No se podrá quejar Manuel Borja-Villel del recibimiento que le han dedicado de forma unánime los medios de comunicación y, en general, todo el mundo de la Cultura, con el ministro César Antonio Molina a la cabeza. Tan sólo nos depara la Historia un recibimiento semejante y fue el de Fernando VII, aunque luego nos salió rana, y trocó las cañas constitucionales en lanzas absolutistas. Borja-Villel ha sido entronizado sin una sola crítica y mira que es difícil poner de acuerdo al Gobierno y a la oposición en periodo preelectoral.
El Reina Sofía es triste y frío como corresponde a su origen como hospital de jornaleros y el nuevo director tiene que llenarlo de vida. Sus ideas, enunciadas ayer en olor de multitud, apuntan en el buen camino, otra cosa es que le dejen hacer y que le acompañe la suerte, ese don esquivo para el que el trabajo duro no basta, y que sólo acompaña a los escogidos por la fortuna como a Émile Zola, su autor favorito, cuyos personajes desesperados revolucionaron con La Taberna la literatura del XIX, esa revolución pendiente que Borja Villel quiere lograr con este MoMa castizo.
Escultura policromada del siglo de Oro en el Museo del Prado “Darse la mano. Escultura…
El Tren de la Fresa cierra la campaña 2024 con cifras récords de pasajeros. En…
Feriarte, la Feria de Arte y Antigüedades de referencia en España, organizada por IFEMA MADRID,…
El Ministerio de Cultura impulsa las Jornadas España con la Cultura Argentina, que tendrán lugar…
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha presidido el Pleno del Real Patronato del Museo…
El jurado del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes ha otorgado a…