¿Era Picasso un dictador?
Andrés Merino
En el ecuador de su vida Picasso se puso a escribir. 1935. Una mala época, con problemas afectivos –se había separado de su primera mujer, Olga- y dudas sobre su futuro creativo. Durante dos años se dedicó con intensidad a la poesía. Dejó escritos más de trescientos poemas. Y, por cierto, tres obras de teatro. De hecho, que sepamos, siguió escribiendo durante casi cinco lustros. En español y en francés, los idiomas de sus dos patrias humanas e intelectuales.
Pablo Picasso no consintió en someterse a reglas sintácticas. La lectura de su obra puede ser todo menos superficial. Porque escribió como pintó, evitando deliberadamente que nadie pudiese opinar de un solo vistazo al contemplar –o leer- sus creaciones. Que haya pocos estudios de su obra escrita no evita el debate. ¿Era Picasso un dictador estético? Es lo que a literatura se refiere… quizá si. Quizá no. El malagueño exige un formidable esfuerzo de concentración. Desafiantes renuncias a conjunciones e interjecciones exigen el arduo trabajo de la lectura más pausada. Impone una poesía de ordeno y mando. Una poesía difícil.
Es indudable que su camino escrito fue en gran parte paralelo al de su arte. Iba experimentando. Si en sus lienzos lo hacía con materiales y formas, sobre el papel las palabras articulaban un universo expresivo y estético también único. Un universo donde también cabía la precipitación. No revisaba sus textos. ¿Para qué? Había expresado sus sentimientos y bastaba. Somos sus lectores los que debemos someternos a unas normas desconocidas. O más bien anti-normas. Un desafío constante a lo ordenado. Sólo un genio como el autor de Las señoritas de Avignon puede permitirse no puntuar. Abusar del léxico y componer una desconcertante poesía en prosa sin ocasión para la respiración, sin tregua, desbordada y precipitadamente.
En su excelente prefacio al poemario, Androula Michaël propone que Picasso se entrega a un proceso de experimentación, del que puede ser buena prueba su afición a los juegos del palabras, a los senderos que se bifurcan o a la acumulación. No es peyorativo, este libro inquietante es una muestra clara de que el pintor y poeta decidió someter al mundo a sus reglas estéticas. O precisamente a la ausencia de ellas. Leer esta poesía en prosa es arrancar a jirones la métrica tradicional. Es descender, es renunciar a comprender. Puede argüirse que se escribió como un sublime experimento de virtuosismo escrito. Pero también como una quiebra deliberada del más exiguo esquema clásico de composición… Picasso vuelve a sorprendernos. La edición de sus poemas le confirma como fuente inagotable de debate. También literario.
“Poemas en prosa”
Pablo Picasso
Barcelona, Plataforma Editorial, 176 pág.
ISBN: 978-84-96981-28-7
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