La soledad tiene la tez blanca
Andrés Merino
Dante Gabriel Rossetti fue un destacado miembro fundador de la Hermandad Prerrafaelita. Como tal está representado en la colección de pintura victoriana que conserva el Museo de Arte de Ponce de la Fundación Luis A. Ferré, en Puerto Rico, que con motivo de sus obras de renovación y ampliación ha cedido buena parte de sus fondos para exposiciones temporales. Durante los próximos meses, los visitantes del Museo del Prado podrán contemplar de cerca uno de sus enigmáticos retratos, concluido en 1874. Se trata de «La viuda romana», inicialmente titulado «Dis Manibus», como comenzaban las inscripciones dedicadas a los manes protectores en las urnas cinerarias romanas. Es una mujer de medio cuerpo, una viuda sentada junto al ornado «columbarium» que contiene los restos de su esposo. Vestida de blanco, el color del luto de la época, toca una elegía con una lira en cada una de sus manos.
Rosseti contó con una modelo real para su composición, Alexa Wilding. La observación de la figura del lienzo despierta la primera inquietud. Si la moda de la época hacía a las damas de toda condición huir de los rayos del sol y la tez blanca se consideraba socialmente infinitamente más atractiva que cualquier atisbo de un mínimo bronceado, ¿fue la señorita -o señora- Wilding de tan atractiva palidez para ser escogida por el maestro?, ¿hicieron el resto los pinceles? Ojos, labios o cabello otorgan un contraste singular. En su magnífico estudio en el catálogo de la muestra, Sally-Anne Huxtable propone que el uso del «no-color» blanco sirve para recordarnos la ausencia del esposo fallecido. Es una idea atractiva a la que nos atrevemos a añadir una sensación extraña que roza la rebelión: la expresión de los dedos que tañen sendas liras es la propia de tocar un instrumento, pero a la vez la de retorcerse rayando la desesperación. Quizá la cara sugiera una mirada perdida. Pero las manos concentran la oposición a un destino no deseado.
Otros recursos estéticos del lienzo muestran ese dominio naturalista del que hicieron gala los prerrafaelitas. Los pliegues de las vestiduras se disponen en armonía con el cabello que cae libre por un lado. Las rosas aparecen de distintas formas: unas, en guirnalda ordenada bajo la urna. Otras, prendidas en la lira que se levanta apoyada en el brazo derecho. Y la naturaleza también se dispone en la propia ornamentación esculpida en el «columbarium», que rodea la inscripción «A los dioses del Averno. Papira Gemina ha hecho esto para su muy querido esposo Lucio Alio Aquino: ave, señor, adiós». Rossetti unió la Roma clásica y la Inglaterra victoriana en una pintura hecha de nostalgias.
«La viuda romana (Dis Manibus)» (1874)
Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)
Óleo sobre lienzo (104,8 x 93,3 cm)
Museo de Arte de Ponce. Fundación Luis A. Ferré (Puerto Rico)
Exposición «La bella durmiente. Pintura victoriana en el Museo de Arte de Ponce»
Organiza: Museo Nacional del Prado y Museo de Arte de Ponce
Patrocina: BBVA
Sede: Museo Nacional del Prado (Sala 16 B – Edificio Villanueva)
Madrid, 24 de febrero a 31 de mayo de 2009