El recuerdo del fundador del periodismo moderno
Andrés Merino
El próximo 24 de marzo se cumple el segundo centenario del nacimiento, junto a la calle Segovia, en el centro de Madrid, de quien es quizá el más representativo escritor del Romanticismo español, Larra. Con este motivo, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y la editorial Aguilar han publicado su última biografía, obra de uno de sus descendientes, Jesús Miranda de Larra Onís. Aunque la bibliografía sobre figura y tema son amplias y con cierta frecuencia no dejan de aparecer estudios desde novedosas perspectivas, la iniciativa cuenta con el indudable interés que despierta el aniversario y la aportación de varios manuscritos nunca publicados hasta hoy.
Mariano José de Larra y Sánchez de Castro consagró el periodismo como expresión estética y literaria de primer nivel con sus críticas satíricas y costumbristas, que firmaba con seudónimos como Fígaro, El pobrecito hablador, Duende o Bachiller. Sus más de doscientos artículos, escritos a lo largo de tan sólo ocho años, suponen un canto al compromiso social a través del ensayo como género, una nota continuamente subrayada por su biógrafo, que ha trazado un perfil social y profundamente ideológico del retratado, al que clasifica con unas categorías en exceso actuales. Es cierta y compartimos plenamente la visión de un Larra que ataca los pies de barro de una sociedad en crisis, que ha salido de un conflicto bélico contra la Francia de Napoleón pero corre a sumergirse en la primera guerra carlista. Entre dos enfrentamientos se enmarca su trayectoria creadora, una realidad bien analizada en el libro que hoy reseñamos, que sin embargo parece pasar de puntillas por otras contradicciones palmarias del propio personaje. Larra es representante del conflicto interno de la nación y la época en el que nació y murió. Hijo de un afrancesado, huye al mismo tiempo que el rey José y logró regresar relativamente temprano (1818) porque su padre consiguió servir como médico al Infante Don Francisco de Paula. El propio escritor se alista en los Voluntarios Realistas, cuerpo paramilitar al servicio del absolutismo de Fernando VII…
No parece excesivamente apropiado por tanto presentar al personaje como un adalid de las libertades o el progresismo en el sentido en que se afirma en cualquier mitin electoral en 2009, pero sí es de justicia otorgarle el histórico mérito de haber fundado el periodismo moderno en España, logro bien distinto y distante. Un periodismo satírico, mordaz, locuaz. Capaz de criticar situaciones e instituciones con humor: es decir, con inteligencia. Porque esa fue la gran aportación cultural de Larra. Saber escribir de forma crítica sobre una realidad cercana, administrar una prosa con maestría y sacudir las alfombras de una sociedad y un sistema político aquejado de dolencias sin fin: la censura, la pena capital, la burocracia inoperante. Hasta el mal uso del lenguaje. Larra vivió, como recuerda el autor “27 años, 10 meses y 20 días de manera romántica en una España afligida por la injusticia y el atraso total”. Quizá el subtítulo del libro, “biografía de un hombre desesperado” solo case con los diez minutos que pasó en soledad, cuando Dolores Armijo abandonó su casa tras comunicarle que nunca volvería junto a él y tomó la equivocada y fatídica decisión de quitarse la vida, arrebatándose su propia historia y negando a la historia de la literatura quién sabe cuantos cientos de glorias impresas…
“Larra. Biografía de un hombre desesperado”
Jesús Miranda de Larra Onís
Madrid, Aguilar y Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 442 pág.
ISBN: 978-84-03-09993-7
No dudo de la importancia de Larra en la vida española, y menos de la calidad de su biografía, ahora
publicada.
No obstante, la sutileza de este artículo de Andrés Merino, nos deja intuir que habría algo más que decir
de Don Mariano José de Larra y Sánchez de Castro, madrileño y español.
Buen comentario y analítico.
Gonzalo Cuesta.
Los comentarios están cerrados.