Del 22 de enero al 27 de febrero de 2009
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)
La fotografía de Xacobe Meléndrez viaja a través del tiempo, fijándose en la pátina del mismo, en instantes, momentos, en segundos de los momentos, donde siempre queda el poso, la textura que cambia y se intensifica.
Es un fotógrafo del momento del instante que es el depositario del residuo, de lo que queda.
Exhibe fragmentos, retazos de elementos, objetos, de lo que fue y ya es, de viejos enfrentamientos, de los Barça-Madrid, el hombre y el medio, el emigrante y la opulencia imaginaria que va a encontrar en su destino estrella.
Exhibe esos partidos Barça-Madrid alegóricos, pero vehiculados a través de aquellos juegos de futbolín, campeonatos de juventud, apasionados, rápidos, en los que pasábamos el instante, mientras, en el exterior, la poesía estaba encerrada en cubículos de cristal, en esferas resumidas, en formas geométricas pequeñas, empequeñecidas por la opresión.
Hay voluntad de poblar la memoria con la poesía del tiempo, empleando la alegoría para retratar la situación: inmigración, pobreza, pena, tristeza, melancolía, morriña, ausencia de las bruixes, el silencio de la magia, la contaminación del mar, tierras verdes de la Galicia inmortal, paisajes intensos, inmensos, cascadas de agua, restos encontrados por el paseante en zonas y ámbitos geográficos, momentos poéticos que son como gotas de agua de lluvia que limpian el ambiente, que nos retrotraen a la fantasía de la memoria de aquellos tiempos, contados con alegorías y símbolos, actos poéticos que son como el cristal de los recuerdos.
Encuentra las composiciones o las compone, prepara la temática ante la cámara y le da el toque necesario a los elementos de la composición, buceando en los entresijos, en la facultad de ir más allá de la propia elementalidad, buscando la expresión adecuada, la fuerza del contenido, permitiéndose una investigación minuciosa de elementos imprescindibles para componer el escenario final.
Nacido en Tegucigalpa (Honduras) en 1963, se traslada, dos años después, a Galicia, tierra paterna donde vive desde aquel momento, reciclando la fuerza de la memoria, los recuerdos de una tierra que a fuerza de soledad se ha hecho a sí misma.
Su obra constituye un compromiso con el tiempo y la memoria, recuperando recuerdos, siendo un historiador de la poesía del tiempo y, con ella, un fiel defensor del medio ambiente, de la tierra que nos vio nacer, de los seres humanos y sus recuerdos, sentimientos y sensibilidades, porque son la pátina de la energía, la cual nos permite evolucionar.
Esta tierra que durante mucho tiempo tuvo exiliados y emigrantes dispersos por todo el mundo, se ha transformado en un territorio de acogida a donde llegan, buscando su oportunidad, los más desfavorecidos del planeta. En estas coordenadas surge la exposición
Territorios de ida y vuelta
Recoge dos de las series realizadas por Xacobe Meléndrez entre 2007 y 2008. Ambas identifican territorio como lugar de referencia identitario, que en el caso de Futillos acompaña al individuo en su exilio político, y acaba por reproducirse en todo el mundo; mientras que “Cayuco. Hambre y migración” presenta la morriña por el territorio original abandonado por motivos económicos, contrapuesta a la búsqueda dramática de la tierra de promisión, de supervivencia.
FUTILLOS
Futillos es el nombre que recibe el futbolín en Centro-américa.
Es un lugar inventado, miles de veces multicopiado, terreno portátil y global, en cuanto a su distribución por todo el planeta, desde Japón a Tierra de Fuego. Espacio creado, ubicuo…
Representación de su modelo real, el futbol. Tantas veces utilizado como inmobilizador político y social. El campo de futbol como lugar de proyección personal y comunitario, que elimina estridencias, desasosiegos, frustraciones, crispaciones, violencia… o a veces las genera, como si de un mundo paralelo se tratase. Este es un homenaje a Alexandre de Fisterra, su recreador en versión sobremesa, exiliado republicano en México, poeta, editor y agitador de conciencias, dejó escritos dos versos que se repitieron en sus necrológicas (2007) y que inspiran esta serie:
“…estais ahí muertos
como si fueses a vivir toda la vida”
CAYUCO, HAMBRE Y MIGRACIÓN
Origen, territorio que se agota. La identidad que da el paisaje -los lugares de nuestra historia personal- es violentada por la necesidad de buscarse un lugar en el mundo: “uno es de donde pace, no de donde nace” (pop.). Entre el hambre y la esperanza, el Cayuco es lugar de paso, territorio transitorio, ínfimo con el que enfrentar el peligro, hacia una tierra de promisión, hacia una nueva identidad.
Hay que salir de nosotros porque nos falta Yo, parte del Yo, el hambre orgánica, intelectual y de futuro. Salir de un paisaje asolado por la coyuntura global que organiza los flujos de materias primas y reorganiza la producción primaria interna, en función del Centro, el Primer Mundo.
Hay que buscar en el destino un lugar, una identidad nueva, la esperanza de poder ser, una apuesta arriesgada con todo el dramatismo de que es capaz la vida.
Símbolo. Un carozo de manzana vaciado por los pájaros emprende un viaje marítimo hacia la esperanza.
Incluye la pieza “la maleta del emigrante”, reproducción de una de madera de los años 20, con 6 fotografías de la serie dentro.
El Museo Nacional del Prado ha recibido en depósito dos lienzos cuatrocentistas dedicados a la…
Dos libros de bolsillo sobre Wassily Kandinsky "Los años de Múnich" y "Forma, composición y…
El artista Pedro Torres, nacido en Brasil (Gloria de Dourados, Mato Grosso, 1982) y afincado…
Feriarte 2024 vuelve a consolidarte como el encuentro de referencia para los amantes del arte…
Bajo el título Make America Weird Again, el autor de cómics, Daniel Clowes, dialogará en…
La exposición ‘Nuestra Señora de las Mercedes. Una historia común’ continúa en Chile su itinerancia.…