El Museo del Prado acogerá del 3 de febrero al 19 de abril la primera gran retrospectiva de Francis Bacon, autor que falleció en Madrid en 1992. Coincidiendo con la llegada al museo de la primera obra de la exposición, “Tríptico inspirado por el poema T.S. Eliot Sweeney Agonistes” (1967), César Antonio de Molina, ministro de Cultura; Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid; Juan Ignacio Entrecanales, vicepresidente de Acciona; Plácido Arango, presidente del Real Patronato del Museo del Prado y Miguel Zugaza, director del Museo, firmaron el convenio de colaboración para el patrocinio de esta importante retrospectiva que cuenta también con la colaboración de la Tate Britain de Londres y el Metropolitan de Nueva York.
Más de setenta obras del artista irlandés conmemorarán el centenario de su nacimiento. Composiciones singulares, dieciséis de los trípticos más importantes realizados por el autor, y un amplio material documental procedente del taller de Bacon, cobrarán un significado especial en las paredes del Museo del Prado. “La muestra cobra una especial significación, ya que es el regreso y el reencuentro entre el Prado y Bacon”, manifestó Plácido Arango.
“Bacon estableció un diálogo con la tradición artística, con Picasso, con Velázquez; revivió a los grandes pintores españoles. Fue un acto de justicia del artista con el país”. El ministro de Cultura remarcó cómo con esta retrospectiva el Prado “homenajea al artista y al propio museo”.
La comisaria de la muestra, Manuela Mena, aseguró que en tras la selección de obras realizada en las diferentes sedes (Londres, Madrid y Nueva York) le hubiera gustado contar con “Desnudos en la hierba”, una obra temprana de Bacon, pero se ha quedado en la Tate”, añadió la comisaria.
La calidad de las obras de Bacon, sus pocas cuadros y la demanda del mercado han convertido a este artista en un icono. Ni siquiera la Tate lo tuvo fácil a la hora de conseguir algunos de los trípticos expuestos. Según Manuela Mena la Tate Britain no pudo conseguir uno de los trípticos de Bacon de 1977, “fue vendido hace años y alcanzó la valoración más alta del artista. Pienso que el arte debería ser un bien transeúnte”.
Mena adelantó que “el recorrido viene marcado por mis compañeros de la Tate pero la parte española será un poco diferente. Será un recorrido cronológico, temático y por determinados géneros a través de las dos plantas de la ampliación de los Jerónimos”, avanzó Mena y prosiguió: “El itinerario comenzará con sus primeras obras sobre el hombre y los animales, incluirá La Crucifixión y retratos. Habré una sección muy interesante dedicada al archivo del artista, una selección de su estudio basado en fotografías y vídeos. La parte final estará dedicada a los temas de clásicos, la literatura y los temas que más le angustiaron a lo largo de su trayectoria”.
Durante los años 90 Bacon se convirtió en un asiduo al Museo del Prado, quedó fascinado por las obras de Velázquez y Goya. La obra de Bacon no tiene sentido si no se entiende su pasión por el lenguaje de Velázquez, “existe también conexiones con obras del Greco ubicadas en el Museo”, dijo Manuela Mena que aún recuerda la visita de Bacon: “Era un hombre muy educado, gentil, con una mirada directa y una calidez humana sorprendentes. Recuerdo que pasó largo tiempo estudiando las Meninas, la Fragua de Vulcano y Marte de Velázquez”.
Bacon será el artista más contemporáneo jamás expuesto en las salas del Museo. Para Mena “el Prado es un museo joven, a lo mejor hay gente que entiende que hay un corte en el arte pero todos buscan lo mismo a través de diferentes expresiones: el paso del tiempo, la muerte, el amor son temas universales en el arte”. Bacon trabajó estos temas intemporales aportando su mirada, que nos invita a volver la mirada hacia nosotros y cuestionarnos.
Si la comisaria tuviera que destacar algo de este artista sería el manejo de la técnica. “Como todos los grandes artistas muestra un dominio superior en la técnica, algo que no saben emplear los mediocres. La técnica es esencial para conseguir en pocas pinceladas grandes efectos”. Todas estas cualidades hacen de Bacon uno de los más grandes de la historia del arte. Mena consideró que “si Bacon hubiera visto esta antológica se hubiera sentido abrumado” e invitó a todo el público a abrir los ojos a la obra de este artista, que conectará con el púbico por la actualidad de sus temas como la violencia, la angustia y la esperanza. La clave, según Mena, “si está en el Prado es por algo”.
La Comunidad y el Museo del Prado
Transcurridos diecisiete años de su fallecimiento en la capital madrileña acoge esta exposición excepcional y antológica posible gracias a la estrecha colaboración entre las instituciones públicas y el ámbito privado. La Comunidad de Madrid contribuirá a la organización de la retrospectiva de Bacon, con una aportación de 600.000 euros. Esperanza Aguirre ratificó el compromiso con el Museo para ofrecer las máximas prioridades culturales para el beneficio de toda la región en el campo de la cultura. La presidenta de la Comunidad destacó la colaboración sólida y duradera con el Prado, gestado desde el 2004 con el patrocinio de exposiciones como “El Retrato Español. Del Greco a Picasso” (2004), “El Palacio del Rey Plantea” (2005), “Dibujos españoles en la Hispanic Society. Del Siglo de Oro a Goya” (2006), “Tintoretto (2007) o (“Goya en Tiempos de Guerra” (2008).
Beatriz García Moreno