Enrique Ochoa (1891-1978)


Del 18 de diciembre al 19 de enero de 2008

Fundación Barceló

Enrique Estévez Ochoa
Nació en el Puerto de Santa María (Cádiz), el 14 de abril de 1891. A los diez años ingresó en el colegio María Cristina, de Toledo, para huérfanos de militares. Alumno de la Academia Militar, dejó la carrera para dedicarse al estudio del dibujo al tiempo que admiraba la pintura de El Greco, que tanto influiría en su obra. Estuvo en Madrid y en Sevilla donde se matriculó en la Academia Superior de Bellas Artes.

En 1914 celebró su primera exposición en Madrid, ciudad en la que compartió estudio con Luis Bagaría. Entre 1914 y 1918, pasó largas temporadas en París, y conoció a Jean Cocteau y a Picasso. Instaló su estudio en Madrid, participando en la vida artística y cultural de los años veinte. Después, ya en Barcelona, expuso con frecuencia en las galerías Layetanas.

Como ilustrador, y según su biógrafo Francisco M. Arniz, llegó a ilustrar unas doscientas obras literarias. Destacan, una edición de lujo de las obras completas de Rubén Darío y una edición especial de “El Quijote”. Colaboró en las revistas “La Esfera”, “Estampa” y “Blanco y Negro”, en ésta, ininterrumpidamente, entre 1917 y 1930.

Durante la Guerra Civil residió en París, donde expuso con frecuencia. En un viaje de estudios por Italia, se sintió atraído por el Renacimiento italiano. Algunos críticos le calificaron como “renacentista de espíritu”.

Acabada la Guerra, y ya en Mallorca, residió durante años en una celda de la Cartuja de Valldemossa, creando las “Imágenes Internas”, reflejo de un mundo onírico, e inició la etapa denominada “Plástica musical”, plasmando las imágenes que le sugerían las composiciones de los grandes maestros, tales como Chopin, Beethoven, Debussy, Bach, Albéniz, Falla, etc.

Sus dibujos y pinturas merecieron elogiosos comentarios de Joaquín Turina, Manuel de Falla, Andrés Segovia, Pau Casals, José Francés, etc. Son obras en las que la figuración se va diluyendo hasta alcanzar la casi total abstracción. Cultivó mucho el retrato, así como el paisaje, las marinas, los temas religiosos, históricos y costumbristas. Su obra plástica, en general, fue comentada por García Lorca, Rubén Darío, Amado Nervo, José María de Sucre, Picasso, Apollinaire, Jean Cocteau, Rafael Alberti, etc.

En 1950, realizó unos murales para Son Galcerán, Valldemossa, sobre temas del “Romancero gitano” de García Lorca. Durante estos años pintó temas lorquianos, así como un retrato del poeta.

Tras dejar Valldemossa, instaló un estudio –museo, la “Mansión del Arte”, en la calle de Apuntadores, nº 13, de Palma, con obras suyas, de Carmen Osés y de otros artistas, así como objetos de arte.

Realizó también exposiciones en Granada, Málaga, Ibiza, Roma, Milán Venecia, Bruselas, Berna, Copenhague y en numerosas ciudades latinoamericanas, que visitó entre 1940 y 1950, destacando las de Buenos Aires, Río de Janeiro y Montevideo. En Palma, expuso casi anualmente en las Galerías Costa.

Desde 1963 dirigió el museo de Menestralía, en Campanet (Mallorca), propiedad de Gabriel Mateu. En 1975, la galería “Mundi-Art-2”, de Palma, en colaboración con la Fundación Estrada Saladich y unos ochenta pintores residentes en las Baleares le dedicaron una exposición homenaje.

Murió en Palma de Mallorca el 6 de septiembre de 1978. Sus restos fueron trasladados al Puerto de Santa María, ciudad en la que una calle lleva su nombre. La última exposición antológica de la obra de Ochoa tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en mayo de 1981.

Premios:
En 1922, medalla de bronce de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid; Gran Premio de la Bienal de Venecia de 1936. En 1948, Premio de la Exposición Internacional Hispano –Americana en Madrid. En 1950, primera medalla de la Exposición de Arte Sacro, en Roma. En los Salones de Otoño de Madrid, primera medalla de honor (1968) y medalla extraordinaria “Princesa Sofía” (1969).

Distinciones: Grand Officier de I´Ordre de P.A.H.C., de París 8medalla de oro); Medalla de oro de “Arts –Sciences- Lettres”, de París. Hijo Predilecto de su ciudad natal; Medalla “Don Quijote” (1950); Gran Premio Internacional de la Amistad Franco –Hispana de la Alta Academia Internacional de Lutèce (París, 1970); Medalla de oro de “Le Génie FránÇais”, Académico de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, de la de San Sebastián de Palma de Mallorca, (1960), ocupando la vacante que dejó al morir Anglada Camarasa. Académico de honor de la de San Telmo de Málaga y de la de Santa Cecilia de El Puerto de Santa María.

Bibliografía:
“Ochoa. Las imágenes internas”, de José María Sucre y “Valldemossa y Enrique Ochoa”, de Mariano Sola.

Don Enrique, como le solían llamar los jóvenes pintores de entonces, pues su talante y su señorío infundían respeto, supo dar testimonio de su época mediante un lenguaje adecuado y basado en el rigor y la madurez. Sus experiencias pictóricas eran ambiciosas y alcanzaban la sensatez técnica propia del artista. No en vano fue el creador de las ya mencionadas “Imágenes Internas” y de la “Plástica Musical”, intima comunión entre la música, la poesía y la plástica. No es de extrañar que Manuel de Falla dijese que “la pintura musical de Ochoa es un sueño órfico”.

Pep Bauzà i Pizà

Datos de interés:
Enrique Ochoa (1891-1978)

Del 18 de diciembre al 19 de enero de 2008

Fundación Barceló

Casa del Marqués de Reguer

C/ Sant Jaume, 4 – (07012 Palma de Mallorca)