Pasaron los Reyes, se apagaron las luces y se acabó la fiesta. No sé lo que dirán las estadísticas sobre las compras en Navidad en estos primeros días de rebajas, pero si sirve de algo lo que uno ve y oye, estas fechas han debido ser de las peores en los últimos años. Salvo días y horas muy contadas no han habido colas, aglomeraciones, ni ventas espectaculares.
Las tiendas tienen más carteles de ofertas que personas comprando y no parece que la cosa vaya a mejorar. No sé si ustedes leen prensa económica, pero las noticias de los últimos días son demoledoras. La Bolsa pierde dinero a espuertas, aumentan las cifras del paro, disminuye el número de afiliados a la Seguridad Social y se incrementan los morosos. Abundan los «profits warnings» (que para los no iniciados son los avisos que adelantan las empresas de que no van a cumplir los objetivos), y la crisis recorre Europa tras pasearse por Estados Unidos. No se vende un piso pese a que el lobby de la patronal sigue insistiendo en que los precios no bajan (pues oiga, sí bajan) y las sociedades inmobiliarias se están pegando un batacazo de órdago. Si esto sigue así es mejor comprar una inmobiliaria entre varios amigos con dinero y hacerse con la propiedad de los solares e inmuebles que venden que comprar los pisos uno a uno. Y a todo esto Zapatero acusa de falta de patriotismo a los que están avisando de que la economía se va a pique y que las familias las van a pasar canutas, sobre todo las de los emigrantes que han venido atraídos por el efecto llamada de la regularización y que se van encontrar sin oficio ni beneficio.
Pero tampoco en el PP cogen el toro por los cuernos. Entre Cañete y Costa marean la perdiz sin que se sepa cuales son los mensajes del cambio. Rajoy, en palabras que otros interpretan, parece que quiere decir que va a bajar los impuestos, especialmente el de sociedades, pero ha debido asustarse porque no ha salido a la palestra a confirmarlo con luz y taquígrafos. De momento los periodistas que actuan de corifeos de lider del PP han aplaudido hasta con las orejas, pero es que ellos también son empresarios, así que todo se queda en casa. Habría que preguntarles a los ciudadanos de a e pie, porque si bajan las tarifas del IRPF y tambien las del impuesto de Sociedades, y desaparece el del Patrimonio y el de Sucesiones, pues a lo mejor las cuentas no salen. A no ser que vayan a subir el IVA, y entonces lo pagamos todos, y vaya lo comido por lo servido. No se crean que la cosa está nada clara, porque si todavía existiera el Banco de España el Gobernador Fernández Ordóñez ya habría subido los tipos de interés para que no se desboque la inflación, pero como ahora dependemos del BCE ¿quien le pone el cascabel al gato?
Porque franceses y alemanes se oponen a que el dinero se encarezca y se estanque el pobre crecimiento de la economía en la zona euro. Y ahora Zarkozy, que en teoría es de derechas, quiere que las empresas repartan los beneficios con los empleados, aunque para compensarlo quiere abolir la semana de treinta y cinco horas.
Como ven una situación altamente incendiaria a sesenta días de las elecciones y los partidos en vez de ocuparse de las cosas de comer (y no hemos hablado de la cesta de la compra) están enzarzados con las listas. Es que no aprenderemos nunca.