Una lectura atractiva de siete siglos de romanización
Andrés Merino
Durante casi siete siglos de historia la península ibérica vivió directamente la presencia política, religiosa, económica y –en definitiva- cultural de la Roma antigua. La romanización es para muchos una de las mejores pruebas de que el devenir humano no avanza a trompicones, sino que la huella de las civilizaciones se posa y sedimenta con la lentitud majestuosa del paso del tiempo. A tal premisa parece sumarse Gonzalo Bravo, profesor titular de Historia Antigua en la Universidad Complutense de Madrid. A las décadas de procedencia académica del autor se suma la acostumbrada intuición de los editores de La Esfera a la hora de seleccionar sus publicaciones de no ficción para que “Hispania” se nos presente con un notable atractivo para su lectura.
Hay un rasgo en la obra de Bravo que llama poderosamente la atención y que inevitablemente debemos asociar con lo que llamaríamos “humildad intelectual”. El autor sistematiza su obra a la manera clásica. Desarrolla la presencia romana en la península de forma cronológica, a través de epígrafes ya usuales en la historiografía: Hispania prerromana, la llegada de Cartago, las guerras contra los hispanos y de los propios romanos entre sí en nuestro territorio, la Hispania imperial –la brillante y la de la decadencia- y las invasiones bárbaras. No se aventura en el invento de nuevos criterios de sistematización de conocimientos, sino que desarrolla lo que denomina una visión multidisciplinar a través de un orden que sigue siendo perfectamente útil. Así, de forma paralela a la evolución en acontecimientos puntuales, presenta a su vez, en capítulos verdaderamente interesantes, otros aspectos como los religiosos, culturales o económicos, entre los que sobresalen dos que ha desarrollado de forma especialmente acertada. El primero es el dedicado a los aspectos jurídicos, las tipologías del “ius” romano, que presenta con rigor y claridad. Bravo distingue muy acertadamente entre los derechos civiles (comercio, matrimonio, migración) y políticos (voto, posibilidad de optar a magistraturas), que junto a otros propios del ejercicio del poder configuró un complejo pero eficaz sistema en la “civitas” y la ciudadanía romana. El segundo éxito es la visión de la expansión territorial, inicialmente militar, basada en un singular modelo urbano imitado por doquier y envidia de una óptima organización de la convivencia. En el marco de esta visión del asentamiento humano se incluye uno de los sugerentes apéndices documentales que se nos ofrecen, consistentes en largos elencos de municipios romanos en Hispania y otro de topónimos de la época imperial.
Otros aspectos dignos de elogio son las frecuentes menciones a distintas visiones de problemas historiográficos, como es la caracterización del periodo final de la presencia romana. Es conocida la controversia sobre el carácter “invasivo” de los pueblos del norte, pero Bravo no aparenta pretender una visión definitiva sobre el fin del Imperio romano. Constatar el cambio histórico que supuso la presencia de instituciones y costumbres visigodas en España nos parece un nuevo rasgo de esa “humildad intelectual”, muy de agradecer en un texto que, escrito con vocación de formación de universitarios, puede ser perfectamente leído por amantes de la historia que quiera dedicar un tiempo reposado a conocer esos siete siglos apasionantes de nuestro pasado. “Hispania” es un meritorio libro al que merece la pena dedicar atención.
“Hispania. La epopeya de los romanos en la península”
Gonzalo Bravo Castañeda
Madrid, La Esfera de los Libros, 374 pág.
ISBN: 978-84-9734-662-7