Degas. El proceso de la creación.

Del 14 de octubre de 2008 al 6 de enero de 2009

Fundación Mapfre
Paseo de Recoletos, nº 23, Madrid

Obras del Musée d´Orsay de París y del MASP Museo de Arte de São Paulo “Assis Chateaubriand”

Degas quería hacer un arte más verdadero, un arte que fuera capaz de transmitir en imágenes la realidad dinámica y en constante transformación que le había tocado vivir.

Degas destaca por ser uno de los grandes artistas de la modernidad, pero de una modernidad construida con los valores compositivos clásicos, como el dibujo, la línea y la perspectiva.

La exposición, realizada con la colaboración excepcional del Musée d´Orsay de París y del MASP Museo de Arte de São Paulo “Assis Chateaubriand”, presenta la colección completa de las 73 esculturas de Degas, procedentes del MASP (una de las tres instituciones en el mundo que conserva una colección completa). Junto a ellos se exponen 6 óleos, 13 pasteles, 14 dibujos, 13 grabados y 3 fotografías pertenecientes a las colecciones del Musée d´Orsay, del Musée du Louvre, de la Bibliothèque Nationale de France, de la Philips Collection de Washington y de la Kunsthalle de Hamburgo, entre otras.

Por primera vez, desde hace más de treinta años, los más valiosos pasteles de Degas – como Fin d´arabesque o Le tub – pertenecientes a la colección del Musée d´Orsay han salido del Museo para presentarse en Madrid.

Estas obras, junto con las esculturas y una serie de óleos y de exquisitos dibujos conservados en el Gabinete de Artes Gráficas del Musée du Louvre, articulan el discurso de la exposición, centrado en los procesos creativos de Degas.

Del proceso de dibujar insistentemente el cuerpo humano, inquiriendo en su forma y su expresión, parece haber nacido en Degas la necesidad de hacer escultura. Dibujar era, para el artista, un modo de pensar; modelar, otro.

Degas modelaba insistentemente en cera pequeñas figurillas que, siempre frágiles, podía retocar. Cada escultura encierra una delicada poesía que se plasma en cada una de ellas, en cada pequeño instante que se plasma en las sutiles variaciones de cada pose.

Para Degas, la escultura no fue más que el medio para poder mirar mejor la realidad y avanzar en la creación de sus cuadros y pasteles. La escultura permite apropiarse de los personajes, situarlos abajo o arriba, y mirarlos desde lugares imposibles en la realidad.

Sus piezas escultóricas son elementos de estudio, pero también obras en sí mismas que completan nuestra mirada sobre su trabajo.

Claude Roger-Marx contó que había oído decir a Degas: “Un cuadro es una obra artificial, fuera de la naturaleza, y exige tanta astucia como la perpetración de un crimen”. Esta sentencia muestra lo complejo del proceso de la pintura en Degas.

Es conocida la dificultad de este artista para dar por terminada una obra, y el hecho de que retomara cuadros propios de casa de sus amigos para replantearse algo más.

Su clara modernidad recuerda al flâneur baudeleriano, al paseante de las grandes ciudades que encuentra a su derecha e izquierda escenas insólitas e inesperadas.

La mirada se convierte en un asunto central de su obra. El punto de vista muestra siempre una nueva manera de mirar y entender la realidad, en la que el pintor retrata lo que normalmente no se ve, lo que se pierde en la sucesión de movimientos, en la cadena del tiempo.

Los procedimientos compositivos de Degas transmiten una fuerte sensación de espontaneidad. Sus bailarinas o sus caballos se mueven, y esa impresión no da la sensación de proceder de una elaboración previa.

Buena parte de la genialidad de Degas consiste en mostrar en un solo gesto, en un solo instante, lo que acaba de ocurrir, lo que está ocurriendo y lo que ocurrirá justo después.

Junto con algunos retratos, paisajes y obras de asunto histórico, los principales motivos en los que se basaron las investigaciones de Degas fueron las bailarinas, las mujeres en su aseo y los caballos de carreras.

A partir de 1870, los ensayos de ballet protagonizan muchas obras de Degas. Le foyer de la danse de l´Opera de la rue Le Pelletier constituye un magnífico ejemplo de cómo el artista representa el ballet de forma descriptiva, a pesar de que, en realidad, Degas sólo asistió a estos ensayos a partir de los años 80 y, hasta entonces, eran las bailarinas profesionales las que acudían a posar en su estudio.

Degas estructuraba las composiciones a partir de su fondo de dibujos de bailarinas en diferentes actitudes; dibujaba insistentemente el instante en que sus bailarinas alcanzan la belleza absoluta de su pose. Observaba a las bailarinas desde arriba o desde abajo, buscando puntos de vista insólitos e insospechados, tal como ocurre en Fin d´arabesque.

Frente a la supuesta artificiosidad de las bailarinas, Degas despoja a la mujer de todo artificio. Al margen de la clase social de la retratada, en las toilettes de Degas, la mujer queda reducida al estado de “hembra” que se asea. Joris-Karl Huysmans observaba en los desnudos de Degas una “atenta crueldad”, un “odio paciente”; consideraba que el artista envilecía a la mujer al representarla como algo natural, en las “humillantes poses” que debía adoptar para sus cuidados íntimos.

Las investigaciones de Degas en torno al movimiento se desarrollaron principalmente a través de las representaciones de caballos.

Para él fueron muy importantes las investigaciones del fotógrafo americano Edward Muybridge que, gracias a la fotografía simultánea, analizaba el movimiento de los caballos sirviéndose de una secuencia de imágenes fijas.

Para Degas, el pura sangre era el único ser puro de la realidad moderna.

Caballos, bailarinas y toilettes constituyen los motivos en los que Degas plasmó sus investigaciones; sobre estos temas construye su universo personal, llevando la pintura a uno de sus momentos más admirables.

Imágenes:
1.Fin d’arabesque, 1877. [Fin de arabesque]. París, Musée d’Orsay
2.Quatre danseuses sur scène, ca. 1885-1889. [Cuatro bailarinas en escena]. MASP, Museu de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand, Sao Paulo
3.Le foyer de la danse à l’Opéra de la rue Le Peletier, 1872. [El foyer de la danza de la Opéra de la Rue Le Peletier]. París, Musée d’Orsay
4.Salle de billard au Ménil-Hubert, 1892. [Sala de billar en Ménil-Hubert]. París, Musée d’Orsay
5.Jeune fille spartiate. [Joven espartana] París, Musée d’Orsay, en depósito en Département des arts graphiques del Musée du  Louvre
6.Deux danseuses au repos, ca. 1910. [Dos bailarinas en reposo]. París, Musée d’Orsay
7.Danseuse assise, essayant ses pointes. [Bailarina sentada, ensayando puntas]. París, Musée d’Orsay, en depósito en Département des arts graphiques del Musée du  Louvre
8.Le tub, ca. 1886. [El barreño]. París, Musée d’Orsay
9.Après le bain, 1891-1892. [Después del baño]. París, Bibliothèque National de France
10.Femme, nue, se coiffant. [Mujer, desnuda, peinándose]. París, Musée d’Orsay, en depósito en Département des arts graphiques del Musée du  Louvre
11.Femme à sa toilette essuyant son pied gauche, 1886. [Mujer en la toilette secándose el pie izquierdo]. París, Musée d’Orsay
12.Femme se lavant dans sa baignoire, ca. 1892. [Mujer lavándose en la bañera]. París, Musée d’Orsay
13.Portrait de Giulia Bellelli. [Retrato de Giulia Bellelli]. París, Musée d’Orsay, en depósito en Département des arts graphiques del Musée du  Louvre
14.Melancholie, ca. 1874. [Melancolía]. Washington, The Phillips Collection
15.Trois études de la tête d’une danseuse, ca. 1880. [Tres estudios para la cabeza de bailarina]. París, Musée d’Orsay
16. Petite Danseuse de quatorze ans, 1878-188. [Pequeña bailarina de catorce años]. MASP, Museu de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand, Sao Paulo © Fernando Maquieira
17.Cheval au galop sur le pied droit. [Caballo al galope, a mano derecha]. MASP, Museu de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand, Sao Paulo© Frank Horvat