El Museo del Prado y el Cabildo de la Catedral de Sevilla celebran, tras un largo proceso de comenzado en el 2005, la restauración de la pieza central del Retablo del Mariscal Diego Caballero realizada en 1556. Una de las piezas fundamentales del renacimiento español obra del flamenco Peeter de Kempeneer, más conocido por Pedro de Campaña.
Un perfecto ejemplo de la influencia de Durero, Miguel Ángel y Rafael, expuesta hasta el ocho de marzo de 2009 cubriendo, temporalmente, la laguna del Prado en pintura española del siglo XVI. Tras la ampliación del Prado, esta obra se convirtió en la primera obra que entró en los talleres de restauración, según informó Gabriele Finaldi, Director Adjunto de Conservación e Investigación del Museo, y una de las primeras en salir.
Francisco Ortiz, Deán de la Catedral de Sevilla; Leticia Ruiz, Jefe del Departamento de Conservación de Pintura Española del Museo del Prado; Teresa Laguna, Conservadora de pintura de la Catedral de Sevilla y Maite Dávila (pintura) y José de la Fuente (soporte), dos de los restauradores del Museo del Prado asistieron al acto de presentación de “La purificación de María en el Templo”.
Pedro de campaña (Bruselas, 1503-1587), llegó a Sevilla en 1537, formado ya como pintor y tras pasar una temporada en Italia. Durante los veinte años que residió en Sevilla recibió encargos importantes siendo el de la Catedral de Sevilla uno de los más alabados. “Esta pieza es el resumen de su capacidad técnica y artística”, dijo Leticia Ruiz.
“Muy pocos museos se asumirían la complejidad de esta restauración”, aseguró firmemente Gabriele Finaldi. El Prado cumple así, desde hace ya dos siglos, una de las tareas fundamentales del museo, velar por la conservación del patrimonio. “La Purificación” ha sido uno de los trabajos más precisos por las dificultades que entrañaba, esencialmente en cuanto al soporte y el sentado del color.
Debido a su gran tamaño, 330 x 240cm y un peso de 300kg, la obra se realizó con catorce paneles de roble polaco, de cuatro centímetros de grosor, armados en sentido horizontal; algo inusual que ha propiciado continuos problemas de conservación y obligado a un difícil proceso de restauración.
El comitente del encargo fue el Mariscal de la Isla de la Española. Habiéndole cedido el Cabildo de Sevilla una de las capillas más importantes de la catedral, encargaron el retablo a Pedro de Campaña, como explicó Teresa Laguna. Los problemas que dañarían la obra pronto comenzaron. A los seis años, por ampliaciones de las dependencias del cabildo, el retablo sufre el primer traslado entre 1556 y 1560.
Las fracturas de este primer traslado fueron solventadas con relleno de estuco y estopa. “El cuadro llega al Prado muy débil, sin consistencia”, explicó José de la Fuente y prosiguió: “De este primer traslado se colocaron tres travesaños que al no entrar en la nueva ubicación provocó que la obra se les abriera por tres partes. Entonces fue cosido por refuerzos metálicos”. En 1879 se interviene de nuevo en la obra. Se engatilla el reverso, técnica muy empleada en la época, impidiendo los movimientos de la tabla, con las consiguientes grietas y roturas posteriores.
“Debíamos dotar a la tabla de consistencia estructural”, se planteó José de la Fuente. La solución adoptada fue la misma utilizada para “El descendimiento”, de Van der Vayden. La tabla es sujetada por cuatro travesaños móviles, realizados por medio de un sistema de muelles internos, que permiten el movimiento de la madera en las cuatro direcciones y aumenta su flexibilidad.
La inestabilidad del soporte provocó un peligroso desprendimiento del color. Las alteraciones de la capa pictórica se cubrieron con diversos estucos, algunos de piedra pómez. Humedades, ataques de xilófagos y excrementos de murciélago junto los comunes craquelados diagnosticaban un estado alarmante de esta obra, según Mª Teresa Dávila.
La intervención ha consistido en la fijación del color. Mª Teresa Dávila detalló la dificultad del proceso: «Ha sido un trabajo muy difícil. La pintura era muy fina en una composición muy estructurada y ordenada. Existía una falta de preparación de la base, de yeso y madera, además las continúas restauraciones habían sido muy burdas y hacían que la pintura se perdiera”.
Gracias a la restauración podemos apreciar el espacio y la perspectiva oculta por los repintes y la suciedad, recuperando su delicada construcción por capas y transparencias. Para conocer más de cerca el proceso de restauración, en la misma sala donde se encuentra expuesta “La Purificación”, se ha instalado un vídeo explicativo del trabajo.
Además el próximo miércoles 3 de diciembre, a las 19.00h., la Jefe del Departamento de Pintura Española del Museo, Leticia Ruiz, y dos de los restauradores que han intervenido en la restauración de la obra, Maite Dávila y José de la Fuente, pronunciarán la conferencia dedicada a “El proceso de restauración de la Purificación de la Virgen, de Pedro Campaña”. Auditorio del Museo, acceso gratuito.
Beatriz García Moreno