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Javier Pulido en la Galería Barbarín

ALASOORA

Del 8 de mayo al 13 de junio

Galería Barbarín

Javier Pulido (Madrid, 1967) realiza en Galería Barbarin una nueva exposición individual, tras Retablos (2003) y Lumpen (2005), celebradas en la recientemente desaparecida Galería Amparo Gámir. Con el eufónico y exótico nombre de Alasoora Pulido presenta un conjunto de obras recientes, creadas entre 2007 y 2008, entre ellas sus habituales gouaches recortados y serigrafías, que son su primera incursión en el terreno de la gráfica.

Hay una figura-signo que de manera recurrente aparece en las distintas series pictóricas que Javier Pulido (Madrid, 1967) ha desarrollado a lo largo de su carrera. Es un ser antropomórfico asexuado, dotado de un rostro sin rasgos, que según esté recortado nos sugiere distintos tipos de personas que el artista ubica en variados escenarios; uno, recurrente son los jardines, en los que estos personajes transitan o habitan, donde prolifera con profusión tropical y asfixiante una flora extraña, un engendro a medio camino entre lo animal y lo vegetal. Plantas trepadoras cuyo fruto en sazón es un ojo inquisidor, calaveras desdentadas o corazones, “rizomáticos circuitos sanguíneos” en palabras de Francisco Carpio.

Pulido construye sus obras por medio de claves espaciales mínimas y precisas, según los principios de la perspectiva ilusionística clásica, que en su ambigüedad escenográfica pueden ser leídos como claustrofóbicos interiores arquitectónicos de bloques pétreos que aplastan y engullen al elemento vivo y simultáneamente considerarse paisajes de una geografía extraña, donde el orden de la naturaleza ha sido subvertido y lo mineral, lo vegetal y lo animal son categorías intercambiables. Parte de los trabajos que se presentan en esta exposición se titulan con el eufónico y exótico nombre de ciudades de Madagascar, Antananarivo o Antsirabe. La isla-continente, que se desgajo hace millones de años de África y de la India a la vez, es un ente geográfico particular, desubicado, varado en medio del océano Indico y que como todo buen consumidor de documentales de naturaleza sabe posee una fauna y una flora singulares que se desarrollaron según leyes evolutivas propias, ajenas a las del vecino continente africano gracias a su aislamiento oceánico. Aunque esta isla más que ser un eje central de la exposición, si nos referimos a su representación física en las obras, está presente fundamentalmente en una sonoridad exótica, evocadora de un nuevo campo de asociaciones de ideas. En este sentido si buscamos asociaciones literarias podríamos pensar en el congo colonial que describió Conrad en En el corazón de las tinieblas, un espacio extremo donde la selva primigenia e ignota predisponía con fatalismo ambiental a que los hombre se despojaran de su leve capa de civilidad para entregarse con frenesí a la barbarie.

A lo largo de 2007 Pulido ha trabajado en otra serie de obras que ha denominado Jardín. Jardín y paraíso son conceptos complementarios. Paraíso es una palabra que tiene su origen en una antigua lengua persa y hace alusión a un espacio cercado, recreado con plantas y animales cuidadosamente dispuestos para el deleite sensorial de su poseedor. Michel Onfray en su alegato contra las religiones del Libro prefiere referirse al paraíso prometido a los creyentes tras la muerte como geografía histérica y antimundo deseable. Esa condición de geografía histérica puede atribuirse sin duda al universo visual del pintor, un espacio donde los elementos más que estar ordenados se apelotonan y se superponen en un caos compositivo, ajeno a cualquier clase de jerarquía narrativa, en el que ha sido abolido el principio de escala, donde, como ocurre en la obra de los primitivos flamencos todas las historias ocurren a la vez y en el mismo lugar, de manera que el espectador esta obligado a recorrer minuciosamente la superficie descifrando cada una de las microescenas que le asaltan exigiendo su atención.

El estudio de la naturaleza nos ha enseñado que ciertos animales y plantas desarrollan mecanismos de camuflaje que les hacen parecer, frente a sus potenciales depredadores, más poderosos y temibles de lo que son en realidad. Javier Pulido actúa en sentido inverso. Atrapa con la apariencia amable de sus pinturas, a base de tintas planas de colores básicos y una estética de diseño gráfico, para revelar, como una trampa visual para desprevenidos, un fondo donde están letalmente dosificados lo cruel y lo paródico, el rito caníbal y su simulacro carnavalesco, las referencias a la alta cultura y el recurso a elementos que remiten a la cultura pop.

Félix Fuentes, abril 2008

Datos de interés: Javier Pulido Del 8 de mayo al 13 de junio Galería Barbarin
Horario: Lunes a viernes de 16 a 21 h
Sábados 11 a 14h
Avda Manoteras, 10, A007/ 28050 Madrid
www.galeriabarbarin.com

María Jesús Burgueño

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