Del 9 de octubre al 18 de enero 2009
Biblioteca Nacional de España
Comisario: José Manuel Lucía Megías
La exposición “Amadís de Gaula, 1508: quinientos años de libros de caballerías” da cuenta de los orígenes, el contenido y la difusión de uno de los géneros más influyentes de todo el Renacimiento y el Barroco: el de los libros de caballerías, muy conocido de nombre pero poco de contenido, siempre a la sombra de los comentarios vertidos en uno de los textos caballerescos más trascendentales de todos los tiempos: Don Quijote de la Mancha. Pero no hemos de olvidar que los libros de caballerías triunfaron desde finales del siglo XV hasta las primeras décadas del siglo XVII, y que lo hicieron en Castilla y Aragón, pero también en Portugal, Francia, Italia, Inglaterra, los Países Bajos, América… Un género europeo, a la estela de la difusión de la Materia de Bretaña a lo largo de la Edad Media.
Para dar a conocer los libros de caballerías se expondrán en la Sala Recoletos de la Biblioteca Nacional un total de 137 obras, en su mayoría códices medievales, incunables y libros impresos de los siglos XVI y XVII, acompañados de estampas de la época y algunas piezas como una armadura del ejército de Carlos V o la reproducción de una prensa del siglo XVI. Se contará también con varios interactivos en que los visitantes podrán conocer un poco mejor los personajes de la Materia de Bretaña francesa, leer un fragmento del Amadís de Gaula medieval, vivir en directo una aventura caballeresca (la de la Torre del Castillo del Universo), así como escuchar a escritores de ayer y de hoy hablando de los libros de caballerías: Santa Teresa de Jesús, Lope de Vega, Miguel de Cervantes, Francisco Nieva, Mario Vargas Llosa y Luis Alberto de Cuenca.
La Biblioteca Nacional de España conserva uno de los fondos bibliográficos más selecto y amplio de libros de caballerías. Junto a los códices, impresos y estampas de la BNE, se ha contado con obras de la Brancoft Library de la Universidad de Berkeley (USA), la British Library (Londres), la Bibliothèque Mazarine (París), la Würtembergirche Landesbibliothek (Stuttgart), la Biblioteca de Catalunya (Barcelona), la Biblioteca Universitaria de Salamanca, la Biblioteca del Monasterio de El Escorial (Madrid), la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla de la Universidad Complutense de Madrid, y bibliotecas particulares, como la del Cigarral del Carmen (Toledo). Las piezas proceden de la Armería Real (Madrid), la Imprenta Artesanal del Ayuntamiento de Madrid y el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias (Paterna). Será la primera vez que se puedan ver juntos piezas esenciales de la materia caballeresca, como los fragmentos medievales del siglo XV, el único ejemplar conservado de la edición de 1508 del Amadís de Gaula, el primero conservado, ejemplares de las primeras ediciones de la saga de Amadís, y traducciones y libros de caballerías en francés, italiano, portugués o hebreo.
La muestra se ha organizado en seis secciones, que intentan dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿de dónde proceden los libros de caballerías?, ¿qué importancia tuvo la imprenta en su éxito?, ¿qué libros constituyen el ciclo de Amadís?, ¿de qué tratan los libros de caballerías?, ¿cómo la realidad y la ficción caballeresca se dieron cita en los siglos XVI y XVII? y, por último, ¿quiénes leyeron libros de caballerías? Se termina con un epílogo en que se rescata, casi al final, la figura de Alonso Quijano, uno de los lectores más certeros de libros de caballerías.
SECCIÓN 1: EL AMADÍS DE GAULA MEDIEVAL
La historia del Amadís comienza a principios del siglo XIV, en la Castilla alrededor de los años del reinado de Alfonso XI. Su referente directo son los textos de la Materia de Bretaña, los que cuentan las aventuras de los caballeros de la Mesa Redonda, con el rey Arturo y Lanzarote a la cabeza. El texto medieval sufrió a lo largo de los siglos XIV y XV varios cambios, de los que sólo hemos conservado ocho fragmentos de un códice del siglo XV, que habían servido como apoyo de papel para una encuadernación antigua. Para poder entender la génesis de los libros de caballerías, se exponen dos códices de textos artúricos muy poco conocidos, conservados en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, así como algunas obras caballerescas castellanas como el Libro del Cavallero Zifar o traducciones, como el Lanzarote del Lago, o los fragmentos artúricos de la Universidad de Salamanca.
Y en esta sección, además de poder disfrutar por primera vez en España de los fragmentos medievales del Amadís de Gaula, de la Bancroft Library de la Universidad de Berkeley, se podrá apreciar también por primera vez de una de las joyas bibliográficas que conserva la Biblioteca Nacional de España: unos fragmentos de un códice del siglo XV del Tristán de Leonís, con miniaturas, que, como los fragmentos amadisianos, se han conservado gracias a que formaron parte de la encuadernación de otro códice hasta el siglo XIX.
En dos interactivos realizados para la ocasión, los visitantes podrán ponerse a prueba y saber si son capaces de identificar a los más importantes personajes de los textos caballerescos medievales (el rey Arturo, la reina Ginebra, Lanzarote, Merlín, Galván…), y podrán apreciar reproducciones de los ocho fragmentos del Amadís e intentar leer unas líneas de uno de ellos, escrito en letra gótica libraria.
SECCIÓN 2: EL AMADÍS DE GAULA Y LA IMPRENTA
A finales del siglo XV (hacia 1495 o 1496), Garci Rodríguez de Montalvo, regidor de Medina del Campo, reescribe los tres libros medievales del Amadís de Gaula y lo completa con un cuarto, y dedica la obra final a los Reyes Católicos. Entramos de lleno en el Renacimiento. Y será este texto el que triunfe en todo el mundo a lo largo y ancho del siglo XVI. De este texto debió hacerse una impresión (en Sevilla, Burgos, Medina del Campo) antes de terminar el siglo XV, pero de ella no se ha conservado ningún ejemplar. ¿Su forma? Muy parecida a los cuatro incunables caballerescos que se pueden admirar en la exposición, en muy pocas ocasiones accesibles al público: Tirant lo Blanc (1490), Baladro del Sabio Merlín (1498), Oliveros de Castilla (1499) y Tristán de Leonís (1501), este último copia de una edición anterior de época incunable.
La imprenta, ese “ejército de soldados de plomo con que se puede conquistar el mundo”, en certera frase atribuida a su inventor, Gutenberg, va a encontrar en los libros de caballerías un aliado para su difusión. Y los libros de caballerías van a constituirse en uno de los géneros editoriales más transitados por los tipos móviles a lo largo del siglo XVI, el que más va a hacer “sudar las prensas”, como se aprecia en el mapa de los talleres de impresión que se ha preparado para la exposición. Más de ochenta títulos, centenares de ediciones y miles de ejemplares impresos –de los que sólo hemos conservado una mínima parte- son la prueba de este éxito comercial.
Las crisis económicas del reinado de Felipe II hicieron que los libros de caballerías –como otros géneros novelísticos- volvieran la vista a la difusión manuscrita, que era la más habitual para los textos dramáticos, los poéticos y aquellos que no pasaban la censura oficial. Y así desde mediados del siglo XVI hasta bien entrado el siglo XVII contamos con libros de caballerías que se difundieron de manera manuscrita. La Biblioteca Nacional de España conserva uno de los fondos más completos y abundantes en este tipo de obras, del que se exponen varias, destacando la Quinta parte del Espejo de príncipes y caballeros, posterior a 1623, es decir muchos años después del éxito del Quijote.
En esta sección, además de la reproducción de una prensa de la época, procedente de la Imprenta Artesanal del Ayuntamiento de Madrid, podrá admirarse otra de las joyas bibliográficas de la Biblioteca Nacional: un original de imprenta caballeresco; el ejemplar concreto del Amadís de Gaula de 1563 que componedores y correctores de la época usarán para realizar la reedición de 1575, de la que también la Nacional conserva un ejemplar. Y ambos estarán cara a cara en la exposición por primera vez, para el disfrute de los visitantes.
SECCIÓN 3: AMADÍS DE GAULA, ZARAGOZA, 1508
A finales del siglo XIX se descubrió en Ferrara el único ejemplar conservado de la edición de los cuatro libros de Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo, que terminó de imprimir Jorge Coci en su taller zaragozano a finales de octubre de 1508. Hoy en día se encuentra en la British Library y es la pieza que ocupa el corazón de la exposición. Es el primer testimonio que se conoce del texto que más influencia ha tenido en todo el Renacimiento. Por eso, para entrar a la sala tercera se hará bajo un Arco Triunfal, reproducción de los vistos en la Gran entrada de Amberes de 1635.
Los cuatro libros de Amadís de Gaula pusieron las bases a uno de los ciclos más importantes de la materia caballeresca, la columna vertebral del género, llegando hasta los doce libros: su colofón en castellano lo puso Pedro de Luján con su Silves de la Selva. El ciclo de Amadís de Gaula está representado por ejemplares de las primeras ediciones, procedentes de España, Francia y Alemania. En este ciclo destaca con luz propia otro de los novelistas más importantes de la época: Feliciano de Silva, autor de algunos de los mejores textos caballerescos, como el Amadís de Grecia o el Florisel de Niquea. Un universo de aventuras y personajes entrelazados que hacían las delicias de los lectores de su tiempo y que nos enloquecen a los investigadores de hoy en día. Esta complejidad de tramas narrativas se apreciará en un árbol genealógico de Amadís de Gaula, realizado para la exposición, con el apoyo del grupo de investigación Mambrino de la Universidad de Verona (Italia).
Y los libros de caballerías y las traducciones y continuaciones de Amadís se convertirán en un lugar común en la Europa del momento. Traducciones y continuaciones al italiano, en que destaca la figura de Mambrino, y el personaje de Esferamundi, que continuará en italiano las aventuras castellanas; los textos portugueses, con el Clarimundo como gran obra, o las traducciones y continuaciones al francés, del que se destaca un libro muy poco conocido Roman de romans… una verdadera summa caballeresca del siglo XVII con magníficas estampas. Uno de los escasos ejemplares de la traducción del primer libro del Amadís de Gaula al hebreo, realizada alrededor de 1540, es el colofón de lujo para esta sección.
SECCIÓN 4: LOS LIBROS DE CABALLERÍAS POR DENTRO
Y conocido el origen de los libros de caballerías, su difusión europea a lo largo del siglo XVI y visto el iniciador de esta secta y el árbol de aventuras al que ha dado lugar, es el momento de adentrarse en el contenido de los libros de caballerías. Empresa imposible ya que en los cerca de ochenta títulos diferentes que se conocen se multiplican las aventuras y los personajes (nada que ver con ese “todos son una mesma cosa”, que diría el clérigo de Toledo en el Quijote). Por este motivo, de esta maraña de aventuras, hemos elegido las aventuras más significativas, aquellas que permiten comprender la diversidad y la riqueza literaria e imaginativa de este género, intentando mostrar su vinculación con acontecimientos de la época. Esta sección se ha dividido en los siguientes apartados:
4.1. LOS PROTAGONISTAS: CABALLEROS Y DAMAS. Se presta especial atención a la forma de representación del caballero (con portadas de libros de caballerías y una armadura del ejército de Carlos V y un plato de cerámica del siglo XVI), así como al acto de investidura.
4.2. AVENTURAS CABALLERESCAS DENTRO Y FUERA DE LOS LIBROS: armado caballero, el novel debe comenzar a labrarse un nombre, a base de triunfar en las aventuras más difíciles y peligrosas. Aquí están algunas de ellas. Algunas dentro de los libros de caballerías y otras fuera, como la que acomete el futuro Felipe II en su “felicísimo viaje” en Binche (Bélgica) en 1549: la Aventura del Castillo Tenebroso.
4.3. ENTRE EL AMOR Y EL EROTISMO: el caballero para poder ser pleno, debe vencer tanto en el campo de batalla como en el del amor. Amor que da la vida cuando se encuentra y amor que se la quita, cuando desaparece. Los celos de Oriana llevan a Amadís a la desesperación y a convertirse en Beltenebros –modelo que utilizará don Quijote en Sierra Morena-. Con libros y estampas se explica este episodio, así como la presencia cada vez más habitual de elementos eróticos en textos caballerescos, especialmente manuscritos.
4.4. LA MARAVILLA CABALLERESCA: a medida que el género caballeresco va adentrándose en el siglo XVI, irá abandonando sus presupuestos ideológicos, doctrinales, de modelo de conducta –como los imaginó Garci Rodríguez de Montalvo a finales del siglo XV-, para acercarse a la literatura de evasión y de entretenimiento. Y en esta línea de evolución los monstruos y lo encantadores ocuparán cada vez mayor espacio entre sus páginas. Algunos de ellos se describirán y podrán verse en espléndidas estampas francesas.
Y para poder hacer partícipe a los visitantes de estas emociones vividas en las letras caballerescas, se ha ideado un gran audiovisual: LA TORRE DEL CASTILLO DEL UNIVERSO, en que los visitantes podrán vivir en sus carnes uno de los episodios maravillosos narrados en el Amadís de Grecia de Feliciano de Silva: la construcción de la Torre del Castillo del Universo, realizada en una noche por los magos Urganda la Desconocida, Melía y Alquife.
4.5. AMÉRICA Y LOS LIBROS DE CABALLERÍAS en el último apartado de esta sección se muestra la gran relación de los textos caballerescos y América. Lecturas caballerescas que les permite a los cronistas poder describir las maravillas que se encuentran en este nuevo mundo –cuyos ejemplares pueden verse con algunas imágenes magníficas como la representación de la ciudad de México como una isla-, y cómo algunos nombres caballerescos sirvieron para nombrar este nuevo territorio: California y Patagonia. Se cierra esta sección con una serie magnífica de seis estampas del siglo XVII que representan la Batalla de las Amazonas a partir de un cuadro de Rubens.
SECCIÓN 5: EL IMAGINARIO CABALLERESCO
Los libros de caballerías conversan con su tiempo, con las costumbres y las fiestas de su tiempo. Fiestas que se realizan a imagen y semejanza de las narradas en los libros de caballerías y fiestas que se narran en los textos siguiendo el guión de las vividas en las plazas de Zaragoza o de otra gran ciudad. Caballería real y caballería de papel que se dan la mano durante los siglos XVI y XVII. Torneos, entradas triunfales, sortijas… serán diversiones caballerescas que se vivirán en los libros y que se leerán en las plazas. Así se podrán apreciar tres hermosas carrozas ideadas para el Triunfo del Emperador Maximiliano I, el considerado el último caballero andante. O los magníficos torneos realizados en Viena o esa curiosa sortija caballeresca de 1607 en Pausa en que el Caballero de la Triste Figura comparte protagonismo con otros caballeros andantes. Los recibimientos triunfales serán otro de los espacios en que las ciudades se convertirán en el espacio ideal para imaginar y vivir un libro de caballerías.
SECCIÓN 6: LEER LIBROS DE CABALLERÍAS
En esta última sección se presta atención a los lectores de los libros de caballerías; lectores que van desde el emperador Carlos V (a quien se le atribuye además la traducción de un particular texto caballero como es el Caballero Determinado, del que puede verse un ejemplar de la primera edición) a los más humildes, que pueden acercarse a la materia caballeresca gracias a los pliegos de cordel: dos romances en este medio se podrán admirar en la exposición. Y en este aspecto, hemos querido concederles una especial importancia a las mujeres como lectoras de libros de caballerías, uno de sus públicos más fieles. Incluso una mujer, Beatriz Bernal, escribió un texto caballeresco: Cristalián de España, del que se podrá ver un ejemplar de su primera edición.
Lectores que anotan sus ejemplares caballerescos, que toman nota en sus cuadernos, y lectores que se dedican a coleccionarlos, entre los que destaca don Diego Sarmiento de Acuña, el conde de Gondomar y la Condesa del Campo Alange. De los dos podremos ver sus inventarios de libros y algunos de los ejemplares que formaron parte de sus bibliotecas.
Y para el final hemos dejado las voces, las voces de escritores de ayer y de hoy hablando de libros de caballerías: Santa Teresa de Jesús, Lope de Vega, Miguel de Cervantes, Francisco Nieva, Mario Vargas Llosa y Luis Alberto de Cuenca.
EPÍLOGO: ALONSO QUIJANO, LECTOR DE LIBROS DE CABALLERÍAS
Y sin duda, uno de los mejores –y más entusiastas- lectores de libros de caballerías fue Miguel de Cervantes, representado en la exposición por su alter-ego el hidalgo Alonso Quijano. Reproducción de estampas desde el siglo XVII al XX de Alonso Quijano leyendo libros de caballerías muestran el éxito perdurable de los relatos caballerescos hasta nuestros días en la genial lectura que llevó a cabo Miguel de Cervantes en su don Quijote de la Mancha, uno de los mejores libros de caballerías jamás escritos. Las imágenes proceden del Banco de imágenes del Quijote: 1605-1905 (www.qbi.2005.com), en la que colabora activamente la Biblioteca Nacional de España
JOSÉ MANUEL LUCÍA MEGÍAS (IBIZA. 1967)
Doctor en Filología por la Universidad de Alcalá, en cuyo departamento comenzó a dar clases de literatura medieval. Amplió sus estudios en varias universidades italianas (la Università degli Studi di Pisa y la Università della Sapienza di Roma) y francesas (Universitè de Paris X-Nanterre, donde además ha sido profesor invitado). Ha impartido cursos, seminarios y conferencias en diferentes universidades españolas (Valencia, Zaragoza, Salamanca, Autónoma de Madrid, León, UNED de Madrid, Menéndez Pelayo de Santander…), y extranjeras (Universidad de los Andes y Javeriana, de Colombia; Universitè Paris X-Nanterre y Universitè de la Sorbonne II, de Francia; Università della Sapienza di Roma y la Università degli Studi di Pescara, de Italia; la Universidad de Buenos Aires, de Argentina; Universidade do Estado do Rio de Janeiro, de Brasil), así como en centros de investigación, como el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá, o el Seminario de Edición y Crítica Textual “Germán Orduna” de Buenos Aires. Ha sido Técnico Superior de la Dirección Académica del Instituto Cervantes, y ha impartido seminarios de español como lengua extranjera en los centros que el Cervantes tiene en São Paulo y en Rio de Janerio (Brasil). En la actualidad, es Profesor Titular de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid y Coordinador Académico del Centro de Estudios Cervantinos (Alcalá de Henares).
Ha publicado diversos libros referidos a la literatura medieval y de los Siglos de Oro: Imprenta y libros de caballerías (Madrid, 2000), y Diccionario Filológico de Literatura Medieval Española (Madrid, 2002), éste último junto a Carlos Alvar; los libros de caballerías, tanto en su recepción como en su composición material se han convertido en uno de sus temas de investigación prioritarios: ha editado un texto caballeresco inédito, fechado en 1599, Flor de caballerías (Alcalá de Henares, 1997), conservado en la Real Biblioteca de Madrid, así como una Antología de Libros de caballerías castellanos (Alcalá de Henares, 2002); junto al profesor Carlos Alvar, ha preparado una nueva antología caballeresca, de carácter temático (Barcelona, DeBolsillo, 2004) y con Emilio Sales ha publicado Libros de caballerías castellanos (los libros que pudo leer don Quijote), para la editorial Castalia (2007). En el 2008, la editorial Laberinto ha publicado Libros de caballerías castellanos, junto a Emilio Sales, que ofrece una visión general del género caballeresco para todos los interesados.
Además de los libros de caballerías, de la edición de textos y de las nuevas posibilidades de la Informática Humanística en el campo de las Humanidades (en el 2002 publicó el libro Literatura Románica en Internet. I. Los textos), José Manuel Lucía Megías también se ha dedicado a la traducción, tanto de textos medievales, y así en el 2000 tradujo el “roman” del siglo XII de Chrètien de Troyes, el Libro de Perceval y en el 2008, junto a Carlos Alvar, la Antología de la antigua lírica italiana (Madrid, Sial), como de autores modernos: el poeta rumano Mihail Eminescu (junto a Dana Mihaela Giurcă), o el italiano Cesare Pavese.
Es director de varias colecciones editoriales: “Lecturas de crítica textual” (Editorial Ollero & Ramos), “Los libros de Rocinante” y “Guías de lectura caballeresca” (Centro de Estudios Cervantinos) y “Guías de recursos en Internet” (Editorial Castalia).
En el año 2000, publicó su primer libro de poemas, Libro de horas, que fue muy bien recibido por la crítica; ha dado a conocer sus poemas en varias revistas literarias así como en recitales poéticos en España, Francia, Italia, Argentina y Brasil. Preparó el prólogo para la edición del poemario del poeta colombiano Jaime Jaramillo Escobar: Poemas principales (Valencia, 2000), y desde este año ha publicado los siguientes títulos: Prometeo encadenado (Calambur, 2004), Acróstico (Sial, 2005), Canciones y otros vasos de whisky (Sial, 2006) y Cuaderno de Bitácora (Sial, 2007).
Ha sido comisario de las siguientes exposiciones en los últimos años:
1. Don Quijote, un mito en papel (Alcalá de Henares, febrero-abril, 2005)
2. Don Quijote en el campus: tesoros complutenses (Madrid, abril-julio 2005)
3. El delirio y la razón: Don Quijote por dentro (Alcalá de Henares, junio 2005; Madrid, julio-agosto 2005, Logroño, septiembre-noviembre 2005).
4. Comisario técnico de la exposición: Cuatrocientos años de don Quijote por el mundo (Valladolid, noviembre 2005-enero 2006).
5. Aquí se imprimen libros (La imprenta en la época del Quijote), Madrid, noviembre 2005-marzo 2006)
6. Amadís de Gaula y el embrujo caballeresco (Biblioteca Nacional de Madrid, Sala de las Musas, agosto-octubre 2008)
7. Don Quijote en el corral (Corral de Comedias de Alcalá de Henares, 7-12 de octubre 2008)
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