gabinete por Blanco al introducir un esqueleto de una serpiente enroscada sobre sí misma junto a las tablas de la pareja de Adán y Eva de Durero. Se trata de uno de los más bellos ejemplares de la colección de herpetología del Museo de Ciencias Naturales. Los dos estudios de desnudos recuerdan, en esta instalación, más que nunca el interés de Durero por el tema de las proporciones humanas, “un empeño científico”, según Blanco. El artista muestra aquí una ambición estética en la colocación del esqueleto, y “la flexibilidad de la serpiente, debida a su grandísimo número de vértebras, hace eco a la sinuosidad de las figuras de Durero”.
Fotos: Museo del Prado. Madrid
Historias Naturales
Un proyecto de Miguel Angel Blanco
19 de noviembre 2013 – 27 de abril de 2014
Museo del Prado
Exposición organizada por el Museo Nacional del Prado con la colaboración especial del Museo Nacional de Ciencias Naturales – CSIC.
Colabora: Comunidad de Madrid
Comisario: Miguel Ángel Blanco
Coordinador general del proyecto en el Museo del Prado : Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintur a Española (hasta 1700)
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