En este caso sí se cumplió el tópico y los dos actores del «Club de la Comedia» desbordaron arte más allá del teatro del Canal de Isabel II, ya que gran parte del público tuvo que seguir su actuación desde el hall de entrada a través de pantallas gigantes de televisión.
Un público entregado, especialmente femenino aplaudió con generosidad a los dos a comediantes, Ana Milán y Alfredo Díaz, que hicieron pasar a los espectadores una hora desinhibida y desternillante. Alfredo más suelto y con menos tópicos y Ana con el filón de la guerra de los sexos supieron arrancar sonrisas y, a veces carcajadas. Ya se sabe que cuando hay una buen improvisación es porque hay un buen guión detrás, y si hubiera que poner algún pero quizá habría que apuntar que el guión encorsetó alguno de las parodias.
Un público entregado, especialmente femenino aplaudió con generosidad a los dos a comediantes, Ana Milán y Alfredo Díaz, que hicieron pasar a los espectadores una hora desinhibida y desternillante. Alfredo más suelto y con menos tópicos y Ana con el filón de la guerra de los sexos supieron arrancar sonrisas y, a veces carcajadas. Ya se sabe que cuando hay una buen improvisación es porque hay un buen guión detrás, y si hubiera que poner algún pero quizá habría que apuntar que el guión encorsetó alguno de las parodias.
Como siempre, una buena iniciativa de la Fundación Canal de Isabel II que goza de gran popularidad entre sus asiduos que no dudan en hacer interminables colas ante la democrática regla que rige estos actos: “entrada libre hasta completar el aforo”.