Del 25 de marzo al 30 de abril
Calcografía Nacional – Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
«El amor al arte: Nicole Florensa y Apel-les Fenosa»
En la década de los años cincuenta, cuando la pintora portuguesa Vieira da Silva y el pintor húngaro Arpad Szenes vivían en el estudio contiguo al de Apel-les y Nicole, en el boulevard Saint-Jacques,ambas parejas tenían un contacto diario.
A ello hay que añadir las cenas, las visitas y las reuniones con otros artistas, poetas, críticos de arte y coleccionistas. También el asistir continuamente a inauguraciones artísticas, conferencias, sesiones de cine, conciertos y veladas en el teatro. Apel-les, que pertenecía desde su primera estancia en París en los años veinte al círculo íntimo de Picasso, vivió siempre en directa relación con la vanguardia parisina. Nicole entró en ese mundo sin problemas, identificándose enteramente con el ambiente de una época en la cual la vida del arte y de la cultura como la existencia misma de las personas se desarrollaba como una espiral infinita y envolvente.
Muy importantes son los lugares a los cuales las personas se sienten identificadas. Apel-les y Nicole tuvieron la suerte de vivir en París y, a partir de una determinada fecha (1958) fueron los propietarios de una noble mansión antigua, el “Portal del Pardo”, en El Vendrell (Tarragona). El ansia de poder pasar el verano en Cataluña y poseer un taller en donde trabajar en el estío hizo que los Fenosa comprasen esta antigua casa palacio que la familia Nin
había levantado en el siglo XVI.
Nicole Florensa
Tras acudir a las clases en la Academia Julian, en la rue de la Grande Chaumière, Nicole pudo, en un rincón del taller, acomodar su pequeño estudio. Habiendo desechado el grabado al aguafuerte, realizó una serie de grabados al buril para, por último, pasar a la manera negra, técnica por la que mostró gran preferencia ya que encontraba que proporcionaba mayor misterio a sus composiciones. Su amiga y vecina, la pintora María Helena Vieira da Silva, fue una de las personas que más le animó a emprender este camino de la expresión artística. Para firmar sus grabados Nicole escogió el nombre de Nicole Florensa, el segundo apellido de su marido, el cual adoraba a su madre Casilda Florensa.
El arte de los grabados de Nicole Florensa, de incisivos y delicados trazos o de sensibles y matizadas luces y sombras, discurre al igual que un río con meandros, paralelo al de las aéreas y ligeras formas escultóricas de Apel-les Fenosa. Sin embargo, cada uno recorre caminos diferentes. Diríamos divergentes. Mientras el universo de Fenosa, pleno de una moderna gracia praxiteliana, es el figurativo de vibrantes criaturas poéticamente metamorfoseadas y heridas por el tiempo, de dioses y sutiles y vibrantes seres humanos transformados en vegetales, por el contrario el mundo de Nicole Florensa es más terrenal y de un naturalismo más cotidiano. Los tallos de una planta con los brotes, los pámpanos y los esquejes de una vid, los ramilletes de flores o las cortezas de un abedul lo mismo que los paisajes de sinuosos senderos con viñedos y olivares en tresbolillo, constituyen los temas esenciales de sus grabados al buril. Más compleja es su visión cálida de los interiores íntimos y domésticos con la silente gata Manon, que vivió con el matrimonio durante veinte años. Las estancias iluminadas por la luna, las cortinas, las sillas, los muebles y los objetos del salón con las ventanas entornadas constituyen el repertorio de las maneras negras. Sólo los paisajes urbanos de las ciudades visitadas por la pareja alternan con las despojadas y composiciones “zen” de su quehacer plástico.
Apel-les Fenosa
La poética de Apel-les Fenosa es la de un pasado mítico que convierte en mítico lo presente. Escultor con una cultura literaria y musical, sabe hacer viva la materia que modela en barro con sus temblorosas y sensibles manos. El ritmo y la cadencia de sus figuras cantan la alegría de vivir a la vez que captan la inexorable fugacidad de lo existente. El tiempo, al igual que la ardiente llama que consume y transmuta los cuerpos sin embargo no altera la serenidad que el artista transmite a sus figuras, que pese al fuerte viento que agita sus cabellos y ropajes nunca pierden el equilibrio. Los seres creados por Fenosa siempre son la afirmación del poder de la belleza y la verdad, del alto destino de la bondad humana y en especial del “eterno femenino” como motores de la alegría de vivi
Datos de interés: El amor al arte: Nicole Florensa y Apel-les Fenosa Calcografía Nacional Real Academia de Bellas Artes de San Fernando C/Alcalá , 13 – Madrid 25 de marzo a 30 de abril de 2.008. Comisario: Antonio Bonet Correa
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