De las innumerables tablas, lienzos o dibujos que en los siglos XV y XVI se realizaron en Europa con la Sagrada Familia como tema central, la mayoría de las de la península italiana tienen una nota especial, un matiz singular: su extraordinaria capacidad de recrear un ambiente intimido y cotidiano, pero también de “rotunda” divinidad, de constatar unos lazos humanos que van mucho más allá de la sangre. No es extraño, pues la Italia renacentista no había dejado de formar parte de una cultura mediterránea, donde la visión cristiana de la maternidad fecunda de María y la paternidad protectora de San José triunfó pronto en el arte.
Niccolò di Bartolomeo dell’Abrugia, llamado Niccolò Pisano (1470-1538) se formó en su Pisa natal. A los veintitrés años ya realizaba un retablo para la iglesia de San Mateo, una de las principales de la ciudad. Pero los historiadores de la pintura lo definen como un maestro ambulante: Ferrara (donde trabajó para el duque Alfonso de Este), Bolonia… obras para los templos más importantes. Pintó muchas veces al Redentor en brazos de su madre. Esta Sagrada Familia con San Juan niño, procedente a la galería de los Uffizi y expuesta ahora en Caixaforum Madrid, reúne muchos rasgos que quizá por si solos no la convertirían en una obra maestra, pero que juntos proporcionan una clase magistral sobre la pintura religiosa italiana.
Una Virgen serena, de rasgos que revelan las deudas clasicistas del pintor, con mirada no perdida, pues sus manos sostienen firmes a un Niño fajado que intercambia gestos con su primo el Bautista… San Juan, de mejillas sonrosadas y rizos infantiles, también fajado, pero sutilmente y con piel de camello. Mira y señala como precursor al Mesías. Jesús sujeta también con su mano infantil la vara de la cruz, sin dejar el regazo de su Madre. El fondo superior izquierdo para el rostro de San José, en ese esquema iconográfico de enorme respeto a la pureza virginal que situaba al esposo como un anciano protector, de mirada vigilante –sus ojos son los únicos girados hacia el artista-pero serena.
Serenidad. Esa es precisamente la sensación que transmite el conjunto. Incluso el enigmático fondo, parcialmente velado, que a la derecha aparece con el perfil de un río, quizá como símbolo del agua de vida, los esbozos de algunas casas, la vegetación y el cielo nublado, se nos presentan como serenas teologías de redención.
“Sagrada Familia con San Juan niño”
Niccolò Pisano (c.1510).
Óleo sobre tabla (61,8 x 49,78 cm)
Florencia, Galería de los Uffizi
Exposición “El pan de los ángeles. Colecciones de la Galería de los Uffizi”
Caixaforum (P. del Prado, 36. Madrid)
Organiza: Fundacion La Caixa. Obra Social
Madrid, 19 de marzo al 8 de junio 2008
Caixaforum Madrid