Por Andrés Merino
Son precisamente esos años de enfrentamiento civil y la difícil situación económica y humana de la capital en la primera e inmediata posguerra el ambiente en el que C.J. Sansom nos propone su “Invierno en Madrid”. Una trama bien trazada, con descripciones psicológicas de calidad y buen número de diálogos intensos convierten el texto en una amena novela. El autor ha sacado jugo narrativo al drama diario e íntimo de docenas de personajes. A un muy bien creado trío central, tres estudiantes ingleses que compartieron su juventud en un elitista internado británico, se añade como hilo conductor la presencia de otra joven, una mujer tímida e insegura que deberá hacer frente, con distinta actitud e implicación, a otros tantos dramas. Si. Podríamos detenernos en la envolvente caracterización que Sansom ha hecho de sus personajes. Los reales y los inventados, porque llega proponer un realista Samuel Hoare, el primer embajador del Reino Unido ante el gobierno de Franco, al que describe, como a todo buen diplomático de la época, como un hábil posibilista con amplio sentido de estado y en cuya boca pone parlamentos que bien podrían haberse pronunciado.
Otra cuestión es el escaso acierto de la ambientación histórica. A pesar de contar con la voluminosa carga ideológica de una novela de claro corte efectista, que rinde tributo a la leyenda romántica de los brigadistas haciendo flaco favor a la cruel realidad que les tocó vivir, las coordenadas cronológicas en las que se sustenta el relato son claramente deficientes. Sucesos desordenados cuando no contradictorios o coincidencias imposibles limitan el interés de la obra al de un mero relato de ficción, que nos hace imposible calificar la novela, como de forma excesivamente generosa han hecho algunos colegas, como “histórica”. Un conjunto de generalidades sobre el carácter español confirma la sensación de que el libro ha sido escrito pretendiendo interpretar un todo a base de pequeñas visiones parciales de un drama. En ocasiones parece que ni siquiera se ha intentado un esfuerzo de objetividad, sino que a la búsqueda de culpables se acude a los tópicos más simples sobre la Guerra Civil, trazando una gruesa línea negra entre ganadores y perdedores. Lo curioso es que Sansom procede de un país que hace muchos siglos averiguó que en una contienda fraticida todos son perdedores. Que sea incapaz de situar en el mapa un campo de detenidos en 1939 no le imposibilita para escribir un libro, pero hace imposible creer a pies juntillas los demás elementos del decorado que propone afirmando que son absolutamente reales.
“Invierno en Madrid”
C.J. Sansom
Barcelona, Ediciones B, 632 pág.
ISBN: 978-84-666-3384-0
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