Imi Knoebel o la relación entre el espacio, la imagen y el color de apoyo

La obra de Imi Knoebel se expone en Valencia

Del 30 de octubre al  25  de enero de 2009
Centro Cultural Bancaja. Sala Sorolla
Plaza Tetuán, 23. Valencia

Comisariada por: Fernando Castro Flórez

Imi Knoebel o la relación entre el espacio, la imagen y el color de apoyo.

Un recorrido por la geometría y el color.

La Fundación Bancaja organiza, con el comisariado de Fernando Castro Flórez, esta importante exposición del artista alemán Imi Knoebel, una de las figuras más relevantes de la pintura y escultura contemporánea. Gracias a piezas de la propia Colección Bancaja, de coleccionistas particulares y de galerías (Helga de Alvear y La Caja Negra) se establece un apasionante recorrido por el particular concepto de la geometría y el color que ha desarrollado, con enorme intensidad, Imi Knoebel.

El arte de Knoebel es combinatorio, es un juego de capas y angulaciones seductoras, que dan lugar a  estructuras abiertas y cerradas, a desplazamientos entre lo visible y aquello que está apenas sugerido.  Rellena el vacío con colores, y estos colores se expanden; cuadros dentro de los cuadros, retículas, superficies que dinamizan el monocromatismo, etc… imponen una atmósfera de belleza absoluta, creando cuadros totalmente faltos de objetos.

Influencia de la Bauhaus, el supremalismo y el constructivismo
Una de las cuestiones más relevantes al revisar el trabajo de Imi Knoebel es el contexto en el que tuvieron lugar tanto sus inicios creativos como su posterior desarrollo plástico, pues el ámbito del arte alemán del periodo de posguerra, y las propuestas que se generaron en Europa, fueron muy importantes.

Muy influenciado por los principios estéticos de la Bauhaus, el constructivismo (desaparición de lo anecdótico en busca de la pureza del arte y protagonismo de las formas geométricas y el espacio frente a la masa) y por la obra suprematista de Kasimir Malevich, Imi Knoebel (Dessau, 1940) ha desarrollado a lo largo de su carrera un trabajo basado en composiciones plásticas conceptuales, en las que se expresa a través del color, la forma y el soporte. Su obra, tanto pictórica como escultórica, está además influenciada por las enseñanzas de Joseph Beuys, de quien fue alumno antes de realizar su primera exposición «IMI + IMI» en una galería de Copenhague allá por 1968.

Imi Knoebel es, durante sus estudios, asiduo a los cursos de Beuys en Dusseldorf, abordando en sus obras, desde 1964, la abstracción basada en la utilización de verticales y horizontales negras sobre fondo blanco, dentro de la línea marcada por el movimiento de arte abstracto lanzado por Kasimir Malevich en 1915: el supremalismo. Los cuadros suprematistas de Malevich son las obras abstractas más puras creadas hasta esa fecha, pues se limitan a formas geométricas simples, el cuadrado, el triángulo, el círculo, la cruz y el rectángulo, y una reducida gama de colores. Según el artista ruso, todo lo expresivo y anecdótico que se encuentra todavía en la abstracción debe ser extirpado, aplicándose formas puras y absolutas en la plasmación de armonías sencillas.

El interés de Imi Knoebel en las propuestas de la Bauhaus también es destacable. Ha experimentado con la construcción de objetos y ambientes, produce asociaciones utilizando madera y desechos metálicos, así como acumulaciones de planchas de aislante. En ellos se intenta resaltar las tensiones provocadas en el espacio debido a la presencia de formas irregulares, aunque en ocasiones representa esquemáticamente un volumen irregular. Su trabajo, tanto en el caso de la pintura como en el de la escultura, ha tenido un carácter conceptual y ha empleado a lo largo de los años una variedad importante de materiales.

Imi Knoebel visto por Fernando Castro Flórez
La obra de Imi Knoebel está forjada, ciertamente, en debates artísticos previos a la debilidad posmoderna, en aquella búsqueda de una concreción que arranca con el suprematismo y adquiere una expansión radical en la búsqueda de la plástica social beuysiana. En buena medida, la generación de una pura sensación cromática adquiere, en el caso de Knoebel, el tono de una impugnación de la interpretosis contemporánea que, abusando de lo irónico, ha llegado a reivindicar las virtudes de la “torpeza”. Knoebel es capaz de desplazarse, con una soltura endiablada, desde el reduccionismo, en esa respuesta específicamente europea a la fenomenología propia del minimalismo americano, hasta la tonalidad barroca, presentando una superficie hipnótica o una estratificación de ritmos y colores que, a pesar de la complejidad, tienen siempre una armonía increíble. La propuesta de este artista, genealógicamente, tiene que ver con el redescubrimiento de Malevitch, esto es, con el tratamiento emocional de la geometría unido a una especie de nostalgia por la obra inmaterial. Knoebel asumió, desde su periodo formativo, tanto las teorías de Itten y László Moholy-Nagy, desarrollando ejercicios de composición constructivos y estructurales, cuanto la defensa de la sensación pura en el suprematismo.

A mediados de los años sesenta, Imi Knoebel se aplicó a la tarea obsesiva de dibujar líneas; en 1969 realizó sobre hojas de DIN A4 250.000 dibujos que luego presentó en 1975 en la exposición en la Kunshalle de Dusseldorf dentro de seis armarios cerrados. Todo ese trabajo parecía enterrado, negado para la visión, transformado en una alegoría de nuestra inevitable bunkerización. Sin embargo, si el espectador lo deseaba podía abrirse esa cripta del dibujo aunque difícilmente era factible iniciar algo así como su estudio. Ese depósito de gestos mínimos y decididos es, en muchos sentidos, clave para comprender el resto de una obra absolutamente fascinante y, al mismo tiempo, dotada de una singular voluntad reiterativa. Algunas piezas de Knoebel revisan, con una enorme intensidad de color, la retícula y en otras encontramos una geometría obsesiva en la que las líneas establecen su particular lógica.

Sin duda, el factor de movilización plástica fue el Cuadrado negro de Malevitch en el que Knoebel encontró un tratamiento emocional de la geometría que derivaba de una búsqueda de la sensación plástica pura. Esa imagen absoluta le orientó en la búsqueda de un espacio que fuera tan concentrado cuanto expansivo, dotando, en todo momento, a la pintura de una cualidad objetual.

En Raum 19 (1968), una pieza crucial, despliega Knoebel el principio de superposición que caracteriza todas sus obras. Los elementos están apoyados y no expuestos, ocultando y mostrando simultáneamente, revelando la intensidad de un espacio que es, literalmente, un estudio, el lugar del trabajo cotidiano. Lo recortado, el resto, es tan importante como aquello que está colgado, de la misma forma que la chatarra tomará un especial protagonismo en obras como Radio Beirut (1982). Para la Documenta de Kassel del año 1987, Knoebel realizó la instalación Zu Hilfe, zu Hilfe! Sonst bin ich verloren (1987), una teatral petición de socorro en la que reconoce que está perdido que no deriva, afortunadamente, hacia la estilística de lo inhóspito sino que da cuenta de la elementalidad del espacio arquitectónico doméstico. En la ya citada exposición del año 75, Knoebel encuentra, durante el montaje, la idea del rectángulo inclinado. Lo cierto es que no se trata tanto de una idea cuanto de una presencia física o, en términos del propio artista, de un “acontecimiento” que le llevaba más allá de lo volátil de Malevitch.

Este artista que persiguió durante años una suerte de “obra balcón” y que ha dibujado numerosos espacios que podemos entender como umbrales o límites no es ni un reduccionista ni un minimalista a la manera de Donald Judd o, por lo menos, o es esa la meta buscada. Tampoco es un epígono de Beuys del que fuera alumno en la Academia de Dusseldorf, antes al contrario, Knoebel se mostró especialmente opaco o sordo frente al chamanismo del ideólogo del concepto expandido de la plástica social, aunque admirara su entrega total y rigurosidad sin concesiones. Tampoco Beuys podía decir mucho sobre el trabajo de Imi, tan sólo que “estaba bien” y sobre todo que ese tipo de obra, realizada con la mayor seriedad, no era  asunto suyo.

El sentido de la medida, sin perder un impulso lúdico, que encontramos en la obra de Knoebel va más allá de la geometría de Mondrian. Desde las proyecciones de luz a la acumulación de bastidores y recortes, desde los sutiles homenajes a Lucio Fontana a la evocación de la imponente y glacial belleza de Grace Kelly, encontramos siempre en Knoebel la polaridad, tal y como señala Johannes Stüttgen, entre caos y forma, solidificación y disolución. La búsqueda de la pureza que emprende este artista no es nada ascética, ni su voluntad constructiva propensa a las acumulaciones barrocas responde a un culto a lo misterioso. Si en sus piezas quedan algunas partes o colores ocultos a la visión, se trata de activar un imaginario que es tan onírico cuanto concreto. Las magistrales obras que presentó en la exposición en la galería Helga de Alvear en Madrid (2007) revelan su intención de desplazarse más allá de la rigidez reticular o del culto moderno a lo monocromático para, como enuncia ese típico juego de palabras que ha dispuesto como “título”, poder ir en todas direcciones (drunter und drüber und kreuz un quer). Lo pictórico se ha vuelto tridimensional, el color proporciona un espacio que parece habitable aunque, en realidad, es un ámbito en el que no se puede penetrar sino con la mirada.

Este mago de los colores, que en la serie Sandwich (1992) los mostraba únicamente en los márgenes, emprendió, con la ayuda de su amigo Blinky Palermo, la búsqueda del verde para llegar a comprender que nunca sería exacto. Tampoco hay, como Barthes argumentara, grado cero de la escritura. Hubertus Gabner apunta que la articulación del discurso plástico de Knoebel es contemporánea con la aparición de L´ecriture et la différance de Jacques Derrida; les aproxima una misma preocupación por lo no dicho, lo escondido, y el vacío, pero también el deseo de ir más allá del estructuralismo. Este artista que comenzó declarando que habría preferido ser agricultor y que recurrió al minio como si fuera otro miembro de la secta de Bartleby ha conseguido desplegar una obra de inequívoca libertad. Su arte combinatoria, ese juego de capas y angulaciones seductoras, da lugar a estructuras abiertas y cerradas, a desplazamientos entre lo visible y aquello que está apenas sugerido. En todos los sentidos su estética se opone a la mistificación platónica de la idea y a su crítica ascética de la apariencia sensible. Para Knoebel lo crucial es la superficie y, aunque su imaginario esté cimentado en el hermetismo de miles de dibujos archivados dentro de un armario, el efecto óptico de su obra es casi hipnótico. En sus obras recientes encuentro esa admirable capacidad para intensificar y modular lo que ya era esencial y aparentemente perfecto en la serie Pure Freude (2002); la pintura se desliza sobre el aluminio, los estratos generan cruces y sombras, espacios que se materializan en obras que son alegorías de estancias de una belleza sutil.

Knoebel rellena el vacío con colores, asume la pintura como un lujoso maquillaje. Su excepcional fantasía cromática, ejemplarmente sedimentada en la serie Pure Freude, le lleva a Carsten Ahrens a hablar de “frescos vectores de una polifonía del color”. Los colores en expansión (cuadros dentro de los cuadros, retículas, superficies que dinamizan el monocromatismo, etc.) imponen una atmósfera de belleza absoluta; Knoebel, fascinado por el eclipse del sentido que impuso el cuadrado negro de Malevitch, termina creando un espacio plástico paradisíaco, un territorio lúdico, de colores en vibración permanente, donde la mirada puede, afortunadamente, soñar.

Imi Knoebel en el patrimonio artístico de Bancaja
La muestra reúne obras cedidas por particulares, galerías de reconocido prestigio como  la galería Caja Negra, la Fundación Helga de Alvear y Galería Helga de Alvear de Madrid, y obras de la colección Bancaja.
El patrimonio artístico de Bancaja reúne más de 5.000 obras de las más variadas épocas y disciplinas. La colección de pintura propiedad de Bancaja está compuesta por obras que abarcan desde el S. XV hasta nuestros días (Sorolla, Yturralde, Benlliure, Pinazo, Uslé, Equipo Crónica…); mientras que en escultura la Colección Bancaja ofrece un recorrido por las principales tendencias de la escultura moderna (aunque se muestran también obras del XVIII y posteriores). Además, Bancaja es la entidad privada con mayor obra gráfica de Picasso del mundo. La entidad financiera tiene siete series de grabados completas y más de 80 libros ilustrados por el genial pintor.

Las adquisiciones de las obras de Knoebel han sido realizadas entre 2005 y septiembre de 2008:
1.- “ Liliana “  2002   Acrílico sobre aluminio
307,2 x 307 x 10,8 cm. Fue adquirida en 2005 por Bancaja a la Galería Nächst St. Stephan.
2.- “ Pure Freude PF5 “ 2001 Acrílico sobre papel
103 x 74 cm. Fue adquirida en 2005 a la Galería Nachst. St. Stephan
3.- “ Etilon “  2001 Acrílico sobre aluminio
252,8 x 252,4 x 8,5cm. Adquirida en 2005 a la Galería Nächst St. Stephan
4.- “ Lina Liza Strasse 6 “ 2000  Acrílico sobre aluminio.
277,8 x 200 x 4,5 cm. Adquirida  en 2006 a la Galería Bärbel Grasslin
5.- “ Rot Gelb Weiss Blau 7 “ 1997 Acrílico sobre aluminio.
230 x 204,5 x 8,5 cm. Adquirida en 2006 a la Galería Nachst St. Stephan
6.- “ ATAAAAA “ 2003 Acrílico sobre papel. Se trata de una serie de seis composiciones de acrílico en papel sobre bastidor de metal de 74 x 103 cm.cada una. La edición propiedad de Bancaja es el ejemplar nº 6/6 y fue adquirida recientemente por Bancaja en septiembre de 2008.

Horario y Visitas guiadas a la exposición

El horario de apertura de la exposición Imi Knoebel en el Centro Cultural Bancaja de Valencia es de 9 a 21 horas todos los días de la semana. La entrada es gratuita.
La exposición se podrá contemplar en visita libre y guiada.
Las visitas guiadas se ofertan los
– Sábados y domingos ;
12.00 y 18.00 horas en Valenciano
13.00 y 19.00 horas en castellano.

– Excepciones:
Día 8 de diciembre visitas en horario habitual;
Día 24 y 31 de diciembre 12.00 y 13.00 horas.
Día 22 de enero en horario habitual.
Día 25 de diciembre, 1 y 6 de enero sólo visita libre.

Información y reservas en el teléfono 902 92 99 73. Horario Información y reservas de lunes a viernes laborables de 10 a 14h. y de 17 a 19 horas

María Jesús Burgueño

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