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Fernando G. Malmierca – «Forgotten Dolls» en la Galería Rita Castellote

Del 15 de enero al 7 de marzo

El primer atisbo visual al proyecto que se presenta debe dejar claro al sujeto receptor de la experiencia, que este se dispone a realizar una inmersión en una obra cuyo principal valor reside en el origen y desarrollo del proceso creativo y el armazón conceptual que lo sustenta. El grado de inmersión de esa experiencia dependerá del coraje y falta de complejos del visitante. El éxito de la misma se podrá estimar en cómo este defienda su psique ante las implacables señales explícitas que las obras disparan directamente. La diana es, en este caso, la intrincada ensoñación de una mente humana convencional. Es necesario precisar que no son esas señales a las que nos referimos, el interés principal del autor, ni tampoco están relacionadas con el eje de su discurso.

Fernando G. Malmierca viene de la foto documental, disciplina en la que opera como un cirujano de la imágen, como un músico experimental que renuncia a la melodía utilizando ritmos sincopados para crear composiciones ricas en matices y en las que el sustrato se encuentra precisamente en la superposición de capas sonoras, que en su caso son los referentes conceptuales.

Con un cuidado exquisito y huyendo de posiciones obvias y chabacanas, el autor nos invita a adentrarnos en un intrincado laberinto conceptual, que tiene algo de trampa y juego, de desafío a los límites impuestos por la educación sexista que las personas ya adultas hemos recibido.

Malmierca presenta un elaborado trabajo fotográfico sobre la cosificación de la persona como algo impuesto. Con una visión hiper-crítica, y sin apenas regodeo en la estética, aborda un tema complejo que hunde sus raices en cuestiones antropológicas relacionadas con la filosofía moderna y la psicología.

El origen del proyecto «Forgotten Dolls» viene de lejos, de cuando Malmierca siendo niño vivía en la casa de labradores de sus padres. Una tarde entró en la alhacena de la estancia y vió una niña de su misma talla alojada en ese cubículo. En realidad lo que vió fué una muñeca de cartón de las de aquella época, de gran tamaño y con una apariencia de «ninot», una burda representación del género femenino. Ese descubrimiento y la visión de una imágen disociada de la realidad y perteneciente a la realidad inventada le marca profundamente.

Esa huella provoca en el posterior desarrollo del artista un posicionamiento crítico sobre el modelo hombre-mujer y toda la dualidad conceptual establecida en torno a este. Malmierca propone una educación unitaria que forme indivíduos desde la anti-categorización. Existe una ambiguedad deliberada en este planeamiento, que hace que se posibiliten múltiples lecturas. En todo este proyecto hay una clara intención de seguir investigando y no detener el proceso. No hablamos de obra cerrada, sinó de un trabajo in progress que el autor lleva realizando desde hace varios años. Además, este reconoce que una vez comenzada la serie, en concreto despues de realizar la tercera fotografía, se da cuenta y reconoce las trampas conceptuales que tiene el proyecto.

Esta incertidumbre apuntala más, si cabe, su interés de lo que queda en la mujer de la educación sexista, despues de haberla recibido, a pesar de rechazarla. Es un tema casi obsesivo que se convierte en uno de los ejes principales del proyecto. En el ámbito de utilización de juguetes convencionales y especializados por género, el hombre funciona como modelo de hacer y la mujer como modelo de ser. De ahí a la cosificación, a tratar a las personas como objetos. Es difícil alcanzar una concepción clara de lo que es la cosificación, y de hecho existe una enorme variedad de perspectivas en la literatura. La idea más generalizada es que cosificar es tratar a personas de un modo que sería apropiado para objetos pero no para personas. Se puede decir que un hombre cosifica a las mujeres si no tiene en cuenta las necesidades, deseos y fines de las mujeres, y las considera sólo un medio para su propia satisfacción sexual. La noción de cosificación ha sido durante mucho tiempo una preocupación central del feminismo, en especial con respecto al trato a mujeres como objetos. Recientemente las feministas han comenzado a mostrar su preocupación por algo estrechamente relacionado pero en principio más desconcertante, que es tratar objetos a modo de personas, o personificación. Se ha destacado la publicidad como un tema de especial preocupación. Se afirma que la publicidad está vinculada de forma importante con la cosificación de las mujeres. El reciente interés en la noción de personificación surge de la preocupación por la publicidad y en algunos casos por la pornografía. Algunas muñecas de Malmierca son un ejemplo de personificación del objeto en contraposición a la cosificación de la persona que impone la publicidad, pues varias de ellas son Real Dolls, es decir muñecas para adultos, aunque hay algunas ambiguas, que sirven de transición, hechas así….a propósito.

Podemos entender entonces que existe una conexión entre la personificación de la publicidad y la cosificación de las mujeres. Según este planteamiento, usar la publicidad o la pornografía rebaja a las mujeres a modo de no-necesariamente-personas, ya que las sitúa en la misma categoría ontológica que a ciertos objetos, como por ejemplo las muñecas. Todas las mujeres son tratadas como objetos cuando se utiliza pornografía porque se las sitúa a todas en esta categoría que incluye dichos objetos.

En este proyecto, sin embargo, las muñecas-objeto son utilizadas como representación. Existe un componente ritual y una precisa simbología que Malmierca aborda desde la distancia, casi desde fuera. En su caso, el componente fetichista es tratado como un punto de llegada. Da libertad al espectador para elegir y que este pueda confundir determinadas estéticas con una clara intencionalidad provocadora, cuando el artista busca precisamente lo contrario. De hecho, lo que nos propone es una ruptura total del esquema género, tensionando su propia experiencia al haber recibido una educación tradicional y sexista.

La obra es tambien, un tratado sobre la indefinición entre lo vivo y lo muerto. La muerte parece ser el más indudable de los hechos, no hay forma de velar su realidad. Pero a pesar de la certeza de sabernos mortales, aun así la muerte aparece ante el hombre y la mujer como algo extraño, como una paradoja a la que intenta darle sentido. Esta indefinición que intentamos descifrar en los rostros de esas muñecas, reduce la muerte a un mero proceso de definiciones, la muerte como finitud, la muerte como nada. Afirmar la posibilidad de la experiencia de la muerte, sería afirmar la posibilidad de la vida y de la muerte al mismo tiempo. Pero aquí se plantea el experimentar la muerte, siendo que la muerte es entendida primeramente como no-vida. En definitiva, existe una contradicción lógica insalvable ¿Cómo podría darse la vida y la no-vida al mismo tiempo?

Para Malmierca la muerte se presenta como objeto de lo sublime, se enmarca dentro del mismo proceso de comprensión de la subjetividad, de lo vivo, pero con un objetivo claro, solucionar los problemas surgidos de los distintos análisis de la muerte. Es necesario entender el mundo que nos rodea para así también entender nuestra propia subjetividad. En esas cajas de cartón, plásticos y envoltorios es donde se exponen los nuevos principios bajo los cuales debemos entender la muerte, para así solucionar las contradicciones surgidas y resolver que la muerte puede ser juzgada bajo los principios de la reflexión como sublime.

En los diferentes sets fotográficos todo es construcción, una recreación contínua de las ideas esbozadas. No existe grado alguno de improvisación, todos los detalles están controlados, rememorando a ese cirujano-artista del que se habla al comienzo del texto. Al estar todo pensado de antemano, el trabajo de recreación es minucioso y constituye una parcela importante en la formalización de todo el proceso de pensamiento previo. Se busca el modelo concreto de muñeca…Barbie, Cindy…Barriguita,etc. La serie «Real Dolls» se centra en el tema del juguete, la niña-mujer, en especial referencia al American Day o día de las niñas que se visten de mujeres-princesas en los Estados Unidos.

La muñeca no envejece nunca y de hecho algunas de sus antiguas propietarias tampoco! Cualquier mañana del año podemos encontrarnos a Barbies de 50 años haciendo jogging en las inmediaciones de las playas de Santa Mónica y Malibú en California. Es curioso que la presente exposición coincida en el tiempo con la celebración del 50 aniversario de la creación de la muñeca más famosa del mundo, que se va a celebrar con un desfile de moda en Nueva York, en el que 50 diseñadores de moda de primer nivel le regalarán un diseño expresamente ideado para ella.

Fernando G. Malmierca nos recuerda a todos que cuando las muñecas ya no valen son devueltas a la caja….olvidadas, sin vida.

Javier Duero

Datos de interés:

Galería Rita Castellote
Torrecilla del Leal,nº3, Madrid
Fernando García Malmierca «Forgotten Dolls»
Del 15 de enero al 7 de marzo

María Jesús Burgueño

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