La subasta en Christie´s de la colección del modisto francés y su compañero Pierre Bergé realizada el 23, 24 y 25 de febrero consiguió 373 millones de euros sin llegar a alcanzar los 500 millones de euros que preveían algunos expertos.
El Grand Palais de París ha albergado durante tres días la subasta que ha batido no sólo el record de ventas de colecciones privadas subastadas, sino además el record de ventas de subastas en Europa.
A pesar de los numerosos records de artistas conseguidos, la subasta no ha estado exenta de polémica. Los dos bronces chinos que habían sido robados durante la destrucción del Palacio de Verano de Pekín en 1860 y que fueron adquiridos por Laurent en una venta privada, fueron vendidos finalmente por más de 30 millones de euros a pesar de la presión del gobierno chino. Christie´s, lejos de hacer algún comentario, sigue recalcando la impecable proveniencia de las piezas de la subasta. Como era de suponer, la venta se realizó por teléfono a un comprador anónimo.
No obstante, esta subasta ha sido capaz de despertar un gran interés más allá de la polémica por rasgos propios tales como haber organizado una exposición recreando la evocadora atmosfera del apartamento de Yves Saint Laurent en la Rue de Babylone. Más de 30.000 visitantes acudieron a visitarla y 1.500 personas asistieron a la subasta en una sala especialmente construida para la ocasión, la más grande en la historia de la casa de subastas.
La pieza más cara fue el lote 55 de los más de 700 subastados, Les coucous, tapis bleu et rose, de Henri Matisse, una pieza de 1911 vendida por 35.9 millones de euros.
Es remarcable que en una colección privada con piezas de una variedad y calidad tan grande se vendieran 16 de ellas alrededor de los 5 millones de euros. Los grandes museos franceses ayudaron a conseguir estos resultados.
El Centro Georges Pompidou adquirió Il Ritomante de Giorgio de Chirino por 11 millones de euros, el Museo dÓrsay se llevó dos lotes, Les lilas de Edouard Vuillard y Au Conservatoire de James Ensor y el Louvre compró un lote compuesto por un diamante Luis XVI y una miniatura por tan sólo 481.000 euros.
Tal y como declaró Bergé, que se manifestó plenamente satisfecho con la subasta, “los resultados de la venta confirman el potencial de París como mercado para albergar acontecimientos como éste y demuestran que incluso en un clima de dificultad económica, las obras de arte de gran calidad conservan su poder y su valor”.
Cierto es que en épocas de recesión, economistas y profesionales del mercado del arte discuten sobre la capacidad del arte para ser valor refugio, aunque el hecho de que ciertas obras mantengan su valor o lo aumenten sólo sucede cuando su calidad es indiscutible como es el caso de muchos de los artistas subastados que además han batido en esta subasta records de ventas. Es el caso de nombres como Ingres, Matisse, Brancusi, Mondrian, Giorgio de Chirico o Marcel Duchamp entre otros.
La colección Laurent-Bergé estaba compuesta por piezas que abarcaban desde el s. XIII hasta el s. XX. Su pasión por el arte les llevó a coleccionar desde un vaso griego a una escultura africana pasando por una acuarela de Cezanne o un Ready-made de Duchamp.
Bergé comenta que la decisión de vender la colección tras la muerte de Yves Saint Laurent se debe a que era un proyecto común que con la muerte del modisto ha dejado de tener significado. Parte de los beneficios de la subasta irán a parar a una nueva fundación para la investigación sobre el SIDA y a la fundación ya existente Pierre Bergé-Yves Saint Laurent.
El mercado del arte, en el que lentamente cada vez es más visible la crisis, ya tiene un nuevo hito que viene a desbancar la sonadísima subasta de Sotheby´s en septiembre del 2008 protagonizada por Damien Hirst que consiguió 140 millones de euros. Esta vez no había sospechas sobre la amistad de los compradores y los artistas de las obras y, a pesar de ello, se batieron numerosos records y se consiguió casi el triple de ventas. Yves Saint Laurent obtuvo una vez más un éxito rotundo con su colección.
S.G.F.
