Más de un siglo después de que Sigmund Freud entrase al asalto en el mundo de la psicología –algunos dice que como elefante en una cristalería-, y sus colaboradores y discípulos extendiesen conceptos como los de inconsciente, ego o complejo, no pocos especialistas en recursos humanos sienten la tentación de clasificar a candidatos y profesionales en una de las tipologías en las que desde entonces se ha dividido a las personas. Marie Louise von Franz (1915-1998), discípula durante más de veinticinco años de C.S. Jung –colaborador a su vez del creador del psicoanálisis- se adentró sobre todo en el mundo de la interpretación de los sueños, pero dejó a la posteridad interesantes estudios de uno de los modelos sicológicos más caracterizados y hoy, en pleno siglo XXI, verdaderamente frecuente. Nos referimos al llamado “puer aeternus”, término latino que suele ser traducido como infancia eterna.
La editorial Kairós ha publicado la trascripción de doce conferencias sobre el tema que la psicóloga pronunció en Suiza en 1960. Casi cincuenta años después, con gran parte de sus criterios y opiniones claramente superados, asombra comprobar la extensión del fenómeno en todo occidente. El término se utilizó entonces para describir a cierto tipo de hombre: afectuoso, encantador, creativo, siempre en busca de sus sueños, con una peculiar vitalidad que tiende a agotar a quienes les rodean. Alguien que parece no haber abandonado la infancia y con una apariencia externa de sencillez verdaderamente atractiva. Lo que entonces se denominó “puer aternus” se describe hoy con un término bastante asentado en lenguaje coloquial: el complejo de Peter Pan. A quien escribe estas líneas le asombra pensar lo extendido que está entre muchos profesionales de la creación, gestión, promoción y comunicación de la cultura, quizá por tratarse de un ámbito estético y libre que ofrece muchas posibilidades para desarrollarse, un auténtico campo abonado. El “puer aeternus” regala una imagen exterior de ingenuidad e idealismo. Parece ser paciente, sosegado, con una capacidad de aguante infinita, pero un día estalla y se aparta radicalmente de personas, modas o responsabilidades. Es devorador de experiencias, creativo a más no poder, dispuesto de generar iniciativas e incluso de ponerlas en marcha, cualidad por la que suele triunfar en una primera fase de cualquier puesto laboral, pero incapaz de soportar su día a día. Se nos presenta como sensible, con tacto, pero sus sentimientos son poco intensos, pues inconscientemente goza de la transitoriedad de las relaciones humanas. En ellas, llama compromiso a una relación que en su interior considera eventual y de superioridad…
Es un tipo psicológico verdaderamente curioso: parece valiente, pero no tiene el coraje de exponerse a situaciones que piensa podrían hacerle desgraciado. Por eso, cuando llega una crisis, se convierte de repente en decepcionado, cuando no amargado. Su brillo se torna entonces cinismo. Cuando recupera las fuerzas, adopta de nuevo su papel, se convence de que está viviendo y elude analizar qué causó sus dificultades.
La autora asocia este tipo de hombre a un fuerte complejo materno, que cristaliza en un comportamiento semejante al adolescente. Como paradigma, nos propone la figura de “El principito”, la obra de Antoine de Saint-Exupéry que suele ser libro de cabecera de los seguidores de Peter Pan. De nuevo nos ha sorprendido constatar que tres conocidos a quienes se les puede asociar esos síntomas nos han manifestado que la lectura de ese libro marcó su adolescencia…
Von Franz es magistral en el diagnóstico. Sólo por ello merece la pena leer su obra. Pero a partir de la descripción de los síntomas, su interpretación se nos presenta con dos características contradictorias: un ataque recurrente a la práctica totalidad de la herencia psicológica de milenios de vida y civilización en occidente a la que se suma la adopción acrítica de los tópicos más acrisolados del psicoanálisis, que es elevado en un ejercicio de sincretismo filosófico y antropológico a la categoría de dogma procedimental. “El puer aeternus” es un libro de brutales contrastes.
“El puer aeternus”
Marie Louise von Franz
Barcelona, Editorial Kairós, 426 pág.
ISBN: 84-7245-619-6
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