reina-victoria-eugenia-julia-ena-de-battenbergCon motivo de cumplirse el 40º aniversario de su muerte

Este miércoles día 15 de abril, la Real Academia de la Historia rinde homenaje a la memoria de la Reina Victoria Eugenia con motivo de cumplirse el 40º aniversario de su muerte. En el acto intervendrán Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón y D. Carlos Seco Serrano, Director y Censor, respectivamente, de la Real Academia de la Historia.

Victoria Eugenia de Battenberg

Reina de España, esposa de Alfonso XIII, nació en el Castillo de Balmoral (Gran Bretaña) el 24 de octubre de 1887 y falleció en Lausana (Suiza) el 15 de abril de 1969.

Era hija de la princesa Beatriz del Reino Unido –la hija menor de la reina Victoria- y de Enrique de Battenberg –hijo del príncipe Alejandro de Hesse-.

Fue educada en la corte británica ya que su madre acompañó siempre a la reina Victoria hasta su fallecimiento, en 1901. Ese año la familia se trasladó al palacio de Kensington, en Londres, donde Victoria Eugenia pudo llevar una vida mucho más libre.

El 27 de mayo de 1905, S.M. el Rey D. Alfonso XIII había emprendido su primer viaje al extranjero, a París y Londres, con objeto de refrendar la adhesión de España a la Entente suscrita por Francia y el Reino Unido en 1904. En el curso de las celebraciones y fiestas oficiales, Alfonso XIII conoció y se enamoró de Victoria Eugenia, que entonces tenía diecisiete años y de quien Azorín, corresponsal de ABC en la capital británica, escribió que era imposible «imaginar una muchacha más linda, más delicada y espiritual, que esta princesa rubia». Antes del enlace, la novia abjuró del protestantismo y recibió el bautismo católico, ceremonia celebrada en la intimidad del palacio de Miramar.

La boda real se celebró en el madrileño templo de San Jerónimo, el 31 de mayo de 1906. Alfonso XIII tenía veinte años y Victoria Eugenia, dieciocho. Al volver a palacio, en carroza descubierta, los reyes fueron objeto de un atentado del que salieron ilesos pero en el que murieron unas veinticinco personas y otras cien resultaron heridas. El autor fue un anarquista, Mateo Morral, que arrojó sobre la comitiva una bomba envuelta en un ramo de flores desde un balcón de la casa número 88 de la calle Mayor, casi enfrente del palacio de Capitanía. La carroza real quedó destrozada; los reyes, manchados de sangre, tuvieron que seguir el trayecto en uno de los coches de respeto. El baile que había de celebrarse quedó cancelado, pero no así la cena con los invitados, aquella misma noche, ni la recepción oficial al día siguiente.

La llegada de Victoria Eugenia al Palacio Real de Madrid fue, de acuerdo con el testimonio de la tía del rey, la infanta Eulalia de Borbón, “como un florecer de juventud, gracia y sonrisa en la adusta corte madrileña” y, más allá de palacio, europeizó la moda y la vida de la mujer española.  La reina suavizó las costumbres y el protocolo que durante la regencia de María Cristina de Haugsburgo se habían hecho cada vez más severos y rígidos. La reina madre siguió viviendo en palacio pero supo colocarse en un discreto segundo plano. Respecto a la política exterior, la boda del rey vino a reforzar la orientación franco británica adoptada en 1904, como pudo comprobarse en la Conferencia de Algeciras, en 1906, y en la firma de los Acuerdos de Cartagena de 1907. Sin embargo, España fue neutral en la Primera Guerra Mundial.

Alfonso XIII y Victoria Eugenia tuvieron seis hijos: Alfonso, príncipe de Asturias (1907), Jaime (1908), Beatriz (1910), Cristina (1911), Juan (1913) y Gonzalo (1914). El primogénito, Alfonso, y el último de los varones, Gonzalo, nacieron enfermos de hemofilia, una enfermedad transmitida por las mujeres y padecida por los hombres, que a través de la descendencia femenina de la reina Victoria se propagó por las casas reales europeas. El infante don Jaime, libre de la enfermedad, padeció, sin embargo, una sordomudez consecuencia de una mastoiditis mal operada que, a pesar de una esmerada educación, limitaba considerablemente su actuación. Por tales motivos, los infantes Alfonso y Jaime terminaron renunciando a sus derechos dinásticos en favor de don Juan de Borbón y Battenberg, que aseguró la continuidad de la dinastía.

Victoria Eugenia dedicó gran parte de su actividad en España a labores asistenciales. Entre ellas destacó la reorganización de la Cruz Roja Española, con la fundación del Hospital de San José y Santa Adela en la avenida madrileña que lleva el nombre de la reina, y de otros semejantes en Sevilla y Barcelona; la creación de una Escuela de Enfermeras, donde también se formaron las Damas Auxiliares de Sanidad Militar que llevaron a cabo una destacada labor en la atención de los heridos en la guerra de Marruecos; la Liga Antituberculosa, reorganizada bajo su presidencia en Patronato Antituberculoso; y la creación de la Liga contra el Cáncer. También colaboró ampliamente en la oficina de información y ayuda a las poblaciones afectadas por la Primera Guerra Mundial, que el rey montó en el mismo palacio, y que realizó una importantísima labor humanitaria, reconocida internacionalmente.

Victoria Eugenia abandonó España un día después que su esposo, el 15 de abril de 1931, tras la proclamación de la Segunda República. En la mañana de aquel día, junto con los infantes, salió en coche del Palacio Real para tomar el tren en la estación de El Escorial, con destino a Irún y, más tarde, a París, donde se reunió con Alfonso XIII.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Victoria Eugenia se había trasladado a vivir a Lausana (Suiza), donde adquirió Vieille Fontaine, en la que trascurrió el resto de su vida. En 1962 asistió, en Atenas, a la boda de su nieto Juan Carlos con la princesa Sofía de Grecia y en 1968 volvió brevemente a España con motivo del bautizo del hijo varón de éstos, el príncipe Felipe de Borbón, del que fue madrina. En esta ocasión, se entrevistó con el general Franco y su esposa, de quienes Alfonso XIII y ella habían sido padrinos de boda, en 1923. Un año después, en 1969, murió en su casa de Lausana, acompañada de su numerosa familia. Los restos mortales de la reina Victoria Eugenia fueron trasladados a San Lorenzo de El Escorial en 1985.

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