El trabajo más reciente del fotógrafo alemán Florian Maier-Aichen
Cada una de las fotografías que realiza es única en términos de contenido, planteamiento y técnica. El punto de partida es siempre una captación analógica de gran formato y el resultado puede ser una impresión en gelatina de plata o una copia albúmina procesada con los métodos tradicionales del siglo XIX. Entre medias, un creativo proceso de ajustes y retoques hasta llegar a la imagen deseada. Esa manera de componer está más cerca de la pintura que de la fotografía. En este sentido, el campo de influencia de Maier-Aichen se aproxima al del nacimiento de la fotografía, cuando los pioneros salvaban las dificultades técnicas mediante la utilización de distintos métodos para conseguir el resultado pictórico que buscaban. Es el caso del francés Gustave Le Gray (1820-1882), cuyas fotografías de paisajes marinos tuvieron gran éxito y para las que utilizaba una combinación de negativos, imprimiendo por separado el cielo y el mar para fundirlos armoniosamente en la copia final; o del inglés Henry Peach Robinson (1830-1901) que, basándose en las reglas de composición de la pintura, partía de un dibujo y fotografiaba por separado a modelos y elementos del fondo para fundirlos en la copia final, aspirando a crear lo que él llamaba “realidades metafóricas”: “Se pueden lograr muchas cosas y crear imágenes maravillosas mezclando realidad y ficción en la imagen. No resulta tan necesario retratar la realidad, ya que una imagen veraz se consigue imitando la verdad”.
Maier-Aichen rescata el espíritu de los fotomontajes de Robinson y lo enlaza con el trabajo de los fotógrafos más innovadores que han trabajado en la Costa Oeste y, particularmente, en el Sur de California –Wallace Berman o Robert Heinecken-, donde encontraron una atmósfera propicia a la experimentación y se dedicaron a explorar la elasticidad de la fotografía. Como alumno del departamento de fotografía de la Universidad de los Ángeles -puesto en marcha por Heinecken a principios de 1960- Maier-Aichen recoge esta tradición de experimentación con los paisajes como punto de partida.
Aunque varían en sus dimensiones, las fotografías de Florian Maier-Aichen consiguen envolver al espectador en su monumentalidad y visión panorámica. Una representación teatral y sublime de la naturaleza que, claramente, le conecta con la obra del pintor romántico alemán Caspar David Friedrich (1774-1840), tanto en temática como en enfoque y en su interpretación subjetiva de la naturaleza. El concepto estético de lo sublime, desarrollado originariamente por los viajeros ingleses que visitaban los Alpes, evocaba el sentimiento de peligro, de lo inconmensurable y de poner a prueba la propia supervivencia; las estrategias pictóricas para representar este concepto, tanto en pintura como en fotografía, pasaban por el uso de grandes formatos.
La obra del fotógrafo alemán presenta también en ocasiones una aproximación decimonónica a la imagen topográfica. La fotografía jugó un papel fundamental en la elaboración de los planos topográficos a principios del siglo XIX; la realización de mapas implicaba el uso de símbolos para representar ciertos detalles geográficos mientras que, al mismo tiempo, suponía la posibilidad de visualizar el mundo a escala reducida y de forma abstracta. Otra de las imágenes reunidas en esta selección es June Lake (2005), una vista aérea a gran escala de un destino turístico muy popular de California que nos muestra cómo el artista explota la herencia geológica para crear una topografía extrañamente primitiva. Según el filósofo francés Jean Baudrillard, la cartografía y el territorio físico no se diferencian, ya que la primera desea crear algo tan exacto a lo segundo que los dos se convierten en la misma cosa; en este mismo sentido, lo real y lo virtual no están claramente diferenciados en la obra de Maier-Aichen, que coloca al espectador entre ambos, como si las creaciones imaginarias del artista se movieran en la esfera del hiperrealismo.
Exposición
Titulo: Florian Maier-Aichen
Fechas: Del 3 de junio al 27 de julio de 2008
Comisario: Sérgio Mah, profesor de Historia de la Fotografía en la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Nueva de Lisboa.
Número de obras: Alrededor de 20
Datos de interés
Dirección: Museo Thyssen-Bornemisza. Paseo del Prado 8, 28014 Madrid.
Lugar: Hall central (Planta baja)
Horario: de martes a domingo de 10.00 a 19.00 horas. La taquilla cierra a las 18:30 h.
Horario de verano: los meses de julio y agosto las exposiciones temporales permanecen abiertas hasta las 11 de la noche de martes a sábado.
Entrada gratuita
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