Cincuenta años antes de “El Gatopardo”
Andrés Merino
El éxito de una novela puede consagrarse definitivamente en el cine. Buena muestra fue la adaptación que Luchino Visconti hizo en 1963 de “El gatopardo”, escrita seis años antes por Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Pero a tan reverenciados libro y película se adelantó nada más y nada menos que en cincuenta años una obra cumbre, hasta hoy casi desconocida, que describió mucho mejor el capítulo de la historia de Italia en la que ambas se centran. Nos referimos a “Los Virreyes”, concluida en 1894 por el napolitano Federico de Roberto, cuya edición en español ha sido presentada por Acantilado. Antes de finalizar el siglo XIX, el autor dedica más de setecientas páginas a describir el proceso de decadencia de la aristocracia siciliana, recreado a través de la historia de una familia de origen español cuyos antepasados alcanzaron durante el Renacimiento el título de virreyes. La trama, entre 1855 y 1882, se centra precisamente en la culminación de la unificación de Italia.
De Roberto va más allá de la sátira. Su novela es una feroz crítica de las élites sociales y políticas, resistentes como pocas a los cambios. Presenta magistralmente dos tipos de aristócrata. El primero, tras la fuerte impresión inicial que supuso la destrucción del orden antiguo, consigue no sólo sobreponerse, sino situarse a la cabeza de la manifestación y conservar e incluso ampliar su poder. El segundo, incapaz de asumir cualquier cambio, es arrastrado por la marea y sucumbe, social o físicamente, a los nuevos esquemas vitales. Es indudable que los virreyes inspiraron al gatopardo. El paralelismo de personajes y situaciones es en ocasiones más que notorio. Pero los primeros superan al segundo incluso en la acidez del análisis de la nueva forma de hacer política que se impuso en la joven Italia. Nuevas formas no sólo también para la economía, la sociedad e incluso la religión, pues la obra de De Roberto contiene mayores dosis de anticlericalismo que las que impuso Lampedusa medio siglo después. No extraña en ambas, pues son novelas hechas desde el pesimismo y un fuerte olor nihilista que ni siquiera la sátira consigue hacer más digestible. Sin ánimo de hacer sangre con comparaciones hoy ya estériles, quizá “El Gatopardo” ha superado en fama por su menor extensión y por haber consagrado ese “que todo cambie para que todo siga igual” en la historia social y literaria italiana. Y por supuesto, por haber contado con esa adaptación cinematográfica que en el caso del libro de De Roberto exigiría sin duda una larga serie más adecuada para televisión.
La traducción de “Los Virreyes”, a cargo de J.R. Monreal, parece acoger ciertas concesiones a la actualidad, aunque es de justicia constatar un notable esfuerzo por encontrar un equilibrio entre la edición original, llena de vocablos y giros de difícil traslación, sobre todo en lo referente a instituciones históricas sicilianas. Son por ello de agradecer las notas a pie de página que se aportan. La calidad de la edición, la propia a la que ya nos tiene acostumbrados Acantilado, contribuye también a proporcionar una grata lectura.
“Los Virreyes”
Federico de Roberto
Barcelona, Acantilado, 725 pág.
ISBN: 978-84-96834-55-2