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El vicario de Wakefield, de Oliver Goldsmith.

Parábolas y fábulas en la campiña inglesa

Por Andrés Merino
// \u003c/font\>\u003c/b\>\u003c/p\>\n\n\u003cp style\u003d\»text-align:justify\»\>\u003cfont size\u003d\»4\» face\u003d\»Garamond\»\>\u003cspan lang\u003d\»ES\» style\u003d\»font-size:13.0pt;font-family:Garamond\»\> \u003c/span\>\u003c/font\>\u003c/p\>\n\n\u003cp style\u003d\»text-align:justify\»\>\u003cfont size\u003d\»4\» face\u003d\»Garamond\»\>\u003cspan lang\u003d\»ES\» style\u003d\»font-size:13.0pt;font-family:Garamond\»\>En 1766 se publicaba en\nLondres una de las obras más populares de la literatura inglesa de la centuria,\n“El vicario de Wakefield”, escrita por el novelista, poeta y\ndramaturgo Oliver Goldsmith. Como un paseo por la campiña inglesa, su argumento\navanza por un camino de recursos estilísticos cuyo paisaje se describe con todo\ntipo de detalles. A un lado, entretenidas fábulas. A otro, formidables parábolas.\nEn el empleo de las primeras el autor no tiene nada que envidiar a los\nescritores franceses de la época, a los que la Ilustración regaló sin esfuerzo\ncrítico la fama de la que han gozado desde entonces. En las segundas, con mayor\nbrillantez, los medios pedagógicos bíblicos han sido tomados en toda su riqueza,\ncon objeto de transmitir enseñanzas éticas y morales mediante un relato, ante\ncuyo desenlace el lector o espectador puede identificarse plenamente con cualquiera\nde sus protagonistas y aprovechar una preciada lección final.\u003c/span\>\u003c/font\>\u003c/p\>\n\n\u003cp style\u003d\»text-align:justify\»\>\u003cfont size\u003d\»4\» face\u003d\»Garamond\»\>\u003cspan lang\u003d\»ES\» style\u003d\»font-size:13.0pt;font-family:Garamond\»\>Son precisamente la\ncondición del protagonista, el vicario anglicano Primrose, y las peripecias de\nsu mujer y su numerosa prole, las que proporcionan el ambiente para una bien\nconstruida recreación en paralelo de la historia del infortunado Job, sobre el\nque llueven continuas calamidades. A pesar de momentos de duda, el piadoso\npastor soporta catástrofes económicas, familiares y sociales, que Goldsmith\nconsigue transmitir con una magistral combinación de dramatismo e irónica\nreflexión. En este punto son especialmente atractivos los pensamientos sobre los\nproblemas generados por el seguimiento riguroso de los convencionalismos de la época. Para su\ncrítica se emplea una clara misoginia que sólo encuentra explicación –que\nno justificación- en la época histórica del relato. Con diferencia numérica\nabismal, los personajes masculinos son tratados con benevolencia aun cuando sus\nactos sean objetivamente criticables, mientras que hasta las cintas del pelo de\nlas mujeres parecen merecer la filopuritana reprobación del protagonista.»,1] );
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En 1766 se publicaba en Londres una de las obras más populares de la literatura inglesa de la centuria, “El vicario de Wakefield”, escrita por el novelista, poeta y dramaturgo Oliver Goldsmith. Como un paseo por la campiña inglesa, su argumento avanza por un camino de recursos estilísticos cuyo paisaje se describe con todo tipo de detalles. A un lado, entretenidas fábulas. A otro, formidables parábolas. En el empleo de las primeras el autor no tiene nada que envidiar a los escritores franceses de la época, a los que la Ilustración regaló sin esfuerzo crítico la fama de la que han gozado desde entonces. En las segundas, con mayor brillantez, los medios pedagógicos bíblicos han sido tomados en toda su riqueza, con objeto de transmitir enseñanzas éticas y morales mediante un relato, ante cuyo desenlace el lector o espectador puede identificarse plenamente con cualquiera de sus protagonistas y aprovechar una preciada lección final.

Son precisamente la condición del protagonista, el vicario anglicano Primrose, y las peripecias de su mujer y su numerosa prole, las que proporcionan el ambiente para una bien construida recreación en paralelo de la historia del infortunado Job, sobre el que llueven continuas calamidades. A pesar de momentos de duda, el piadoso pastor soporta catástrofes económicas, familiares y sociales, que Goldsmith consigue transmitir con una magistral combinación de dramatismo e irónica reflexión. En este punto son especialmente atractivos los pensamientos sobre los problemas generados por el seguimiento riguroso de los convencionalismos de la época. Para su crítica se emplea una clara misoginia que sólo encuentra explicación –que no justificación- en la época histórica del relato. Con diferencia numérica abismal, los personajes masculinos son tratados con benevolencia aun cuando sus actos sean objetivamente criticables, mientras que hasta las cintas del pelo de las mujeres parecen merecer la filopuritana reprobación del protagonista.// \u003c/font\>\u003c/p\>\n\n\u003cp style\u003d\»text-align:justify\»\>\u003cfont size\u003d\»4\» face\u003d\»Garamond\»\>\u003cspan lang\u003d\»ES\» style\u003d\»font-size:13.0pt;font-family:Garamond\»\>De lectura grata y no\nexento de muy logrados monólogos, el libro fue concebido sin duda pensando en\nsu representación teatral. Aunque algunos sean trágicos, los acontecimientos se\nimponen con suave cadencia, siguiendo un orden armónico de planteamiento, nudo\ny desenlace, aquella propuesta clásica que ya había anidado bien en la\nliteratura británica, aun antes de Shakespeare. \u003c/span\>\u003c/font\>\u003c/p\>\n\n\u003cp style\u003d\»text-align:justify\»\>\u003cfont size\u003d\»4\» face\u003d\»Garamond\»\>\u003cspan lang\u003d\»ES\» style\u003d\»font-size:13.0pt;font-family:Garamond\»\>Es imposible no asociar\nla redacción de la novela al momento histórico que vivió su autor. El libro fue\npublicado a comienzos del reinado de Jorge III, menos de diez años antes del\ncomienzo de la guerra de la independencia norteamericana. En cierto modo, los\ntipos y situaciones recogidos son todo un preludio del posterior ejercicio de\naquella flema británica que hizo posible en pocas décadas no sólo digerir una traumática\nseparación de las colonias, sino sostener un entorno de buenas relaciones que\nsuperaron la histórica pugna. El vicario ideado por Goldsmith es con todo una\nespecie de precursor del citado monarca británico que, aun procediendo de la\ndinastía alemana de los Hannover, fue el primero de su familia en hablar inglés\ndesde niño. Si el vicario reacciona ante cada sinsabor de la vida con una\nparsimonia al filo de lo inquietante, el rey Jorge escribirá en su diario, el 4\nde julio de 1776, “Nada importante ha sucedido hoy”. Aquél día se\nhabía firmado la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.\u003c/span\>\u003c/font\>\u003c/p\>\n\n\u003cp style\u003d\»text-align:justify\»\>\u003cfont size\u003d\»4\» face\u003d\»Garamond\»\>\u003cspan lang\u003d\»ES\» style\u003d\»font-size:13.0pt;font-family:Garamond\»\> \u003c/span\>\u003c/font\>\u003c/p\>\n\n\u003cp style\u003d\»text-align:justify\»\>\u003cb\>\u003cfont size\u003d\»4\» face\u003d\»Garamond\»\>\u003cspan lang\u003d\»ES\» style\u003d\»font-size:13.0pt;font-family:Garamond;font-weight:bold\»\>Andrés\nMerino\u003c/span\>\u003c/font\>\u003c/b\>\u003c/p\>\n\n\u003cp style\u003d\»text-align:justify\»\>»,1] );
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De lectura grata y no exento de muy logrados monólogos, el libro fue concebido sin duda pensando en su representación teatral. Aunque algunos sean trágicos, los acontecimientos se imponen con suave cadencia, siguiendo un orden armónico de planteamiento, nudo y desenlace, aquella propuesta clásica que ya había anidado bien en la literatura británica, aun antes de Shakespeare.

Es imposible no asociar la redacción de la novela al momento histórico que vivió su autor. El libro fue publicado a comienzos del reinado de Jorge III, menos de diez años antes del comienzo de la guerra de la independencia norteamericana. En cierto modo, los tipos y situaciones recogidos son todo un preludio del posterior ejercicio de aquella flema británica que hizo posible en pocas décadas no sólo digerir una traumática separación de las colonias, sino sostener un entorno de buenas relaciones que superaron la histórica pugna. El vicario ideado por Goldsmith es con todo una especie de precursor del citado monarca británico que, aun procediendo de la dinastía alemana de los Hannover, fue el primero de su familia en hablar inglés desde niño. Si el vicario reacciona ante cada sinsabor de la vida con una parsimonia al filo de lo inquietante, el rey Jorge escribirá en su diario, el 4 de julio de 1776, “Nada importante ha sucedido hoy”. Aquél día se había firmado la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.

“El vicario de Wakefield”
Oliver Goldsmith.
Madrid
, Ed. Rialp, 228 pág.


Redacción

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