Una pieza romántica
María Jesús Burgueño
El abanico es un fetiche romántico y seductor que tras un periodo de obsolescencia ha recuperado actualidad, aunque ha perdido parte de su misterio. Las mejores piezas realizadas en marfil con incrustaciones de oro rivalizan con otras pintadas a mano por los mejores artistas del XVIII y del XIX.
Es en el siglo XVIII cuando la competencia entre los abanicos baratos de procedencia china y los europeos, cada vez más refinados hace que se desarrollen diferentes modelos para los distintos actos sociales, así en Holanda se crean unas series con representaciones bíblicas, son los llamados abanicos de iglesia. Los franceses de época barroca están decorados con motivos mitológicos y con la llegada del rococó aparecen las escenas galantes. Los ingleses abaratan el mercado a mediados del siglo XVIII con las series de países (las telas de los abanicos) grabados en papel donde eran frecuentes los motivos galantes y, más tarde, las escenas históricas y políticas. Se encuentran abanicos realizados en España desde finales del siglo XV.
Los abaniqueros de Madrid formaron el primer gremio y en 1802 se creó la Real Fábrica de Abanicos en Valencia. En el siglo XIX se expande el uso del abanico relacionado con la indumentaria castiza o popular al tiempo que resulta imprescindible para la clase más refinada, usado tanto por hombres como por mujeres, a este hecho contribuyó considerablemente la producción mecánica valenciana.
En el siglo XIX era práctica habitual confeccionar abanicos sencillos con varillaje de caña y país de papel blanco destinados a ser dedicados. También se hacían por encargo con pinturas escogidas y eran frecuentes los abanicos de recuerdo, decorados con escenas típicas del acontecimiento como ferias, corridas, etc. Uno de los museos donde se conservan más abanicos es el Museo de Artes y Costumbre Populares de Sevilla que a lo largo de los años ha recibido un gran número de donaciones. En el año 1970 se incorporó al museo el legado Díaz Velázquez. Algunas donaciones son muy especiales como un abanico con poema autógrafo de los hermanos Álvarez Quintero donado este año por Carmen Fernández-Regatillo. El museo tiene una importante colección, entre los que destacan los abanicos pintados, grabados e iluminados de clara influencia francesa e inglesa que marcaron las modas europeas durante casi dos siglos. También hay una gran representación de abanicos orientales, donde destacan algunos realizados con varillajes de bambú y unas piezas de excepción como los pequeños abanicos orientales de baraja labrados en marfil o los de ricos países de encaje de Chantilly. Entre las piezas curiosas destaca el abanico firmado por la infanta Isabel de Borbón en 1916; el autografiado por el torero Gallito; y, otro con un poema de Cavestany dedicado a la duquesa de Tarifa, fechado en 1.891.
Los abanicos franceses y los ingleses son muy interesantes, sin olvidar los españoles que tuvieron una época de grandes maestros abaniqueros, entre los que destacó Colomina en Valencia. Los pericones o abanicos de gran formato españoles, que suelen estar muy bien decorados. Hacia 1800 los abaniqueros madrileños comenzaron a llenar el mercado con pequeños abanicos de madera y hueso que tomarían el nombre de abanicos Imperio, pero las damas demandaron otro tipo de abanicos más acordes con la moda y es cuando aparecieron los románticos.
En general se pagan precios muy inferiores a algunas miniaturas por abanicos pintados y firmados por artistas que cotizan muy bien sus obras sobre otros soportes. Los abanicos del siglo XVIII son los que más se aprecian, pero hay que señalar que no hay una gran afición a los abanicos. Se pagan muy por debajo de su valor y hay que destacar piezas importantes del XVIII que han llegado tan solo a 1.200€. En algunos países están considerados como preciosas obras de arte. Es muy raro que aparezcan en las subastas abanicos japoneses, son muy frecuentes los chinos y es muy difícil distinguirlos de los filipinos. La mejor guía para adquirir un abanico es la intuición y el gusto, los buenos materiales como el marfil, el hueso o caoba son una buena inversión, en cedro hay algunos muy bonitos, hay preciosidades realizadas en baquelita pero indiscutiblemente los de marfil calado orientales son las grandes joyas.
Los abanicos más frecuentes en el mercado son los alfonsinos, isabelinos y algunos modernistas, los realizados para la exportación, en menor cantidad los franceses del XVIII y pocos ingleses. Los abanicos que gustan mucho son los de baraja (no se diferencia el varillaje del país, es todo de una pieza). Las escenas galantes y el papel litografiado son muy frecuentes; los de tela, tul y encaje, etc., son menos usuales. Los abanicos españoles preferidos son los pintados a mano con guache y firmados por algunos de los pintores del XIX. Los más modernos que se venden son los de principio de siglo XX modernistas. Los pericones suelen salir pero no son tan apreciados, son menos coquetos. En el mercado suelen aparecer muy rara vez piezas del XVII los más frecuentes son los del XVIII y XIX.
A la hora de catalogar una pieza lo que más diferencia las épocas es la decoración, en el periodo Carlos IV el varillaje es muy fino y estrecho -lo que se llama esqueleto-, los países se adornan con lentejuelas. El abanico isabelino siempre es muy recargado, las decoraciones aplicadas son doradas y plateadas, las escenas suelen ser litografiadas y el varillaje es ancho. El abanico Luis XVI tiene una decoración muy próxima a la de Carlos IV.
Tres piezas imprescindibles
El abanico más sencillo es el llamado abanico de Calañas, pueblo de la provincia de Huelva famoso por su fabricación, consta de tres partes:
-Las varillas son tiras rectangulares, de cañas o bambúes las más simples, que son de igual largo, ancho y grueso.
-El clavillo es un alambre algo grueso que ensarta las varillas por sus dos extremos, se encuentra remachado.
-El paisaje o país es el sector anular, normalmente de papel en los más sencillos, aunque también puede ser de seda, tul, encaje, etc.
Se llama esqueleto o armazón al conjunto de varillas y clavillo.
La seducción del abanico
Se mantiene en algunas regiones españolas como en Cataluña y la Comunidad Valencia la costumbre de regalar a las novias un abanico de calidad realizado con marfil o hueso. “De todo el atractivo de la mujer galante y de la mejor ataviada, no hay adorno del que pueda sacar tanto partido como de su abanico” escribía una amiga de Mme. Staal-Delaunay en el siglo XVIII. Algunas mujeres se valieron del abanico para hacer signos a sus pretendientes en épocas en que el disimulo era un ingrediente importante del galanteo de las parejas, juego escénico que se ha transmitido en el teatro costumbrista, por ejemplo, de los hermanos Alvarez Quintero. Los estudiosos de este sistema de comunicación nunca se han puesto de acuerdo en el significado de estas manifestaciones. Inmaculada Manfredi ha encontrado hasta 32 posturas diferentes con las que poder hablar, pero según comenta “tengo serias dudas sobre la autenticidad de muchas de ellas. Siete movimientos se repiten de igual manera en todos los sitios”.
El lenguaje del abanico
Abierto, tapando la boca: Estoy sola.
Dejarlo deslizar sobre los ojos: Vete, por favor.
Golpeándolo, cerrado, sobre la mano izquierda: Escríbeme.
Mantenerlo en la oreja izquierda: Quiero que me dejes en paz.
Moverlo con la mano derecha. Quiero a otro.
Moverlo con la mano izquierda: Nos observan.
Movido con la derecha: Hasta mañana.
Roto: Se ha terminado.
Semicerrado en la derecha y sobre la izquierda: No puedo.
Sobre los labios, semiabierto: Te quiero.
Tocar con el dedo el borde: Quiero hablar contigo.
Ilustraciones:
– Jóven con abanico,óleo de Ramón Carazo, Subasta Extraordinaria Marzo 2009 Sala Retiro. Precio de Salida 5.000€
-Abanico franco-holandés, h.1700. País pintado con escena de fiesta cortesana. El varillaje en marfil pintado con chinerías enmarcando cartela con dama tocando la lira.Salida: 700 €
-“El becerro de oro” Abanico francés, tercer cuarto S.XVIII. Varillaje en marfil tallado y policromado, las varillas maestras en madreperla.Salida: 500 €
– Lote de dos abanicos isabelinos, tercer cuarto S.XIX. Uno con escena galante y varillaje en hueso en parte dorado. Otro con escena de damas en un jardín y varillaje en parte dorado.Salida: 200 €
– Abanico de baraja en marfil pintado con «Alegoría de Europa», S. XIX, siguiendo un modelo de h.1700.Salida: 750 €
– Abanico en gasa bordada con lentejuelas en el estilo Imperio, h.1900. Salida: 60 €
– Abanico flamenco S. XVIII, final con plata.Salida: 300 €
-Importante abanico Real con alegoría de la Monarquía Española. Trabajo español, h. 1750-70. País mostrando la toilette de Venus y varillaje en madreperla calada, grabada y dorada en tres tonos de oro, mostrando el escudo de España, el escudo de Castilla y León y el escudo de la Casa de Borbón y en el centro el orbe bajo corona imperial flanqueado por las columnas de Hércules con la leyenda Plus Ultra. Precio de Salida 2.000 euros.
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