A partir del 10 de febrero se podrá ver la primera exposición dedicada a la representación de la sombra proyectada en el arte occidental.
Fundación Caja Madrid y el Museo Thyssen-Bornemisza han reúnido alrededor de 140 obras de más de un centenar de artistas – entre pintura, fotografía y proyecciones cinematográficas-, con el objeto de poner en relieve y profundizar en el amplio espectro de implicaciones, problemas y soluciones suscitado por la representación de la sombra en el arte, desde el Renacimiento hasta nuestros días
Una antigua fábula de Plinio el Viejo († 79 d.C.) sitúa el origen de la pintura en Corinto, donde una joven muchacha, hija del alfarero Butades de Sición, habría trazado el contorno de su amante sobre una pared, ayudada por la luz de una vela. «La sombra» como tema artístico ha estado indivisiblemente unida a la historia del arte occidental; su intencionalidad ha sido fundamentalmente naturalista, al subrayar la verosimilitud de lo representado, pero cada época la ha dotado de connotaciones diferentes. La presente exposición, además de tratarse de la primera gran monográfica sobre el tema, se propone llamar la atención del público sobre la existencia de caminos transversales y mostrar los hilos, a veces ocultos, que unen diferentes épocas y artistas pese a la distancia cronológica que les separa.
Como en otras ocasiones, el discurso expositivo se realiza a través de las dos sedes de la muestra, en el Museo Thyssen-Bornemisza y en la Fundación Caja Madrid.
El siglo XX centra el contenido de las salas de exposición en la Fundación Caja Madrid, con especial atención a su utilización por parte de diversos artistas que, vinculados al denominado «retorno al orden» de los años 1920, recuperan en su obra el protagonismo de la sombra – Giorgio de Chirico, Edward Hopper o Pablo Picasso, entre otros-, y a la importancia de la sombra en los juegos de proyección de los pintores surrealistas, sobre todo René Magritte y Salvador Dalí. Los demás capítulos de esta segunda parte ofrecen un panorama del tema a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, con obras de Susan Rothenberg, Claudio Parmiggiani, Andy Warhol y Roy Lichtsntein, entre otros, y a la utilización multimedia y lúdica del juego de sombras, desde la fotografía de Man Ray y André Kertész hasta las instalaciones actuales de Christian Boltanski, pasando por las experiencias cinematográficas de Murnau o Peter Greenaway.
La invención de la pintura
La primera sala, concebida a modo de introducción, está dedicada a ilustrar el mito de Butades antes referido a través de la obra de artistas como Joseph Wright of Derby, David Allan y Joseph-Benoît Suvée. También se incluyen pinturas de Matías de Arteaga y Karl Friedrich Schinkel que se basan en Quintiliano († c. 96 d.C.), quien derivó el origen de la pintura en la circunscripción de las sombras solares sobre una pared. La sala se cierra con un cuadro de los pintores contemporáneos Vitaly Komar y Alexander Melamid que retoma el mito de Butades para ironizar sobre los fundamentos clasicistas del realismo socialista.
Renacimiento
A partir del Renacimiento, al tiempo que se asiste a una profundización en el conocimiento de la representación de las sombras -que llegará a formar parte de la enseñanza de las academias-, se limita su uso debido a su tendencia a ensuciar o emborronar la composición en detrimento de la claridad visual del cuadro. No obstante, los pintores «tenebristas» del Barroco supieron explotar las espectaculares posibilidades de la sombra como nunca antes se había logrado. La sala presenta una selección de escenas religiosas de Jean Leclerc, Matthias Stom, Gerrit van Honthorst, Hendrick ter Brugghen, Georges de La Tour, Matia Preti o del llamado Maestro de la Luz de la Vela, en las que la sombra sirve para enfatizar la presencia sagrada y su incardinación en la vida cotidiana. En las obras de Rembrandt, Pieter de Hooch y Gerrit Dou, reunidas también en este capítulo, la luz y la sombra construyen espacialmente la composición y sugieren la temporalidad de la escena.
Con el siglo de las luces, la sombra alcanzó un nuevo protagonismo de la mano de Johann Caspar Lavater y sus «Fragmentos fisionómicos» (1776), con los que pretendía sentar las bases para el estudio de la personalidad humana a partir de la proyección del perfil del rostro sobre una pantalla. Pero el siglo XVIII fue también el del nacimiento de nuevos conceptos estéticos como lo «sublime», y la sombra comenzó a ser valorada por sus cualidades narrativas, eminentemente negativas. Poco a poco se asiste a la aparición de una verdadera «estética de lo siniestro», algunos de cuyos ejemplos más destacados se encuentran en la obra de Francisco de Goya, Heinrich Wilhelm Tischbein, Joseph Wright of Derby, Adolf Menzel, Jean-François Millet, William Holman Hunt, Jean-Paul Laurens, Gioacchino Toma y Émile Friant, de la que se ofrecerá una completa selección en esta sala.
El simbolismo, al apartarse de la representación naturalista de la realidad, encumbró la visión subjetiva como eje de la representación plástica. Lo misterioso y lo sombrío despertaron la creatividad de escritores y artistas. En las escenas de interior de Claude Monet, en las que varios personajes de una misma familia se concentran bajo la luz de una lámpara, todavía resuenan ecos del tardo-romanticismo francés, aunque con un mayor énfasis concedido al estudio de la luz y la sombra como fenómeno plástico. Su ejemplo fue seguido por los pintores nabis Édouard Vuillard y Félix Vallotton, en cuyos interiores la atmósfera se adensa y las formas tienden a aplanarse. Desde una óptica más literaria, la sombra también centrará buena parte de la producción de artistas como Léon Spilliaert, Xavier Mellery o el joven Frantisek Kupka.
La exposición se cierra en las salas del Museo Thyssen-Bornemisza con una sección dedicada al Impresionismo. En ella se observa un giro importante en el tratamiento de la sombra que, por primera vez, abandona su carga narrativa para convertirse en sujeto de investigación exclusivamente plástico. La sombras de los árboles ocupan un lugar destacado en la obra temprana de Monet, pero es en Camille Pissarro y Alfred Sisley donde mejor se observa cómo las sombras coloreadas dejan atrás el tradicional empleo del negro y, con él, la carga peyorativa de la sombra. Otros artistas que completan la sala son Childe Hassam, Joaquín Sorolla, Santiago Rusiñol y Darío de Regoyos.
FUNDACIÓN CAJA MADRID
A comienzos del siglo XX las sombras fueron prácticamente desechadas por el cubismo y los movimientos abstractos subsiguientes, fieles a la bidimensionalidad del cuadro. Hubo que esperar a Giorgio de Chirico y al «retorno al orden» de los años veinte para que la sombra alcanzase un nuevo protagonismo. En De Chirico, al tiempo que denotan una verosimilitud ficticia, las sombras confieren a la escena un aire de pesadilla. Tal antinomia es propia de buena parte de los realismos del siglo XX, en los que lo siniestro convive con la falsa apariencia de un orden estable. Así ocurre, con diferentes matices, en la obra de Edward Hopper, Rockwell Kent, Christian Schad, Felix Nussbaum, Dick Ket, Carel Willink, Pyke Koch, Alfonso Ponce de León, Gregorio Prieto y Pablo Picasso, de los que se reúnen aquí algunos ejemplos significativos.
Surrealismo
Si algún movimiento de la pintura contemporánea dedicó un especial protagonismo al tratamiento de la sombra éste fue el surrealismo, principalmente en su vertiente vinculada a la representación de los sueños. Artistas como Salvador Dalí, Yves Tanguy, René Magritte, Paul Delvaux y Esteban Francés, dotaron a la representación de los sueños de una verosimilitud aún más acusada que la de la propia realidad contemplada por nuestros ojos, recurriendo para ello a una técnica minuciosa y al empleo masivo de las sombras. En Dalí, además, las sombras ayudan a recomponer imágenes contradictorias, dentro de lo que se ha denominado el método «paranoico-crítico». Completan la sala las obras siempre intrigantes de Max Ernst y Joseph Cornell.
Del Pop Art a nuestros días
La sombra también ha jugado un papel importante en la pintura de la segunda mitad del siglo XX, a raíz del triunfo del Pop Art en el panorama artístico internacional de los años sesenta. Andy Warhol y Roy Lichtenstein, en su empleo de motivos y medios artísticos vinculados a la publicidad, dieron cabida a la sombra como un elemento más de la vida cotidiana. Warhol, en concreto, dedicó una serie completa al tema. En la estela del Pop, y más allá de él, la sombra ha continuado atrayendo la atención de artistas como Ed Ruscha, Gerhard Richter, Jürgen Klauke, Susan Rothenberg, Claudio Parmiggiani y Tobia Ercolino.
Fotografía
La fotografía ha sido descrita como el arte de la luz y la sombra. El protagonismo de la sombra en la fotografía del siglo XX ha marcado con su impronta a otras artes, como en el caso de la pintura ya referida. Remitiéndonos exclusivamente a la presente sala, se reunen en ella algunos de los ejemplos clásicos del tratamiento de la sombra en la obra de Man Ray, Brassaï, André Kertész, Umbo, Alexander Rodchenko, Constantin Brancusi, Jaroslav Rössler, Anton Stankowski, Eugen Wiskovsky, František Drtikol, Jaromír Funke, Imre Kinszki, Ansel Adams, Ralph Steiner, Dorothea Lange y Dorothy Norman. Junto a ellos también pueden contemplarse obras de los fotógrafos españoles Nicolás de Lekuona, Pere Català Pic, Francesc Català-Roca y Ramón Masats Tartera. Cierra la sección un conjunto de tres fotografías de gran tamaño de la artista británica contemporánea Sam Taylor-Wood.
Cine
La última sala de la exposición está dedicada a las sombras en el cine. En ella se proyectarán fragmentos de películas de Robert Wiene, Arthur Robinson, Friedrich Wilhelm Murnau, Fritz Lang, Sergei Eisenstein o Alfred Hitchcock, entre otros.
Datos de interés
Título: La Sombra
Fechas: Del 10 de Febrero al 17 de Mayo 2009
Organizadores y sedes: Museo Thyssen-Bornemisza y Fundación Caja Madrid
Comisario: Victor I. Stoichita, Catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Friburgo
Número de obras: 144
Publicaciones: Catálogo con ensayos de Victor I. Stoichita, Santos Zunzunegui, José Ramón Esparza Estaun, Fernando Marías, Sergiusz Michalski, Hans-Georg von Arburg. Editado en español con apéndice en inglés. Guía didáctica.
Museo Thyssen-Bornemisza. Paseo del Prado 8, 28014 Madrid.
Horarios: de martes a domingo de 10.00 a 19.00 horas.
Tarifas: La taquilla cierra a las 18:30h.
Exposición temporal: 5 € (Reducida: 3,50 € para estudiantes y mayores de 65 años).
Exposición temporal + Colección permanente: 9 € (Reducida: 5 € para estudiantes y mayores de 65 años previa acreditación).
Venta anticipada de entradas a través de la web del Museo y en el 902 050 121
Más información: 91 369 01 51 y www.museothyssen.org
Fundación Caja Madrid. Plaza de San Martín, 1, 28013 Madrid
Horario: de martes a domingo de 10.00 a 20.00 horas
Entrada libre. Más información: 902 246 810 y www.fundacioncajamadrid.org
Información Museo Thyssen y Fundación Caja Madrid
El libro, editado por el Museo Reina Sofía, es el catálogo que acompañó a la…
«En el aire conmovido…» es una exposición concebida por el filósofo e historiador del arte,…
"Árboles" es un exquisito libro que, a modo de arboreto de papel, nos presenta una…
El Museo Nacional del Prado ha recibido en depósito dos lienzos cuatrocentistas dedicados a la…
Dos libros de bolsillo sobre Wassily Kandinsky "Los años de Múnich" y "Forma, composición y…
El artista Pedro Torres, nacido en Brasil (Gloria de Dourados, Mato Grosso, 1982) y afincado…