Cómic y realidad

Comenzó el diálogo Carlos Giménez (Madrid, 1941), uno de los autores más importantes y reconocidos de la historieta española de las últimas tres décadas. Sus obras Paracuellos, Los Profesionales y Barrio reflejan cómo se vivía en la España del franquismo en diferentes momentos de su vida, desde la óptica del autor y con una perspectiva humanista. Giménez dijo que en su obra, el cómic y la realidad están en permanente comunión, ya que todo lo que ha escrito y dibujado son cosas que le han pasado personalmente o que le han ocurrido a conocidos suyos. “En la realidad están las mejores historias, te da historias inimaginables. Además, sólo se puede hablar de aquello que se conoce”, dijo Giménez, quien divertido contó que cuando era pequeño todas las historietas de romance eran iguales: había un protagonista y dos chicas; la rubia, era la buena, y la morena, la mala. “Por supuesto, el chico siempre se quedaba con la buena y yo pensaba, pero qué gilipollez, cuando sea un autor con experiencia haré historias de romances reales, o sea, con sexo y chapucerías”.

Giménez y Paco Roca coincidieron en que cuando una historia está basada en hechos reales se transmite a la gente una sensación de autenticidad que provoca una conexión especial con el lector. Roca, dibujante e ilustrador valenciano, ha publicado historietas en las revistas El Víbora y Humo. Sus últimos trabajos en álbum son los cómics El Faro –galardonado con un premio Diario de Avisos- y Arrugas -Premio al Mejor Guión y Obra española del 2007 en FICOMIC-. De Arrugas, Roca dijo que “tal vez sea el libro menos mío, porque es el libro más real que he escrito. Todo lo que aparece en él son hechos que observé en una residencia de ancianos o que me relataron algunos amigos que tienen experiencia con la vejez”.

Roca contó cuál fue el “hecho real” que le motivó a escribir el libro: “Cada vez que iba a visitar a mis padres, lo primero que hacían era darme un resumen detallado de su condición física y médica y hasta me daban un lista de los medicamentos que estaban tomando”. Ese fue el inicio de una historia que luego quiso transformar en una aventura de ancianos que decidían escapar un día del asilo para asaltar un casino, “hasta que comencé a visitar una residencia de verdad y me di cuenta que me estaba quedando en el tópico cuando la realidad que observaba era muchísimo más interesante”.

Miguel Gallardo también explicó cuál fue la realidad que inspiró su último libro María y yo. Gallardo –colaborador habitual como ilustrador para La Vanguardia y diferentes revistas y publicaciones de ámbito nacional e internacional como The Herald Tribune y The New York Times– contó que para escribir María y yo se basó en unas vacaciones que pasó con su hija autista de 14 años en un hotel de Las Palmas de Gran Canarias. “Este es un libro de aventuras entre un padre y una hija, pero entre un padre y una hija bastantes especiales”, explicó Gallardo, quien dijo que mediante esa historia quiso transmitir cómo es vivir con una hija que sufre de autismo y cómo es posible comunicarse con ella. “Mi hija tiene un lenguaje rígido, poco comunicativo, así que tuvimos que buscar un lenguaje a través de los dibujos, a los que María, con esa capacidad de recordar nombres que tiene, los iba nombrando”.

Mauro Entrialgo fue otro de los presentes en la mesa. Entrialgo ha publicado una veintena de libros de historietas y colaborado en cientos de publicaciones. También ha escrito un largometraje, cuatro obras de teatro, ha grabado varios discos de música popular y mantiene una intensa actividad en el mundo del arte contemporáneo. Su último libro, Humor gráfico sobre Internet y nuevas tecnologías relata las experiencias que tienen los usuarios con los diversos problemas a los que se enfrentan al usar estas tecnologías.