Los solitarios resucitan en otoño
Andrés Merino
Millones de amas de casa bajan cada noche a la calle para depositar bolsas de basura en un contenedor, pero la posibilidad de encontrar junto a éste un papagayo amazónico no debe ser muy elevada. Que con semejante punto de partida puede construirse un buen relato acaba de demostrarlo Susanna Tamaro con su último libro, “Luisito”, publicado en español por Seix Barral. A partir del hallazgo, que en pleno verano hace fugazmente feliz a una maestra jubilada, la novelista italiana vuelve a ofrecernos una de esas fábulas sobre la soledad moderna. Experta en el despliegue de sentimientos a través de la sugestiva mezcla del recuerdo y la intensidad del presente en sus personajes, la escritora recrea no sólo los síntomas de un aislamiento humano, sino su origen en el dolor del pasado. Y, como ya hizo en “Dónde el corazón te lleve”, abre al menos una ventana para regalarles una oportunidad vital, una esperanza al menos literaria.
“Luisito” es un relato corto en páginas pero generoso en descripciones. Tamaro no defrauda. Sigue logrando transmitir con palabras justas sensaciones ricas y apasionadas. Al dar al animal el mismo nombre que su gran amiga perdida, la protagonista aprovecha una nueva y quien sabe si última oportunidad que surge en el otoño de su vida para que esa misma vida no pase a ser un triste otoño. Los colores del plumaje del ave son los mismos que los de sus ilusiones de joven maestra en los pueblos italianos de los cincuenta. Revive momentos especiales como su excursión a Murano, donde vio fabricar vidrio a partir de una masa informe y oscura, como la trayectoria que ha llevado hasta encontrar al papagayo. Anselma, la viuda triste que tuvo que dejar la enseñanza por un incidente de injustas consecuencias, encuentra ahora en Luisito algo más que un alumno. Un amigo, un compañero.
Susanna Tamaro sigue sorprendiendo. Quince años después de su definitiva consagración como novelista de prestigio juega con el lector al desconcierto. Al dominio del lenguaje que describimos –notable esfuerzo de traducción del italiano de Guadalupe Ramírez- se une, sin embargo, esa extraña sensación de que la autora vive en el limbo creativo de una nebulosa cómoda de no-compromiso. Si es más que grato contemplar sus ideas claras sobre lo absurdo de llevar la noción de lo políticamente correcto a la educación de los niños, inquieta leer pocas líneas más allá o más acá expresiones que muestran una desorientación vital que asusta, en personajes… ¿o en la propia autora? A estas alturas del siglo XXI la literatura de todo el mundo es bueno –en principio, bueno- tiene su público. El problema surge cuando se es tan excelente escritora pero tan mala consejera personal. “¿Para qué sirve la belleza? ¿Para que sirve la piedad? ¿Para qué sirve la armonía? Las cosas importantes nunca sirven para nada”, dice la protagonista. ¿O dice Susanna Tamaro? ¡Acabáramos!
“Luisito”
Susanna Tamaro
Barcelona, Seix Barral, 141 pág.
ISBN: 978-84-322-3184-1