p3180477La reordenación de la colección permanente del Museo Reina Sofía va contar con Francisco de Goya como invitado de excepción. Se cumple así una de las aspiraciones más deseadas de su director Manuel Borja-Villel desde que se hizo cargo de este Centro de Arte, que era la de exponer las obras saltándose el orden cronológico para profundizar en la ruptura de las fronteras, incidir en la visión conceptual y en la influencia de unos autores sobre otros, en la mezcla de estilos e incluso de lenguaje expresivo, de forma que puedan convivir en una misma sala pintura, escultura, fotografía e incluso cine.

No serán un centenar, sino una decena de grabados los que en rotación se expondrán para despertar la curiosidad del visitante ante las dos Españas, la negra de Zuloaga o Vázquez Díaz y la blanca de Rusiñol o Sorolla. La fecha todavía no decidida de la presentación en sociedad de esta nueva ordenación de la obra en el Reina estará entre las últimos días de mayo y para entonces ya se habrán elegido los dibujos de Goya que en calidad de préstamo saldrán del Museo del Prado.

p31804611A lo largo de los últimos años y si exceptuamos una magna muestra de Picasso que se expuso en el Reina Sofía en la última etapa de su anterior directora,  casi todo el protagonismo de la vida cultural en Madrid ha sido acaparado por el Prado gracias a la magnitud de sus exposiciones tras la ampliación del claustro de los Jerónimos, una obra que ha contado con la bendición de todas las instituciones del Estado y aunque se inició con polémica se culminó con un consenso generalizado de apoyo a sus director Miguel Zugaza.

Más duro lo ha tenido Manuel Borja-Villel que se hizo cargo de la dirección del museo tras una etapa compleja en el Reina Sofía marcada por la ampliación del edificio firmado por Jean Nouvel  y que, a diferencia del Prado, se culminó cuando más arreciaba la polémica entre partidarios y detractores del proyecto. La sombra del Prado siempre ha gravitado sobre el Reina, por lo que este acuerdo entre ambas pinacotecas abre una nueva etapa marcada por la colaboración y no por la confrontación. Borja-Villel confiesa su buena relación con Zuagaza y como fruto de la misma se ha dado este primer paso que no será el último, justo cuando comienza a aflorar la oferta expositiva diseñada por el nuevo equipo de Borja-Villel que presenta estos días una antológia del escultor Julio González.

p3180480Según Borja-Villel “no estamos hablando de absorber, sino de enriquecernos. Lo importante es mostrar los fondos de la colección. Y ésta es una primera presentación». «Queremos –añadió en una improvisado rueda de prensa- unir esfuerzos e ideas para mostrar una historia plural del arte». En este sentido Borja-Villel descarta que el Reina Sofía pueda comprar por su cuenta, por ejemplo, obra de Goya, ya que esta es una labor que corresponde al Prado, igual que la de adquirir obra africana le correspondería al museo de Antropología, con el que también existen acuerdos parecidos al que ahora se va llevar a cabo con el Prado y que no han levantado tanta polvareda.

Todavía quedan muchas piezas que encajar y según el director del Reina todavía no se ha hecho una petición concreta  al Prado y  ni siquiera se ha decidido si los primeros grabados serán de la colección «Los desastres de la guerra» o «Los caprichos». La expectación que ha levantado este acuerdo se justifica en que por primera vez en casi veinte años que se busca una vía alternativa al Real Decreto de 17 de marzo de 1995 que repartía de forma salomónica los fondos del Prado y del Reina Sofía poniendo como frontera el año 1881, fecha del nacimiento de Picasso.

p31804701“En el fondo de lo que se trata es de presentar lo que hemos denominado modernidad sin un patrón cronológico fijo, sino basándonos en la influencia que unos artistas han tenido sobre otros”, dice Borja-Villel, y añade: «No hay un origen único en la modernidad. Hay diversos pasados y eso implica muchos futuros. Por eso estamos trabajando en colaboraciones puntuales con otras entidades para conseguir determinadas piezas que puedan explicar mejor la historia. Por ejemplo, como hemos indicado, no se puede abordar la España Negra sin  Zuloaga y Solana, pero antes hay que conocer «Los desastres de la guerra» de Goya, ya que si no esa pintura no existiría.  Igual que para entender a Fortuny y Rusiñol hay que ver también a Sorolla. Y como por pedir que no quede, a Manuel Borja Villel le gustaría contar con otros artistas en este programa de cesiones temporales con otros museos, como  Ensor y Redon, del que le interesan los grabados y también, aunque en este caso lo ve casi imposible, le gustaría contar con piezas de Chirico.

p3180457Borja-Villel quiere llevar a cabo una pequeña revolución en el Reina Sofía que parte con la alteración del recorrido tradicional para contemplar la exposición permanente. Quiere que se vea con otros ojos y para ellos se está modificando el recorrido y acondicionando las salas con una nueva iluminación a más altura, que da otra perspectiva a las obras expuestas. En total, 39 salas en 6.000 metros cuadrados. La segunda planta del edificio Sabatini acogerá las vanguardias históricas hasta los años treinta. Una parte de la cuarta se dedicará a los cincuenta. Dos espacios (planta baja y primera) de la ampliación de Jean Nouvel serán los lugares destinados al arte desde los sesenta hasta hoy.

p3180460Según el director del Reina Sofía una escultura de Medardo Rosso puede convivir perfectamente con el retrato de una mujer de Anglada Camarasa. Y la negrura de Goya debe explicar a Gutiérrez Solana. El resultado es un recorrido personal por el arte moderno en el que las épocas y las escuelas artísticas son entes permeables si ello es necesario para narrar una historia. Mientras recorremos el museo con Borja-Villel de cicerone nos sorprende en el espacio dedicado al cubismo con una película de Buster Keaton en la que una vivienda se descompone en varios planos ante el empuje de la fuerza del viento (Una semana, de 1920). Frente a la pantalla, en la pared contraria, un cuadro de Picasso y en el centro dos bancos para que los espectadores puedan ver una u otra obra de arte.

Borja-Villel quiere llevarse al nuevo edificio Nouvel  parte de la colección que estaba ubicada en la planta cuarta del edificio Sabatini, formada por piezas de Saura, Arroyo, Sol LeWitt o Donald Judd. También  se podrán verán juntos óleos de Dalí como Tres figuras, junto a una proyección de Un perro andaluz, de Buñuel  o piezas de poesía de Lorca, dando unidad a tres de los grandes protagonistas de la Generación del 27.

La idea de Borja-Villel es diluir las fronteras entre la colección permanente y las temporales que vaya organizado el museo y pone el énfasis en la exposición que se prepara para el año 2010 sobre la búsqueda del soñado Potosí por los descubridores españoles en América. La muestra tendrá como núcleo central el arte colonial americano de los siglos XVI y XVII. Ese momento también para Borja-Villel es un momento de ruptura entre el arte clásico y la modernidad y supondrá retrotraer dos siglos la frontera que no le estaba permitido cruzar al Reina Sofía.