Galería Fúcares de Madrid
Fotografías
Simeón Sáiz Ruiz
Del 1 de marzo al 7 de abril de 2007
Las obras que conforman esta exposición son el trabajo de los últimos años.
Los activistas medioambientales utilizan el término “amnesia del paisaje”, “un deslustre tan paulatino de la lozanía medioambiental que pasará inadvertida para quien, por haber estado envuelto por ese paisaje año tras año, tienda a comparar el aspecto de este con el que tenía el año anterior. Sólo conservando frescas en la memoria imágenes de cómo era el entorno natural hace mucho tiempo (tal vez porque hemos dejado de visitarlo) es posible calibrar su grado actual de decadencia.”[1]
Que poco podía imaginar cuando con mi primera cámara fotográfica recorría el Júcar que treinta años después volvería a fotografiar uno de sus tramos en un estado tan lamentable. Es cierto que no es un tramo que corresponda a la parte más turística de la ciudad, pero también es verdad que en mi infancia era un lugar casi virgen y paradisíaco. Hasta él sólo llegaban caminos en l hierba y los niños se bañaban junto a un puente de madera. Hoy el puente es de hormigón y el asfalto acompaña al agua en su curso. Nadie se baña allí ya y las urbanizaciones son las únicas que parecen acercarse al agua. El río, como si se hubiese construido contra él y no con él, ha quedado convertido en una tierra de nadie, lugar de paseo de los jubilados y de acampada de vendedores ambulantes. Las márgenes están sucias. No es sólo la porquería que arrastran las crecidas y que con la sequía queda depositada en árboles y tierra. Es también que la gente ensucia sin reparo y nadie limpia.
Las fotos, no expresan nostalgia ninguna, ni por un pasado perdido ni por un presente que no es, ni están en contra de la arquitectura y de la renovación de nuestros edificios, ni contra las obras públicas sean de grandes o pequeñas infraestructuras. Tampoco critican la pasividad de la administración allí donde no hay valor publicitario, ni tampoco acusan a un consumidor insolidario y egoísta. Tampoco explican por qué ocurre. Sólo constatan que ambos fenómenos se producen. Que sean interrelacionados es ya una suposición del autor. De esa suposición se derivan metáforas potentes porque ya nos habitan hace tiempo: los deshechos del consumo se convierten en nuestros nuevos paisajes artificiales, nuestra nueva naturaleza, mientras que la naturaleza real se parece cada vez más a un deshecho. Ambas imágenes se funden en una cuanto más se acercan al escenario de una película de ciencia ficción de dudoso gusto.
Pero las fotos no escenifican nada. Simplemente muestran en el más puro estilo documental. Lo que se ve es lo que hay. ¿No es del documento de donde surge la obra de arte más potente? Con todo, estas fotos presentan pretensiones modestas, documentan desde dentro y no son de grandes eventos. No estamos hablando ni de los restos del Prestige, ni de las huellas del Katrina, ni me he tenido que ir muy lejos para tomar unas fotos y otras. La zona del río la conozco desde mi infancia y hubiese podido poner el trípode casi a ciegas. Los contenedores los he encontrado todos alrededor de mi casa en Madrid. Es un mundo muy conocido y reducido sin catástrofes ni técnicas ni naturales. Estoy seguro que muchos de los espectadores de estas fotos tendrán en su mente otros microcosmos semejantes.
Simeón Sáiz Ruiz
Datos de interés:
GALERÍA FÚCARES
Del 1 de marzo al 7 de abril de 2007
28004 Madrid