MAGOS Y PASTORES Vida y Arte en la América Virreinal
Museo de América

Desde el 22 de noviembre al 29 de abril de 2007

Los personajes. Una visión americana

La exposición que alberga el Museo de América muestra el Belén tradicional, un belén simbólico y no realista, con matices heterodoxos y que contiene en sí mismo tanto el plano terrenal como el celestial. De ahí, que entre sus personajes principales aparezcan tanto la Trinidad y los ángeles, como los protagonistas del drama humano: María, la madre de Jesús; José, su padre ante la sociedad; el propio Jesús, como recién nacido, las gentes humildes, representadas en los pastores, y los poderosos, figurados en los Reyes Magos. También se incluyen algunos animales, simbolizando las profecías, y elementos secundarios.

El arte americano, entremezclando técnicas y recursos estéticos, ha dotado a estas pequeñas imágenes de una fuerte personalidad que también se refleja en la pintura, constituyendo un testimonio precioso de tradiciones propias, algunas ya perdidas en la Península

Jesús, el Sol
La figura de Jesús es esencial a la fiesta de la Natividad. Desde la Baja Edad Media europea, las imágenes de Jesús Niño representan una serie de ideas místicas, expresando su naturaleza humana y divina y su devoción es paralela a la del belén.
En algunas zonas de América, especialmente en los Andes, se venera a Jesús Niño con atributos de antiguas divinidades como el sol, quizás por su imagen resplandeciente.
Relacionado con el ciclo navideño y la figura de Jesús aparece también San Juan Bautista, llamado «El Precusor». Pariente de Jesús y anunciador de su venida, en el belén tradicional toma aspecto infantil bajo el apelativo familiar de «San Juanito».
Las diferentes actitudes de las imágenes simbolizan ideas como el poder de Dios (Jesús Rey o «Niño de la Bola, en pie), el triunfo sobre la muerte (Jesús Pasionario o durmiente) y la Redención (Salvador Mundi) o bien materializan leyendas y tradiciones de lugares concretos, caso del «Niño de Cebú», patrón de Filipinas.

María, la madre de Jesús
Para los cristianos, María, la madre de Jesús nació sin el pecado original (común a toda la Humanidad) y concibió permaneciendo virgen. Modelo femenino y mujer perfecta, es intercesora de los hombres ante Dios.
La expresión plástica de sus atributos ha generado buena parte del arte hispánico, que en América adquiere rasgos propios como la permanencia de antiguas representaciones, caso de la visión del Apocalipsis. San Juan Evangelista describe la visión de una mujer resplandeciente como el sol, coronada por estrellas, que posa sobre la luna y que ha dado a luz un hijo al que un dragón quiere devorar.
Esta imagen, difundida por los grabados del siglo XV, arraigó en América adquiriendo formas propias y características y apareciendo tipos como la famosa «Virgen de Quito» o Nª Sª de Guadalupe de México, convertidas en señas de la identidad americana.

San José Patriarca
San José, esposo de María no es padre biológico de Jesús, ya que según la religión católica, Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo. Sin embargo, su papel fundamental como cabeza de familia y responsable de Jesús le otorga un puesto importante en el belén. La tradición española, basada en ciertas visiones místicas, como las de Santa Teresa de Jesús, le presenta como un hombre barbado joven y apuesto, ataviado con colores simbólicos al igual que María, y con la vara florida que hace referencia a su condición de justo, equivalente bíblico de la santidad.

Los Tres Reyes Magos
La presencia de los tres reyes es indispensable en el belén tradicional. En América aparecen además elementos específicos, como la figura teatral del caballero de la Estrella. Esta figura, cuya representación se ha perdido en la Península, representa al caballero que -portando una estrella en su mano- guió a los reyes hasta Jesús. Los reyes suelen acompañarse de un riquísimo cortejo o «cabalgata». Es habitual encontrar también animales propios del espacio americano, de modo que los caballos son sustituidos por elefantes o llamas y a veces, aparecen simplemente dos reyes negros en lugar de los tres de diferentes razas.
Tipos Populares
El belén tradicional no es realista, sino simbólico, por lo que se compone de dos planos: el celestial y el terrenal, donde se colocan los personajes principales y secundarios. Entre éstos, es tradicional incluir los tipos populares de cada zona, cuyas figuras ofrecen un testimonio precioso de la vida de las gentes, por lo que acaban realizándose en cualquier época del año, como curiosidades o recuerdos del viajero.

Ángeles que danzan y vuelan
En el plano celestial del belén se disponen los ángeles, seres alados con apariencia de hermosos jóvenes, que danzan ante el portal o aparecen en escenas como la Anunciación o el Sueño de José. Para su representación la imaginación despliega todos los recursos de colorido y brillantez, logrando, en la época de los virreinatos, soluciones muy originales, aún presentes en el arte popular.

El escenario. Animales y elementos
El escenario es, con las figuras, un elemento indispensable del belén. Se ubica en un lugar a propósito, llegando a alcanzar importantes dimensiones, o bien se conserva en el interior de un mueble, a veces de gran riqueza.

El buey y la mula, en referencia a la profecía de Isaías, son uno de los elementos más antiguos del belén, seguidos por las ovejas, que caracterizan a los pastores. Tras ellos, se incorporan las caballerías de los Magos y una larga serie de animales de todo tipo que, a veces, alcanzan valores simbólicos o bien ambientan el paisaje dando color local.

Las edificaciones, entre ellas las casas de los padres de María, sus parientes Zacarías e Isabel, el palacio de Herodes o el Templo de Jerusalén, no faltan en los belenes virreinales y de la España barroca.

Parte III. El relato sagrado. Escenas del belén
El carácter intrínsecamente didáctico y visual de los belenes provocó que éstos, pensados en principio para mostrar las circunstancias sobrenaturales del nacimiento de Jesús, incorporaran otros episodios relativos a su infancia que, en el ámbito hispánico, adquieren una gran importancia y suelen ser los siguientes: Anunciación a María, Desposorios con José, la duda de José, Visitación, la petición de Posada, Natividad, Anuncio y adoración de los pastores, Epifanía o adoración de los Magos, Degollación de los inocentes, Sueño de José, Huída a Egipto, Circuncisión y Presentación, añadiendo a veces la escena de Jesús entre los doctores, pasajes del Génesis, de la Pasión y otros, ya fuera del ciclo navideño.

Anunciación a María
San Lucas ( L, 1.30-37) relata como el arcángel Gabriel anunció a María la concepción sobrenatural de su hijo Jesús. La representación de esta escena era frecuente en el arte medieval europeo y fue llevada a América, donde se han producido obras pictóricas y escultóricas con este asunto, algunas realizadas por importantes artistas. Con un planteamiento más popular, no puede faltar en los belenes tradicionales, aunque hoy se halla en desuso.

Desposorios
María se desposa con José, carpintero de oficio, hombre justo y recto, que se representa con una vara florida indicando su calidad personal. La escena, muy representada en la pintura, se ambienta en el Templo de Jerusalén, con sacerdote oficiante, invitados y los pretendientes de María que rompen sus varas secas.

Duda y sueño de José
José, ya desposado con María, advierte que está encinta y, sintiéndose engañado, decide repudiarla en secreto. Sin embargo, un ángel le advierte en sueños que nada debe reprocharle pues ha concebido gracias al Espíritu Santo, sin intervención humana. José, avergonzado, solicita su perdón. Esta escena, frecuente en la pintura, no lo es tanto en los belenes, aunque existen algunas imágenes que la representan.

Visitación a Santa Isabel
Isabel, esposa de Zacarías, queda encinta en su vejez y María acude a visitarla. Al sentir su presencia, su hijo (el futuro Juan el «Bautista») salta de gozo en el vientre de la madre. La escena de la Visitación da pié, en los belenes americanos, a mostrar una suntuosa mansión con todo su ajuar y multitud de detalles, incluidas las sirvientas que se asoman, curiosas.

Petición de Posada
María y José, emprendieron viaje para empadronarse y llegaron a Belén donde no había sitio en la posada, por lo que se vieron obligados a alojarse en establo, donde María dio a luz. El triste episodio se convierte para los cristianos en un símbolo piadoso por el que han de ofrecer el calor de sus corazones a Jesús y ayudar al necesitado. En América arraigó especialmente la representación del relato dando pie a tradiciones específicas, como «las Posaditas» o las «Jornaditas», también practicadas en España.

Natividad y Adoración de los Pastores
Según los Evangelios, Jesús nació en un establo, porque no había sitio en la posada, cumpliéndose así las profecías. Los primeros testigos de la Natividad de Jesús fueron los pastores de los campos cercanos, quienes, avisados en medio de la noche por los ángeles (Lucas, 1, 13), acudieron a venerarle, entre cantos celestiales y resplandores sobrenaturales.

La Epifanía o Adoración de los Magos
La tradición les otorga rango real y fija en tres el número de magos o sabios astrólogos que, según los evangelios, interpretaron la aparición de una estrella como anuncio del nacimiento de un gran rey, viajando hasta Jerusalén, donde pidieron información al rey Herodes quien se puso sobre aviso. Finalmente, encontraron a Jesús y le entregaron sus regalos simbólicos: oro, incienso y mirra. El episodio fue muy difundido por la Iglesia, como tema de prestigio y ha tenido gran importancia en el arte europeo y virreinal.

Huída a Egipto
Herodes esperó en vano la vuelta de los Magos con noticias que le permitieran localizar a Jesús, a quien consideraba un peligro para su corona. Al fin, cansado, decidió ordenar la muerte de los niños varones recién nacidos, pero José fue avisado en sueños por un ángel y huyó a Egipto con María y Jesús. La escena, muy representada, se adorna con detalles tomados de los evangelios apócrifos, como el «milagro de las mieses» -que crecen tras ser segadas despistando a sus perseguidores-, la palmera que los oculta en el desierto, o el arcángel San Miguel que, vestido de general, les guía.
– El cierre del ciclo: la Candelaria
El recorrido por el ciclo navideño se cierra con la referencia al fuego y las candelas encendidas, símbolo de la luz y la renovación constante a la que está ligada la vida humana.