En más de una ocasión hemos hecho referencia a la desafortunada actuación del ex ministro de Hacienda Antonio Barrera de Irimo (1973/74), un hombre brillante en todas sus responsabilidades, pero que presionado por unas circunstancias políticas realmente excepcionales (asesinato de Carrero Blanco y muerte de Franco) no quiso reconocer que la crisis energética provocada por el clima de tensión desatado en Oriente Medio pudiera tener repercusión en España. Pues bien, salvando las circunstancias históricas y el tiempo transcurrido, nos encontramos ante unos hechos similares, con otro protagonista: el ministro de Economía Pedro Solbes, un hombre sensato aunque cada vez más devaluado ante la terca realidad. La subida de la inflación (nueve décimas, hasta alcanzar el 3,6 por 100) no es un repunte como otras veces, sino una subida brutal, la más alta en los últimos 10 años a la que se añade el incremento de los precios de los carburantes (10 por 100 en 2007), que no encuentra techo y se espera que continúe su escalada. Otras alarmas ya han sonado, como la crisis inmobiliaria, una realidad con decenas de miles de pisos que no encuentran comprador a pesar de que tanto el lobby de los constructores como el Gobierno se niegan a reconocer la gravedad del problema, un problema que según los últimos datos del CIS es el más importante para la mayoría de los españoles, por encima incluso del terrorismo. El Banco de España insiste en que los pisos están entre un 20 y 30 por 100 por encima de su valor real y el último informe del Deutch Bank augura una rebaja del 8 por 100 en los precios a lo largo del 2008. España ya no crecerá como en los últimos años al 3 ó al 4 por 100 y las previsiones apuntan al entorno del 2 por 100 en el próximo ejercicio. Las cifras del paro aumentan cada mes y con ello la bolsa de subempleo, especialmente de emigrantes que además de no tener papeles se verán abocados a sobrevivir en áreas de marginación. (Los últimos datos sobre población reclusa son tremendos: uno de cada tres reclusos es emigrante, pero es que la población emigrante en España no es más que 10 por 100 del total. Saque cada uno sus propias conclusiones). De la balanza comercial es mejor no hablar ya que la diferencia entre exportaciones e importaciones es abismal. Y este no es un panorama catastrofista, simplemente queremos hacer hincapié en que no se puede aplicar la política del avestruz y esconder la cabeza. Reconocer los problemas y afrontarlos es una prioridad y no echar balones fuera como si ya no hubiera que asumir responsabilidades hasta abril, una vez pasado el Rubicón de las elecciones. El que la Bolsa suba no tiene nada que ver con que cada vez es más difícil llegar a fin de mes para familias mileuristas e hipotecadas. Si el BCE no está ciego seguirá subiendo los tipos de interés o la inflación, que es el peor impuesto para las familias modestas, se comerá el escaso crecimiento de la
Economía española. La bajada del euribor de hoy al 4,647 por ciento no es más que un espejismo. Si no, al tiempo.