La Biblioteca Nacional expone los Mapas recuperados antes de su restauración
Sala de las Musas del Museo de la Biblioteca
La directora de la Biblioteca Nacional, Milagros del Corral y el general Francisco Rico, jefe de Policía Judicial de la Guardia Civil, inauguran el martes, 6 de mayo, la exposición Mapas recuperados, que permanecerá abierta hasta el domingo 11 de mayo en la Sala de las Musas del Museo de la Biblioteca Nacional. Es una oportunidad única para ver los originales robados junto a los volúmenes de los que fueron arrancados, que también se muestran al público durante esta semana. Al término de la exposición, serán restaurados por el Laboratorio de la Biblioteca Nacional y volverán a ocupar su lugar de siempre.
El robo se detectó en agosto de 2007 y la rápida y eficaz actuación de la Guardia Civil, con la colaboración de Interpol, ha permitido la pronta localización de estos originales, mapas pertenecientes a ediciones incunables en su mayor parte. Una vez localizados los ejemplares, Isabel Moyano, jefa del Servicio de Reserva Impresa de la Biblioteca Nacional y encargada de las autentificaciones, y el capitán Villanueva, del Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, fueron los encargados de garantizar su autenticidad. Los mapas llegaron a la Biblioteca Nacional en noviembre de 2007.
Aunque las investigaciones siguen abiertas, se han recuperado la práctica totalidad de los originales robados, y sin duda los más valiosos. La Guardia Civil sigue la pista de tres mapas que pudieran formar parte del mismo expolio. La reciente inspección de un mapa presuntamente robado y localizado en Londres permitió comprobar que no se trataba del perteneciente a la Biblioteca Nacional. El recuento organizado por la Biblioteca Nacional a comienzos de este año ha descartado nuevas pérdidas.
Coleccionismo y hurtos Pero la cartografía se unirá pronto a la historia de los robos de mapas. Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX los coleccionistas de mapas constituyen un reducido número de bibliófilos o especialistas. Con el tiempo los mapas se convierten en objeto de adorno, elemento decorativo que ennoblece salas y despachos. Pero la mayoría de los que se conservan no están aislados, ni en hojas sueltas, sino que forman parte de volúmenes manuscritos o impresos que, como piezas históricas localizadas en las colecciones de las grandes bibliotecas, una vez que han perdido su importancia estratégica, pasan a ser codiciadas piezas de coleccionistas. Lo que interesa es el mapa y, por tanto, los manuscritos e impresos antiguos comenzarán a mutilarse sin contemplaciones.
Se diseñan estrategias para acceder a ellos, separarlos del volumen del que forman parte y venderlos. A lo largo del siglo XX el robo de mapas deja de ser un hecho raro. No conocemos con exactitud la cantidad de documentos que desaparecen cada año, ni el número de obras que en todo el mundo se mutilan con este fin, pero no hay que olvidar que bibliotecas de la importancia de la British Library de Londres, la Haughton Library de la Universidad de Harvard, la Chicago Newberry Library, la New York Public Library, la Biblioteca Pública de Boston, han sufrido robos de mapas de gran magnitud.
La Biblioteca Nacional de España se ha visto también «perturbada » por el robo de mapas de sus colecciones. En agosto de 2007 una comprobación rutinaria detecta la falta de determinadas piezas de la colección. Se inicia, así, un proceso que nos lleva ahora a exponer las piezas recuperadas.
Investigación policial y recuperación de los mapas
Comienza en ese momento un intenso y magnífico trabajo de investigación dirigido por la Unidad de Patrimonio de la Guardia Civil, gracias al cual hoy podemos mostrar los mapas recuperados después de recorrer miles de kilómetros para su localización y devolución a la Biblioteca Nacional de España.
Las distancias recorridas y los lugares donde aparecieron nos aportan al tiempo información sobre los caminos que recorren los objetos robados y cómo algunas de estas piezas llegan a dar la vuelta al mundo.
Pero, felices por su recuperación, queremos ahora mostrar a todo aquel que se acerque a la biblioteca en estos días los mapas recuperados, antes de que vuelvan al lugar del que no debieron salir. Aprovechamos también para hacer una pequeña historia de cada uno de ellos, cómo se gestaron y lo que representaron en su momento para la historia de la cartografía y de la civilización. Estamos seguros también de que esa historia y esa leyenda que acompaña a cada uno de ellos interesará tanto al coleccionista como la propia pieza. Poseer uno de estos mapas es también poseer una pequeña parte de la historia.
La Cosmographia de Ptolomeo
Comenzaremos por la Cosmographia de Ptolomeo, protagonista indiscutible de esta historia, por ser los primeros mapas cuya ausencia advertimos, por dar nombre a la operación, y por haberse recuperado en lugares tan alejados de Madrid como Sydney y Nueva York.
De Ptolomeo sabemos que fue matemático, astrónomo y geógrafo. Nació en Egipto y vivió en la Alejandría bajo dominio romano. Trabajó en su mítica biblioteca, donde desarrolló una gran obra en la que reunió y comprendió todos los saberes científicos del mundo clásico. Su tratado científico sobre geografía imperará en la cultura europea durante quince siglos.
La tradición ptolemaica, perdida durante la Edad Media, se conservará gracias a la cartografía islámica. A principios del siglo XV Jacobus Angelus terminó la traducción al latín de la Geografia de Ptolomeo, que se había mantenido vigente entre los árabes y que había conocido sucesivas traducciones en lengua griega. Traducida con el nombre de Cosmopgraphia, será redescubierta por la ciencia renacentista y experimenta un gran impulso gracias a la invención de la imprenta.
La obra de Ptolomeo se convierte en todo un éxito editorial, manteniéndose entre las obras científicas más reeditadas hasta finales del siglo XVII. Gran parte del éxito se debió a las aportaciones de los grandes geógrafos y cartógrafos que la irían enriqueciendo.
Sus primeras ediciones
La primera edición impresa apareció en Vicenza en 1475, auque sin mapas. Le siguió la traducción hecha en Bolonia en 1477, que incluye un mapa del mundo según la proyección de Ptolomeo y veinticinco mapas regionales. Después de la edición de Bolonia apareció otra en Roma en 1478 y posteriormente otra edición en Florencia en 1482, la primera en italiano y la primera también, junto con la de Ulm, que incluyó mapas modernos.
La edición de Ulm de 1482 fue la primera aparecida fuera de Italia, y sin lugar a dudas la más importante. La Biblioteca Nacional cuenta con dos ejemplares que son los que ahora exponemos. Uno de ellos, el que lleva la signatura Inc/1475, aparecido en Sydney, y el Inc/116 localizado en Nueva York.
Los dos mapamundis robados constituyen uno de los grabados xilográficos más bellos de los primeros mapas del mundo.
De marcado estilo alemán, cuentan con una decoración distintiva, especialmente en la combinación de ricos colores.
Los mapas se elaboraron con una técnica diferente a la italiana: en Ulm se prefiere la xilografía o grabado en madera. Además, esta edición se singulariza por tener un mayor número de mapas (38) y porque el mapamundi, aunque sigue el modelo ptolemaico, añade tierras del norte de Europa (Groenlandia y Escandinavia). Por la belleza de sus tipos y la de sus mapas suele considerarse uno de los libros más hermosos jamás impresos. Los mapas coloreados a mano presentan acabados diferentes en cada uno de los ejemplares.
La siguiente edición de la obra de Ptolomeo apareció diecisiete años después, en 1507. Esta nueva edición incluye seis mapas modernos de España, Francia, Italia, Palestina, los países del Norte y Europa del Este, aunque no se reflejan los nuevos descubrimientos.
Al año siguiente, una nueva tirada de la edición con las mismas planchas amplía la obra con un mapamundi en el que se incluye una representación de los recientes descubrimientos de españoles y portugueses, constituyendo el primer mapa incluido en el atlas ptolomeico en el que se introduce parte del Nuevo Mundo. A esta edición corresponde el ejemplar (signatura R/ 20753) localizado también en Nueva York. El mapamundi, obra de Johann Ruysch, es el primer mapa impreso que representa América. Representa el Océano Atlán-tico y localiza las áreas recientemente descubiertas. Se trata de un mapa de extraordinaria rareza.
Este proceso de incorporación a la Cosmopgraphia de Ptolomeo de los nuevos conocimientos geográficos, especialmente de los derivados de los descubrimientos, culminó en la edición de 151 realizada en Estrasburgo. Contiene esta edición veinte nuevos mapas añadidos a los veintisiete ptolemaicos, conjunto que ha sido considerado el primer atlas moderno del mundo.
Dichos mapas se consideran obra de Martín Waldseemüller, quien los preparó especialmente para esta edición (R/33473).
Otra de las ilustraciones que se exponen es la que ilustra la Cosmographia de Petrus Apianus, autor que consiguió el reconocimiento de sus coetáneos tras la publicación de esta obra, impresa por primera vez en 1524.
Desde entonces, y hasta 1609, sería objeto de cuarenta y siete ediciones en distintas lenguas (latín, holandés, francés y español), convirtiéndose en uno de los libros más publicados durante el primer siglo de la imprenta. Se trata de una obra, basada en la concepción astronómica de Ptolomeo, que contiene nociones de astronomía, geografía, topografía, navegación, meteorología, proyecciones cartográficas e instrumentos
matemáticos.
La hoja que ahora exponemos, recuperada en Buenos Aires, pertenece a la edición de Amberes de 1529 (R/20617) y representa uno de los instrumentos por los que Apiano ha pasado a la historia y que utilizaba para resolver de forma clara y sencilla problemas astronómicos y astrológicos.
De nuevo otra Cosmographia, en este caso la del geógrafo latino Pomponio Mela (Inc/1631). Se considera el tratado geográfico más antiguo que se conserva. En este caso su importancia aumenta al haber sido impreso en Salamanca en 1498, y constituir un ejemplo de incunable castellano destinado al estudio universitario. Modesto en sus grabados, cuenta con tablas de equivalencias astronómicas, si bien su mayor valor radica en los comentarios del humanista español Antonio de Nebrija. en la esfericidad de la Tierra, idea que tan importante fue, siglos después, para el descubrimiento del Nuevo Mundo. Introduce un concepto geográfico que difiere extraordinariamente del de Ptolomeo. Cientos de manuscritos que podemos fechar entre los año 1200 y 1500 y que incluyen este esquemático mapa ilustran las teorías de Macrobio. La imprenta contribuyó a difundirlo y el mapamundi se imprime por primera vez en Brescia en 1483. Dos años separan esa primera edición de la que ahora se expone (Inc/143).
Otro hito en la representación cartográfica será el mapa de la obra de los hermanos García de Nodal y su Relación del reconocimiento del estrecho de Magallanes y el descubrimiento del estrecho de San Vicente (R/14238).
La expedición se organiza cuando en 1616 llega a la corte de Madrid la noticia de que se había descubierto un pas más fácil entre el Atlántico y el Pacífico que el estrecho de Magallanes y se decide mandar una expedición para explorar un camino esencial para el imperio español. El mando se da a los hermanos García de Nodal, experimentados marinos que zarpan de Lisboa en 1618.
La enorme importancia del viaje y los descubrimientos
aportados hace que se difundan los datos recogidos de manera que sirva a los marinos que hacen la ruta del Pacífico. El diario del viaje, de lenguaje claro y preciso, es un modelo en su género. Entregado a la imprenta en 1621 cuenta con el mapa que ilustra el itinerario y que ahora se expone, elaborado por el famoso cartógrafo portugués al servicio del rey Felipe III, Pedro Texeira.
Diferente en la concepción geográfica de la tierra es la obra de Macrobio, que utiliza el texto de Cicerón como excusa para exponer sus teorías sobre algunos campos de la ciencia de su tiempo: geografía, astronomía, aritmética o geometría. Se trata de un puente entre el pensamiento de la Antigüedad y el del Medievo. Macrobio es uno de los responsables de que entre los geógrafos medievales persistiera la creencia Isabel Moyano Andrés Jefe del Servicio de Reserva Impresa
DATOS DE INTERÉS
BIBLIOTECA NACIONAL
Paseo de Recoletos 20
28001 MADRID
Transportes
METRO: línea 4, estaciones de Colón y Serrano
AUTOBUSES: 1, 5, 9, 14, 19, 21, 27,
37, 45, 51, 53, 74, 150
RENFE: estación de Recoletos
Horario exposición
Martes a sábados de 10:00 a 21:00 h.
Domingos y festivos de 10:00 a 14:00 h.
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Entrada gratuita
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