20 de noviembre – 5 de enero, 2008
En torno a una veintena de óleos se despliega la personal sinfonía de colores, una celebración de la música cósmica, como ha sido descrito por Jean- Paul Desroches, Conservador Jefe del Musée National des Arts Asistiques-Guimet (Paris) en el ensayo introductorio del catálogo de su exposición en la Galería de New York. Pinturas abstractas brillantemente colorea-das y profundamente arraigadas a su larga trayectoria en torno a la pintura occidental y oriental; resultado de un apasionado y dedicado viaje artístico. La fuerza, la energía y el peso de su obra, así como su firme anhelo por el calado artístico de las dos culturas, eleva el trabajo de Chu Teh- Chun a su clasificación dentro de la pintura china moderna y contemporánea.
El crítico Francisco Calvo Serraller, en el texto introductorio del catálogo de esta exposición, define así la obra reciente del pintor: (…) Acabo de utilizar para ello el término “decantación”, porque Chu Teh-Chun lleva medio siglo fascinado por la química de la luz, sobre la que ha vuelto, una y otra vez, pero con una progresiva depuración, que, finalmente, cabe calificar, en efecto, de “vibrante”. Es cierto que hay muchas formas de interpretar la vibración luminosa en pintura, la cual, en principio, sólo nos indicaría que quien la practica lo hace de una manera “vivaz”, pero, en el caso de Chu Teh-Chun, esta vibración es de una refulgencia de sorda palpitación, como el brillo incandescente de unas ascuas ardientes proyectando luces cálidas en derredor. Hay en ello como el brillo de la alegría (…).
En 1949 Chu se mudó a Taiwán donde se convirtió en profesor del departamento de Bellas Artes de la Universidad Nacional. En 1953 realizó un encargo para el Museo Nacional de Historia de Taiwán sobre el tema de la Historia de China desde Sun Yat Sen (Sun fue el fundador de la Primera República China en 1911). Un poco después, en 1955 Chu se trasladó a Paris donde estudió francés, asistió a clases en la Académie de la Grande Chaumière, y se sumergió en las obras maestras expuestas en el Louvre.
Después de comenzar con un estilo figurativo, el trabajo de Nicolas de Staël (1914- 1955) inspiró a Chu a meditar en un antifiguración y en el protagonismo de la visión sobre la representación, un principio esencial de la pintura china. Su propósito, como otros de los más importantes pintores chinos de su generación, fue el de unir los conceptos de Oriente y Occidente.
En 1958, Chu tuvo su primera exposición individual en Paris, en la Galerie du Haut-Pavé, y de este modo inició una trayectoria de gran éxito, ahora documentada en numerosas monografías y estudios sobre su trabajo. En 1997, fue el primer artista de origen chino elegido para pertenecer como miembro a la prestigiosa Academie des Arts et Lettres (Paris).
Datos de Interés:
Galería Marlborough.
Orfila, 5 28010 Madrid.
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