Cuando el resto de una vida se llama… Alzheimer
Andrés Merino Thomas
Lisa Genova es doctora en Ciencias neurológicas por la Universidad de Harvard. Ha dedicado su primera novela a una de las enfermedades degenerativas de mayor actualidad, sobre la que el mito de que sólo afecta a la tercera edad parece haberse extendido de forma injustificada. Ya escribió sobre ello en varias de sus columnas en Internet para la National Alzheimer’s Association: la patología cuyos síntomas fueron descritos por primera vez por Alois Alzheimer en 1907 se da también en personas de mediana edad, como Alice Howland, la protagonista de la interesante narración cuya edición en español, en una excelente traducción de Francisco Pérez Navarro, nos ofrece Ediciones B. No es frecuente que la ópera prima de una científica una con tanto acierto la amenidad de un relato que envuelve al lector desde el primer párrafo con descripciones técnicas de procesos neuronales propios la dolencia. Esa es, desde luego, la primera valoración que merece un libro como “Siempre Alice”.
No es fácil entender qué es el Alzheimer y el drama que supone en quien lo sufre y las personas que les rodean. La historia que se nos propone incide en un aspecto quizá poco difundido: la perspectiva humana y personal. La autora traza el camino de luces y sombras de una mujer de mediana edad, que apenas llega a los cincuenta años. En la plenitud de su carrera profesional, precisamente como profesora de psicología cognitiva y experta lingüista. Cruel paradoja, pues la enfermedad atacará pronto o tarde las conexiones cerebrales que le hacen posible no ya hablar correctamente, sino impartir brillantes conferencias y clases magistrales. Casada con otro insigne investigador universitario. Con tres hijos jóvenes. En los primeros capítulos, los indicios de que algo no va bien son quizá poco espectaculares, pero se suministra al lector en pequeñas dosis la tristeza rotunda del que conoce bien en que río de amargura desembocarán esas pruebas que componen un diagnóstico aún desconocido por la paciente. La pérdida casual de un objeto. Un olvido inocente de un término técnico durante una exposición en clase. Genova conmueve. Quizá no necesita conmover y basten una o dos de las bien construidas metáforas que nos coloca en el descenso al averno del informe médico que confirma una dolencia maldita.
Yo no soy médico, pero me atrevo a recetar libros. Este deberían dispensarlo en más de una farmacia, sobre todo a familiares de quienes han perdido la memoria, salen de casa sin saber a donde van o se levantan por la noche preguntando por la prima Inés, la que falleció en 1997. Lisa Genova ha tenido la delicadeza de despedir a nuestra Alice Howland, en su último capítulo, en circunstancias muy distintas a como están muchos de los enfermos de Alzheimer en residencias de todo el mundo. Su novela es todo un canto a la dignidad de la vida de todos y cada uno de los pacientes. Todos y cada uno de sus médicos. Todos y cada uno de sus familiares. Y… todos y cada uno de los lectores que quieran conocer una perspectiva valiosa y diferente de un tema tan especial como el Alzheimer.
“Siempre Alice”
Lisa Genova
Barcelona, Ediciones B, 325 pág
ISBN: 978-84-666-3912-5
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