12 diciembre 2007- 2 marzo 2008
El Museo del Traje. CIPE custodia una excelente colección de recortables que constituye un exhaustivo recorrido por la evolución de estas láminas desde sus inicios hasta la actualidad. Pero no solo es destacable esta colección por abarcar cronológicamente toda la historia del recortable, también lo es por tener muestras de prácticamente todas las tipologías de láminas que se imprimieron. En esta exposición se recogen ejemplares españoles, franceses, rusos etc.., hasta un total de cuarenta y ocho, fechados entre 1850- 1955.
Los recortables eran y siguen siendo láminas aptas para todos los bolsillos y para todas las edades. Se trata de juguetes infantiles que abarcan todas las variantes existentes, desde medios de transporte a casas, muñecas, teatrillos o soldados. Pero también los hay destinados fundamentalmente a un público adulto, ya que la dificultad que implica su montaje exige unos conocimientos y una habilidad casi de maquetista.
En ocasiones tienen un valor estético evidente ya que algunas láminas son verdaderas obras maestras del arte de la impresión, realizadas por dibujantes muchas veces anónimos. Los recortables poseen además una importante característica que los hace muy especiales: deben ser “construidos”, ya que lo que se adquiere es siempre una lámina impresa, y el “jugador” tiene que fabricarse el juguete.
Otras veces el juego consiste precisamente en la propia construcción y una vez realizado el objeto el juego termina, y lo que queda es la pieza montada. Por ello nunca fueron parte de los denominados juegos pasivos, ya que siempre exigen un alto nivel de colaboración por parte del usuario.
Así, las láminas recortables fueron creadas la mayor parte de las veces como juguetes u objetos para el entretenimiento. Lo que no les resta valor como instrumentos de alto valor pedagógico. Pero en la actualidad, al margen de su evidente valor estético, son ya documentos que pueden aportar gran cantidad de información para cualquier estudio de carácter antropológico o cultural.
La exposición se plantea con cuatro objetivos fundamentales:
– Mostrar parte de las colecciones ocultas del Museo del Traje.
– Valorar este tipo de juguetes como documentos que pueden aportar datos de gran interés sobre la época en que se imprimieron.
– Destacar el valor pedagógico que tuvieron, que no es comparable con ningún otro juego actual.
– Valorar el contenido estético que poseen muchos de ellos ya que algunas de las tipologías que mostramos son estupendas muestras del arte tipográfico.
Además se muestran algunos de los recortables montados, tal y como quedaban una vez “construidos” es decir, recortados y pegados. Para ello el museo ha realizado copias idénticas de muchas de las láminas así como de los teatros, y las mostramos recortadas y montadas en las vitrinas para que sea posible contemplar no sólo la lámina original sino también el recortable una vez montado.
El valor pedagógico que tuvieron los recortables es indudable, se utilizaron para enseñar Historia, Geografía o Literatura. Otros ejemplares mostraban ilustraciones de cuentos populares que los niños tenían que recortar y montar. Jugando con los teatrillos recortables de papel los niños leían clásicos del teatro como el Tenorio o El Mercader de Venecia para luego pasar a representarlas. Las láminas de recortables se convirtieron así en un excelente vehículo cultural siendo demás buenos instrumentos para el desarrollo de las capacidades relacionadas con la representación espacial, así como con la adquisición de destrezas manuales finas.
Esta función pedagógica se convirtió en medio de propaganda política durante la Guerra Civil y los años de postguerra. Las láminas recortables pasaron de representar batallas imaginarias a centrarse en un conflicto bélico real y cercano. Cada bando editaba sus láminas con un claro contenido político y propagandístico, que en el caso de los vencedores se extendió a los años de la dura postguerra. Se reflejaban en los diferentes recortables a combatientes de uno u otro bando, dependiendo de la zona en que estuviese la imprenta en cuestión. Así en Barcelona Seix Barral, Bruguera o El niño publicaban láminas de soldados del Ejército Popular; mientras que en Zaragoza Uriarte y El Toro o en Galicia El Faro publicaban imágenes del Bando Nacional. Bruguera editó también figuras de cartón troqueladas con las que se podían formar unidades del Ejército Republicano.
Es posible seguir toda la evolución de la guerra a través de las láminas que se imprimieron, mientras que los republicanos contaron con representaciones de algunos de sus líderes como las de Durruti, en el bando nacional no aparece ningún retrato del General Franco, por ejemplo, a diferencia de las muchas representaciones que encontramos en carteles y tarjetas postales, por citar dos instrumentos propagandísticos habituales en el conflicto.
En Madrid destacó en estos momentos la editorial La Tijera que tras la entrada de las tropas franquistas en la ciudad editó varias series dedicadas a los vencedores, divulgando posteriormente gran cantidad de recortables de “flechas” y “pelayos” así como de jóvenes falangistas. La Tijera se había fundado en 1924 y sus primeras piezas se caracterizaron por tener una peana doble que unía la cara y la espalda del personaje al recortar. Fue la editorial que popularizó y extendió al máximo los recortables en España, de La Tijera son también muchos de los mejores recortables volumétricos de la época, destacando la minuciosidad de sus construcciones y la calidad de sus láminas de animales.
En la actualidad los recortables son juguetes minoritarios, aunque todavía los podemos encontrar en algunas librerías o como reclamos publicitarios que determinadas marcas incluyen como regalo con sus productos. Los recortables más conocidos hoy por el gran público son probablemente las muñecas, aunque también sobreviven, con cierto éxito entre los iniciados, las maquetas de papel ya sean teatros, vehículos o arquitecturas de todo tipo.
No obstante no son ya juguetes extendidos popularmente, muchas veces el concepto de juego que transmiten no tiene tanto éxito hoy. Prácticamente ningún juguete tiene en la actualidad las pretensiones culturales que algunos recortables tuvieron. Aunque obviamente siguen fabricándose juguetes con un alto componente didáctico, en general son considerados socialmente –salvo excepciones de uso minoritario- un instrumento para el puro entretenimiento.
MUSEO DEL TRAJE.
Avda. Juan de Herrera, 2. 28040.
12 diciembre 2007- 2 marzo 2008
Entrada gratuira:
exposición temporal.
FICHA TÉCNICA:
Comisariado y Textos: Teresa García Cifuentes
Coordinación: Alicia Gómez Gómez
Diseño del Montaje: Marina Martínez de Marañón Yanguas
Datación piezas: Fransesc D´A. López Sala
Diseño Gráfico: Pepa Cano García
Producción y Montaje: Equipo Técnico Museo del Traje. CIPE.
Fotografía: David Serrano Pascual