El pasado de nuestros vecinos
Andrés Merino Thomas
“La novedad aparente no es muchas veces sino el pasado que se vuelve a descubrir”. Con esas palabras, Guillaume de Bertier de Sauvigny, coronaba en su día una de las ediciones de su “Historia de Francia”, un manual concebido como sencillo tratado que, siguiendo un hilo cronológico, pretende adentrarse en el frondoso jardín de los siglos que componen el acervo de hechos de una de las naciones más antiguas de Occidente. Es cierto. No pretendía competir con costosas presentaciones de eminentes académicos o reconocidas autoridades en la materia, pero atendía a la necesidad de las generaciones nuevas de franceses que no reconocían hechos básicos de su pasado. Hoy, Ediciones Rialp ha publicado en español ese manual que claramente identificamos como complemento para quienes se interesen por un país cuyo pretérito ha corrido en no pocas ocasiones, hasta en diferencias y rivalidades, paralelo al nuestro.
Sauvigny considera que la historia de Francia, propiamente dicha, no comienza hasta el reparto del imperio de Carlomagno, en el año 843. Tal postulado ya es una primera aportación para el debate, pero no puede negarse al historiador al menos la voluntad de acotar ante el lector, al menos de forma práctica, términos históricos básicos que son necesarios al menos como punto de partida. Al igual que naciones modernas cuya identidad pocos parecen cuestionar hoy como son España, Alemania o el Reino Unido, durante la Edad media Francia se compuso geográficamente a base de un amalgama de pequeños o medianos territorios donde soberanías, lenguas e idiomas no tuvieron fronteras estables. Por eso es de justicia reconocer la importancia simbólica de la ilustración escogida para la edición española del volumen, el lienzo de Rubens conservado en el Louvre que recoge la imagen de uno de los más importantes monarcas de la historia gala, Enrique IV, junto a su esposa, María de Médici, con su hijo y sucesor no sólo en el trono sino en el éxito de los esfuerzos por culminar la unidad de Francia como reino y nación, Luis XIII.
El gran éxito de una obra histórica de divulgación de tal envergadura lleva aparejado un inconveniente. Su redacción esquemática, realizada con la voluntad de aunar en un reducido número de páginas siglos de hechos con innumerables personajes, impone la necesidad de realizar juicios de valor que pueden ser rebatidos, porque no hay espacio para razonamientos previos. Se asiste por tanto a un exceso de tomas de postura, por lo que la utilidad del volumen se reduce en ocasiones a valiosos puntos de referencia cronológicos y al establecimiento de un orden muy conveniente a la hora de trazar itinerarios paralelos con otros procesos históricos en España o el resto de Europa. Es también de agradecer la presencia de mapas y árboles genealógicos, así como la bibliografía por capítulos que se ofrece. Naturalmente no era exigible en un libro de este tipo un índice onomástico, pero su inclusión no habría añadido excesivo número de páginas. En definitiva, nos encontramos ante un manual útil, muy aconsejable para estudiantes de Humanidades o universitarios españoles que pretendan cursar programas Erasmus.
“Historia de Francia”
Guillaume de Bertier de Sauvigny
Traducción de Claudio Juan Crespo
Madrid, Rialp, 457 pág.
ISBN: 978-84-321-3716-7