Ayer comentábamos que por mucho éxito que haya tenido ARCO, que nadie lo duda, y de la buena gestión de su directora Lourdes Fernández, la presentación de sus cuentas debe mejorar. Así se presentaban antes las cuentas de muchas empresas: “hemos ganado un 20 por 100 más…” o “hemos perdido un 15 por menos…” y ese sistema fue desterrado gracias a la labor, entre otras, de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) que acabó con los “sobrecogedores”. Como muestra de que las cosas se pueden hacer de otra forma ahí están las cuentas de Art Madrid, la feria paralela de los desterrados de ARCO que se ha celebrado en las mismas fechas en los recintos feriales de la Casa de Campo (Palacio de Cristal). El lunes también se cerró este certamen y sus responsables se han apresurado a informar de que las ventas han sido de 20 millones de euros (un 300 por 100 por encima de las ventas del año pasado, que fueron de 7 millones de euros). En ARCO hay subvenciones públicas y hay que ser muy escrupuloso cuando el dinero no es tuyo; las galerías tienen que presentar trimestralmente sus declaraciones de IVA, por lo que las ventas no se pueden ocultar; como cualquier hijo de vecino las empresas de arte, o sus propietarios si son autónomos, tienen que declarar sus ingresos y sus beneficios y, además, en el caso de las obras de arte hay que informar a Hacienda cuando superan un determinado valor. Total que si no hay transparencia cualquiera podría pensar que se está pagando en negro. Volviendo a las cifras de Art Madrid, se pueden consultar en Cinco Días.
Como el vino es Cultura -¿qué habría sido de las civilizaciones del Mediterráneo sin el vino?- no está demás recoger el planchazo de la ministra Salgado que en vez de preocuparse por la salud de los alcohólicos –que en eso estamos todos de acuerdo- ha querido criminalizar a todo un sector equiparando el vino con las peores drogas. Efectivamente que el alcohol mata si su consumo no es responsable, igual que si se cruza la M-·30 sin respetar las señales.
Vuelve Marat-Sade de Peter Weiss al teatro María Guerrero y los actores de Animalario dicen que no van a escupir ni a agredir al público. ¡hombre, lo que nos faltaba! De todas formas algo hemos cambiado: antes era un obra clandestina; ahora la programan en los teatros gubernamentales. Lo explica Quico Alsedo en El Mundo y Julio Bravo en ABC y recuerdan aquella memorable puesta en escena por Alfredo Marsillac en El Español –en versión de Sastre- rodeados por “las lecheras” de los grises. Y es que como dicen los personajes de Buero Vallejo en La Fundación a veces los locos que están encerrados están más cuerdos que los sanos que están libres.

María Jesús Burgueño

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