Los días 8 y 9 de Octubre

En el apartado de pintura antigua destacan tres obras españolas del s.XVII, dos de ellas firmadas por los bodegonistas Francisco Barrera y Bartolomé Pérez, y el tercero un importante retrato ecuestre de Carlos II niño del pintor Sebastián Herrera Barnuevo. La pintura del s.XIX está muy bien representada con una magnífica obra de Hermenegildo Anglada Camarasa fechada h.1900 y de temática nocturna parisina. También destacan obras importantes de Francisco Pradilla y Ortiz, Eliseu Meifrén, Luis Masriera, Julio Vila y Prades, Segundo Matilla, etc…

En cuanto a la pintura Moderna y Contemporánea hay que señalar un interesantísimo conjunto de cuatro óleos de Claudio Bravo titulado: “Las cuatro estaciones”, homenaje a Giuseppe Arcimboldo. También se subastaran obras significativas de Palazuelo, Juan Uslé, José María Sicilia, Esteban Vicente, Manolo Millares, Luis Feito, Oswaldo Guayasamín, Jorge Oteiza, Antoni Clavé, etc…

Entre las piezas más interesantes, destacan:
Sebastián de Herrera Barnuevo (1619 – 1671)
Retrato ecuestre de Carlos II niño.
Oleo/lienzo. 207,5 x 146 cms.
Con importante marco de época en madera tallada y dorada.
Este importante retrato, hasta ahora inédito, pintado hacia 1670, puede compararse estilísticamente  con el retrato de Carlos II niño de la Colección Gil de Barcelona pintado por Herrera Barnuevo en esos mismos años. Ver Alfonso E. Pérez Sánchez: “Pintura barroca en España, 1600 – 1750”, Madrid 1992, p. 307 (ilustrado).
Para la composición compárese también con el retrato ecuestre del Príncipe Baltasar Carlos pintado por Velázquez en 1635  que se conserva en el Museo del Prado. Precio de salida: 60.000 €

Francisco Barrera (Madrid, primera mitad del siglo XVII)
Bodegón del Mes de Abril. Óleo sobre lienzo. 101,5 X 156 cms. Firmado.
Exposiciones:- “Spanish Still Life from Velázquez to Goya”. Catálogo a cargo de William B. Jordan y Peter Cherry. Londres, National Gallery, 1995.  Nº 18: ilustrado en color.
El cuadro aquí presentado es seguramente el mejor conservado de la Serie de los meses pintada por Francisco Barrera y será incluido en el catálogo de la Exposición “Cinco siglos de Bodegón Europeo” que tendrá lugar en Lisboa en el año 2009 a cargo de Peter Cherry. Precio de salida: 200.000 €

Bartolomé Pérez (1634- 1691)
Flores en un jarrón de bronce con escena de Neptuno y Anfitrite, Óleo sobre lienzo. 80 X 59 cms. Firmado en le ángulo inferior derecho. Existen pocos floreros firmados por Bartolomé Pérez. Es por lo tanto importante que el aquí presentado este firmado ya que  muchos de los floreros atribuidos a él son probablemente de pintores italianos. Precio de salida: 80.000 €

Claudio Bravo (Valparaíso, Chile, 1936)
“Las Cuatro Estaciones”, 1964
Cuatro óleos sobre tabla.
39,5 x 31,5 cms. cada uno.
Firmados y fechados áng.sup.dcho. e izq. en números romanos: MCMLXIV.
Procedencia:
Encargado directamente al artista por el actual propietario. En 1563 Giuseppe Arcimboldo (MIlán, 1527-1593) realizó para la corte de Maximiliano II de Habsburgo en Viena una de sus obras más importantes y originales: “Las Cuatro Estaciones”, actualmente en el Kunsthistorisches Museum de Viena.  Estas pinturas representan las cuatro estaciones en forma de cabezas compuestas de frutos, plantas y vegetales que son típicos de cada estación. Así, la Primavera está creada con todo tipo de flores, el Verano con espigas de trigo, maíz, cerezas y otras frutas; el Otoño con racimos de uvas, setas, etc… y el Invierno es un tronco de árbol viejo y seco.  La serie tuvo tal éxito que Arcimboldo realizó numerosas versiones con mínimas variantes, como la que está en el Museo del Louvre de 1573; y después de su muerte siguió copiándose e influyendo en artistas de diferentes épocas, especialmente en los artistas del movimiento surrealista, pero también en los cubistas y artistas más actuales que siguen utilizando su sistema de componer figuras y objetos. En 1961, Claudio Bravo llega a España y se instala en Madrid. Allí descubre el Museo del Prado, al que acude con asiduidad para aprender de los Grandes Maestros del Renacimiento y el Barroco. Esto marcó su estilo durante el período que estuvo en España, caracterizado por unas pinturas de técnica depurada y exquisita, que por la composición y por los elementos que incluye recuerdan las obras del los Grandes Maestros, aunque dándoles un estilo personal que las convierte en actuales. Abundan los retratos y también los bodegones, que suelen homenajear a Zurbarán y Velázquez, dos de los artistas que más le apasionaron.

En esta obra, Claudio Bravo homenajea a Giuseppe Arcimboldo creando su particular visión de “Las Cuatro Estaciones”. Como Arcimboldo, Bravo también utiliza frutas, plantas, flores y vegetales para componer las formas de las figuras pero lo hace de manera más libre y derrochando una gran imaginación. Las figuras se recortan sobre un paisaje de estilo renacentista en vez de sobre un fondo negro como en la obra de Arcimboldo, y hay un curioso diálogo de opuestos. Las figuras de tonos “fríos” (verdes, amarillos, blancos) se enfrentan a las de tonos “calientes” (rojos, naranjas). Es decir, las estaciones “frías” (Otoño, Invierno) se oponen a las “calientes” (Primavera, Verano). Este enfrentamiento también está en la obra de Arcimboldo y simboliza continuidad o permanencia en el tiempo como las cuatro estaciones que se suceden una detrás de otra.

La obra fue realizada a petición de su propietario actual y nunca antes ha estado a la venta. Está inspirada en cuatro de las mujeres más bellas e importantes de la sociedad Marbellí de la época, lugar donde Claudio Bravo pasó largas temporadas, incluso después de instalarse en Tánger en 1972. Precio de salida: 200.000 Euros.

Hermenegildo Anglada Camarasa (Barcelona, 1871-Pollença, Mallorca, 1959) “Amigas”, h.1900-1901 Óleo sobre tabla. 21,6 x 23,2 cms. (las medidas que aparecen en la etiqueta de la Galería Toisón y en el catálogo razonado son incorrectas). Firmado áng.inf.izq.
Procedencia:
Familia Anglada, Port Pollença, hasta 1960.
Galería Toisón, Madrid.
Colección Particular desde 1960.
Exposiciones:
Madrid, Galería Toisón, 1960 (etiqueta en el reverso).
Realizada h.1900-1, esta obra muestra la maestría técnica y el talento de Anglada Camarasa en este tipo de obras de pequeño formato donde retrata un instante de la vida nocturna del París de principios de siglo.
Son tablas sin preparar, pintadas del natural, con mucha rapidez y sin esbozo previo, utilizando pinceladas largas y valiéndose en muchos casos del color natural de la propia tabla. El tema se reduce a lo esencial, eliminando todo tipo de detalles anecdóticos y elementos circunstanciales a la historia principal.

Las protagonistas de esta obra son dos “amigas”, dos elegantes damas que están conversando mientras dan un tranquilo paseo por las afueras del Jardín de París, lugar de reunión de la sociedad parisina de la época junto con teatros y cabarets. La luz, artificial, eléctrica, proviene de los faroles que se encuentran al fondo de la escena. Los colores son vibrantes, contrastan los tonos claros y luminosos como el vainilla, el ópalo y el lila, tan característicos de esta época, con el intenso rojo de la mujer que está en el segundo plano y los negros de los trajes de algunos de los hombres que apenas se esbozan.

En unas pocas pinceladas magistrales, Anglada nos deja la instantánea de un momento de distracción y  felicidad que capta,mejor que una fotografía, el ambiente, la luz, el color y las sensaciones de una época. Precio de salida: 100.000 Euros.

Pablo Palazuelo (Madrid, 1916-Galapagar, Madrid, 2007)
“S.T”, h.1990 Acero cortén. 139 x 120 x 75 cms. Pieza única.
Procedencia:
Galería Soledad Lorenzo, Madrid.
Colección particular.
En 1954 Palazuelo realiza su primera aproximación a la escultura, un bronce de 17x11x13 cms. titulado “Ascendente nº2”. Sin embargo, no es hasta casi veinte años después cuando retoma el trabajo escultórico de manera continuada, alternándolo con la pintura. Le mueve la necesidad de llevar al campo de las tres dimensiones unos procesos de transformación en su lenguaje que no estaban dando todo su potencial en las dos dimensiones. En cambio, en la escultura podían desplegar mucho mejor sus cualidades inherentes. Según sus propias palabras, buscaba una manera de poder expresar “de forma mucho más accesible el dinamismo de lo aparentemente estático”.
Sus esculturas de los años 60 y 70 están realizadas en aluminio y  se forman con diferentes planos de ángulos curvos que se doblan, asemejándose en algunos casos a diseños de aviones. Desde los 80, Palazuelo empieza a utilizar también el acero cortén, el acero inoxidable y el hierro pulido. Las formas se vuelven más rectas, más angulosas, acentuándose la verticalidad o la horizontalidad. En algunos casos son como estructuras de edificios o como alzados de sus propios dibujos.
Esta escultura de los años 90 ejecutada en acero corten ejemplifica la característica principal de las obras de Palazuelo que ya definió Gaston Bachelard: lo aéreo, lo dinámico. Los diversos planos de esta escultura se van plegando y desplegando en el espacio creando una ilusión de movimiento en lo aparentemente estático. Según explicó el propio Palazuelo: “la percepción del movimiento inmóvil es parte constitutiva de la percepción profunda de una escultura. Sobre el plano mismo una estructura de dos dimensiones, si es verdaderamente una estructura, y si se presta la atención, necesariamente se mueve”. Precio de salida: 130.000 Euros.

Juan Uslé (Santander, 1954)
“Soñé que revelabas IV”, 2000 Vinílico, dispersión y pigmentos sobre tela. 274 x 203 cms.
Firmado en el reverso.
Procedencia:
Galería Soledad Lorenzo, Madrid (etiqueta en el reverso).
Colección particular.
Exposiciones:
Oporto, Museo Serralves, “Juan Uslé. Dark & Yellow rooms”, 2001, rep.col.cat.exp.pag.21.
Madrid, Galería Soledad Lorenzo, “Juan Uslé. Beauty & Sorrow”, 2001, rep.col.cat.exp.pag.35.
Madrid, Palacio de Velázquez; Santander, Fundación Marcelino Botín; Gante, SMAK; Dublin, IMMA,  “Juan Uslé. Open Rooms”, 2003-2004, rep.col.cat.exp.pag.109.

Juan Uslé es el artista abstracto español vivo más internacional y destacado. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia hasta 1977, comenzando luego una carrera pictórica con muchas influencias del expresionismo abstracto americano, especialmente de Willem de Kooning. Más tarde evoluciona hacia una obra más lírica donde el motivo principal son los paisajes marítimos. En 1987 se traslada a vivir a Nueva York y a partir de los años 90 su pintura empieza a sufrir un cambio radical. Aparecen las tramas, cuadrículas, retículas, líneas, ondas, etc… derivadas de sus experiencias en la gran urbe, de lo que ve y siente, de las arquitecturas, sus recuerdos, la historia de la pintura, las películas, etc.. Son formas que se contraponen, hay mezclas de sobriedad y barroquismo, dinamismo e inmovilidad o gesto y geometría. La luz, ya sea natural o eléctrica es fundamental en su obra y conecta lo real con lo imaginado, creando así una contraposición entre la razón y la emoción.

“Soñé que revelabas IV” pertenece a una famosa serie de cuadros verticales de gran formato que Uslé comenzó en 1997. Son cuadros de tonos oscuros (principalmente grises y negros) aplicados con pinceladas cortas y repetitivas, distribuidos en estructuras de franjas horizontales paralelas. Estas franjas pueden recordar las “stripe paintings” de Frank Stella o algunas obras de Kenneth Noland. Sin embargo, a diferencia de las franjas perfectas, mecánicas, de Stella y Noland, las de Uslé son más variables, más vibrantes, casi como una especie de registro sismográfico. Para Juan Uslé el negro no simboliza el final sino todo lo contrario. Representa la pérdida de memoria, la amnesia, la oportunidad de poder volver a empezar desde el principio. La pérdida de memoria está presente en la pintura con el diálogo de los contrapuestos luz/oscuridad. La luz, atrapada en una jaula de franjas negras, surge como ausencia de pintura. Es el fondo blanco del lienzo que aparece donde la pintura no lo cubre. Los pocos rayos de luz que entran por los resquicios de la cortina que cubre la ventana. La luz que, cuando se hace camino y vence a la oscuridad, revela todo un mundo ante los ojos del que lo quiera ver. Precio de salida: 70.000 Euros.

José María Sicilia (Madrid, 1954)
“Flor Ocre”, 1986 Acrílico sobre lienzo. Políptico de 9 lienzos de 100 x 100 cms. (300 x 300 cms. en total) Firmado, fechado y titulado en el reverso de unos de los lienzos.
Procedencia :
Galería Blum Helman , Nueva York (etiqueta en el reverso de uno de los lienzos).
Colección particular.
Esta obra se acompaña de un certificado de autenticidad firmado por el artista. Precio de salida: 50.000 Euros.

Luis Feito (Madrid, 1929)
“798”, 1970 Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cms. Firmado, fechado y titulado en el reverso. Precio de salida: 35.000 Euros.

Oswaldo Guayasamin (Quito, 1919-1999)
“La Edad de la Ira. Las Mujeres Llorando”, 1962 Óleo sobre lienzo. 115 x 78 cms. Firmado áng.inf.dcho.
EXPOSICIONES:
Santo Domingo, República Dominicana, Galería de Arte Moderno, 1983 (etiqueta en el reverso).

“Mi pintura es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente. Para mostrar lo que el Hombre hace en contra del Hombre”. Oswaldo Guayasamín.
Esta obra se acompaña de un certificado de la Fundación Guayasamin a la que agradecemos por confirmar la autenticidad de la obra. Precio de salida: 36.000 Euros.