La Feria del Libro de Madrid, que se celebrará este año del 30 de mayo al 15 de junio, se centrará en esta edición en Latinoamérica
El diseñador e ilustrador Isidro Ferrer ha sido elegido este año para diseñar el cartel de la 67 edición de la Feria del Libro de Madrid. El autor, que recibió en 2006 el Premio Nacional de Ilustración y el Premio Junceda por el libro Una casa para el abuelo de Carlos Grassa Toro (Ediciones Sins Entido), ha sido elegido por su trayectoria relacionada con el mundo del libro.
La elección de Ferrer refuerza la idea del director de la Feria del Libro, Teodoro Sacristán, de continuar la antigua tradición de encargar a un pintor o ilustrador de prestigio el cartel “reforzando la idea del grafismo”. Este concepto fue retomado por Sacristán hace tres años.
Ferrer ha señalado que la realización de este cartel supone para él “una gran emoción por la dimensión del evento unido a algo que me apasiona, como es el mundo de libro”. El artista ha explicado que ha jugado con la metáfora, uniendo dos conceptos: el de Feria, “más prosaico”, y el del libro “como objeto contenedor de cosas; la propia bolsa con la que sales de la Feria contiene libros”.
Para Isidro Ferrer este encargo supone “una emoción muy grande al estar vinculado a algo que me apasiona y que conozco bien, el mundo del libro”.
Los carteles de los años anteriores fueron realizados por el diseñador Pep Carrió (2007) y la pintora Ana Juan (2006).
Isidro Ferrer (Madrid, 1963) es diplomado en Arte Dramático y Escenografía. Combina su actividad de diseñador gráfico con una intensa labor en otros campos de la imagen como la ilustración, tanto para adultos como para niños, la realización de cómics, animaciones para TV, o la edición. Cuenta con 24 libros publicados. Su obra ha sido objeto de exposiciones individuales en Huesca, Gijón, Palma de Mallorca, Toulousse, Lisboa, Rouen, Rijeka, Bogotá, Quito, Turín, París y México, y participado en colectivas en Madrid, Barcelona, París, Tokio, Berlín, Bruselas, Montevideo, La Habana, Buenos Aires y Santiago de Chile.
Ha recibido varios premios por su labor como ilustrador y grafista, entre ellos: un Premio Lazarillo de Ilustración, un Tercer Premio en el XII Festival Internacional de Carteles de Chaumont (Francia), un Premio Promax Oro de Animación para TV (Canadá), tres premios AEPD, un LAUS, un Premio Daniel Gil de Edición, Premio Junceda, y el Premio Experimenta. Es Premio Nacional de Diseño (2002), Premio Nacional de Ilustración (2006), y desde el año 2000 es miembro de la Alianza Gráfica Internacional (AGI)
El pintor Eduardo Arroyo conmemora el 75 aniversario de la Feria del Libro con un texto y unos grabados inspirados en Stendhal y Flaubert
En 2008 se celebran 75 años del nacimiento de la Feria, cuya primera entrega tuvo lugar en 1933. Aquella primavera los libreros instalaron sus casetas en el Paseo de Recoletos llamada entonces Feria Nacional del Libro. El estallido de la Guerra Civil trajo la suspensión del festival literario. La Feria no se volvió a convocar hasta 1944, por lo que esta edición será la número 67.
Para celebrar este 75 aniversario, la Comisión Organizadora de la Feria ha pedido al pintor Eduardo Arroyo un texto que conmemora esta fecha y que el artista ha ilustrado con dos grabados inspirados en dos dibujos que él realizó en homenaje a los autores Stendhal y Flaubert. “Elegí a esos dos autores franceses porque a mí me interesan mucho. Además, considero que aquí se les ha leído poco, así que reivindico la lectura de sus obras”, ha declarado Eduardo Arroyo.
En el texto, Eduardo Arroyo explica el origen de los grabados que lo acompañan: “En 2000 pinté dos retratos frontales de Flaubert y Stendhal que ocupan la superficie del cuadro: unas descomunales cabezas semiocultas por cuatro aspirinas con las siglas UPR que aparecían en las aspirinas francesas de antaño (puntualizo que las aspirinas de Francia se fabrican a orilla del Ródano; por eso aparece la R mayúscula entre las iniciales)”. El pintor señala que “es necesario estar prevenidos y tener cerca un tubo de la medicina analgésica para comenzar la lectura de La educación sentimental o La Cartuja de Parma, que a veces produce dolores de cabeza propiciados por la excitación y el deleite, como se deleitaban leyendo en la biblioteca a los clásicos y se prometían mil delicias Julien y Matilde, los protagonistas de El Rojo y el Negro. Ya se sabe que en las bibliotecas se aprende a leer y a amar”. “Además –añade- me interesa el libro como medicina”
Arroyo muestra la visión del libro de escritores y bibliófilos como Elias Canetti, Hans Magnus Enzensberger, Mauro Silvera, Richard Weber, Max Jacob e incluso alude a la inmensa biblioteca del novelesco capitán Nemo, cuyos 12.000 ejemplares estaban “colocados sin distinción alguna y sin que le importara en absoluto al capitán en qué lengua habían sido escritos”. Para el pintor el libro es un ser vivo, y a través de diversas citas hace un recorrido por las filias y las fobias propias y ajenas.
Arroyo se enorgullece de haber pasado más horas en las librerías que en los museos y haber transportado de acá para allá más libros que cuadros. “Libros y pinturas sólo se pierden en el ajetreo de las mudanzas y si el menos interesante, por muy desgraciado que sea, se salva de la desaparición y de la quema, siempre será amado por alguien al que ha estado destinado. Vivirán juntos, al igual que el gigante y la enana, el gordo y el flaco, esas parejas inesperadas que circulan por calles y plazas cogidas de la mano”, sostiene.
Eduardo Arroyo nace en Madrid el 26 de febrero de 1937. Vive y trabaja en Madrid y París.
Estudió en el Liceo Francés de Madrid y en el Instituto de Nuestra Señora de la Almudena de la misma ciudad. Cumplió con sus obligaciones militares antes de que le llegara el turno de entrar en quintas a fin de poder abandonar cuanto antes la atmósfera irrespirable de la España franquista, lo que hizo en 1958 instalándose en París. En aquel entonces, su objetivo no era la pintura, sino el periodismo y la literatura. No tardó, sin embargo, en interesarse por el poder de la imagen y su inteligibilidad inmediata. Expone en la galerie Claude Levin y en 1960 participa en el Salón de la Jeune Peinture. Rechazando tanto los dogmatismos artísticos como la arbitrariedad política, se convierte en uno de los principales pintores del movimiento llamado Figuration Narrative por el crítico de arte Gérald Gassiot-Talabot. Su obra pictórica, que presenta períodos violentamente críticos y períodos más humorísticos, viene siempre basada en la alquimia del collage: «Es precisamente ese aspecto serial, fragmentario, dividido, esas diferencias estilísticas, esas mezclas, toda esa incoherencia los que constituyen, finalmente, la coherencia de mi obra», declara el pintor.
Desde 1969 colabora con directores escénicos, especialmente con Klaus Michael Grüber, en la realización de decorados de teatro. Para poder regresar cada vez con mayor fuerza al óleo, un eclectismo deliberado conduce a Eduardo Arroyo a trabajar también con otros materiales: collages, cerámica, litografías, grabados, escultura. Su trabajo de escultor es la relación directa con el hierro y la piedra del Valle de Laciana.
Pero no renuncia a la escritura. Es autor de la biografía Panamá Al Brown, de la pieza de teatro, Bantam, del libro de reflexiones Sardinas en aceite, y de un volumen titulado El Trío Calaveras, Goya, Benjamin, Byron-boxeador. Se ha publicado también un diario pintado-escrito Un día sí y otro también.
Eduardo Arroyo se ha compuesto un vocabulario y una sintaxis, del lenguaje pictórico, fundados en una pintura literaria y autobiográfica, articulada en series, en la que rivalizan la autoironía y lo tragicómico.
En la 46a Bienal de Venecia, Arroyo representa España con el escultor Andreu Alfaro. En 1997 el Museo Olímpico de Lausana expone, junto con los cuadros dedicados al boxeo, su Suite Senefelder and Co, que consta de 102 estampas (litografías, grabados) realizadas a partir de imágenes abandonadas, en homenaje a Aloys Senefelder. El Museo Reina Sofía de Madrid ha presentado en 1998 la primera exposición antológica de la obra de Eduardo Arroyo.
En 2003 y 2004 el pintor ha participado en las exposiciones itinerantes del ciclo “Arte español para el extranjero” en Ungría, Rumanía, Rusia y Luxemburgo. La editorial Galaxia Gutenberg ha publicado dos volúmenes de La Biblia con 200 dibujos del artista madrileño. Entre 2005 y 2007, el Instituto Cervantes presentó una exposición itinerante, Retratos ejemplares, que reunía más de cincuenta retratos de escritores.
En octubre de 2005 en el Teatro Real de Madrid Klaus Michael Grüber puso en escena la ópera de Leos Janacek Desde la casa de los muertos, con decorados de Eduardo Arroyo, obra ya dada en 1992 en el Festival de Salzburgo y en mayo 2005 en París en la Ópera de la Bastille. El escenógrafo y el pintor han trabajado nuevamente juntos en Bruselas y Madrid para Boris Godunov de Modest Musorgsky y en Zúrich para Doktor Faust de Ferruccio Busoni.
El IVAM de Valencia muestra, hasta el 13 de abril de 2008, las piezas realizadas en los últimos diez años y pone énfasis en las pinturas de gran formato y en las esculturas
Latinoamérica protagonizará la 67 edición de la Feria del Libro de Madrid
La Comisión Organizadora de la Feria del Libro de Madrid, tras recibir la petición que CERLALC (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe) remitió a la dirección de la Feria para que ésta dedicara a Latinoamérica la presente edición, decidió darle este año el protagonismo a una región de importancia creciente, que vivirá un momento cumbre en 2010, año en que se conmemoran dos siglos de las independencias de las repúblicas iberoamericanas. Además, tuvo en cuenta que una décima parte de la población madrileña procede de Latinoamérica.
Durante los 17 días que dura el evento los asistentes conocerán de cerca una literatura que tras el gran boom está viviendo un relevo generacional con numerosos autores menores de 40 años. El peruano Santiago Roncagliolo, el colombiano Juan Gabriel Vásquez, el argentino Alan Pauls o el mexicano Jorge Volpi son sólo una pequeña muestra de la ebullición de las letras latinoamericanos.
La Feria del Libro de Madrid es, desde hace algunos años, el lugar de referencia para todos los sectores profesionales. Teodoro Sacristán ha subrayado que para el público lector “es el espacio ideal para tener la mejor información sobre el mundo editorial español”.