LIBANO [Silencio]
Galería Fúcares. Almagro
Del 20 de diciembre al 14 de febrero de 2009
La galería Fúcares presenta a partir del veinte de diciembre la primera exposición individual en Almagro del artista Ángel de la Rubia (Vigo, 1981).
“Lo que puedo mostrar y lo que no puedo mostrar. Lo que puedo mostrar de Líbano tras una nueva guerra”. Estas dos aparentes afirmaciones de Ángel de la Rubia sobre la serie LIBANO [silencio] tapan en realidad sendas preguntas que suponemos el autor se planteó mientras recorría este país en busca de imágenes al final del verano de 2008, después de que este país viviese un nuevo enfrentamiento armado. Estas dos preguntas sin embargo también se las plantea el espectador cuando, observando detenidamente la serie, se encuentra inmerso en un juego de velos y vacíos, de ausencias y elipsis.
En una de las fotografías nos localizamos en un interior, aparentemente el pasillo de un edificio de viviendas en el que la suave iluminación sobre unas paredes verdes y desconchadas sólo es rota por un destello directo que entra por una abertura que no vemos. Por el suelo, algunos fragmentos sólidos y amorfos acompañan el bastidor de una ventana, ya inútil y sin cristal. Ese interior vacío está en calma. Incluso los escasos escombros esparcidos parecen reposar en paz y cualquier asociación sinestésica, auditiva, sólo nos conduciría a un silencio, un largo silencio. Sólo al fondo del corredor, tras el vano de una puerta abierta, una pared azulada muestra las grietas que la atraviesan. Tanto como las soporta en pie, este muro anuncia con una tácita violencia un golpe, un impacto ya pasado que estremeció en su presente los cimientos del edificio y probablemente a las familias que lo dejaron mudo.
El más neutro término “conflicto” parece más adecuado si tenemos en cuenta que el enfrentamiento entre Hezbolá y el ejército israelí duró solamente un mes y medio y que afectó de forma diferente a las distintas comunidades del país. Además, es probable que un ciudadano libanés de mediana edad y con memoria oiga algo muy distinto, más allá de la traducción, en la palabra “guerra” que nosotros mismos. Entre 1975 y 1990 Líbano se vio sumida en una intrincada e irregular guerra civil que desvelaba que tras una fachada que hacía al país merecedor del calificativo de “La Suiza de Oriente Medio”, su sociedad sufría una profunda división y separación entre la multitud de comunidades y confesiones que lo pueblan. Hasta el punto de que este portal que unió oriente y occidente en el alba de nuestra civilización, se ve en el presente esperando una prosperidad constantemente pospuesta y formando parte de una de las regiones más conflictivas del planeta, donde desde el fin de las colonias se arrastran problemas endémicos que entrelazan a toda la comunidad internacional.