Alegorías sobre el varillaje
Andrés Merino Thomas
Una sugerente exposición con el título “Arte, lujo y sociabilidad: la colección de abanicos de Paula Florido” acoge en la Fundación Lázaro Galdiano, en Madrid, casi medio centenar de las ochenta y siete piezas que compusieron la singular colección de tan preciados objetos decorativos que el mecenas y coleccionista que da nombre al museo madrileño regaló en vida a su consorte. De entre los abanicos que la acaudalada dama argentina lució en los salones de la palacial residencia en la que el matrimonio vivió durante el primer tercio del siglo XX nos ha sido difícil escoger una muestra para su presentación más detallada ante el lector, pues es tal la riqueza técnica e iconográfica de la serie regalada por don José Lázaro a su esposa desde 1903 –como muestra el documentado catálogo preparado para la ocasión- que difícilmente podría presentarse siquiera uno a modo de resumen.
Proponemos una pieza de las de mayor significado histórico. Se trata del abanico realizado, en opinión de Carmen Espinosa, en conmemoración de una de las bodas reales celebradas en la dinastía Borbón durante el siglo XVIII. En 1745, un año antes de fallecer Felipe V, se acordó con Luis XV que la segunda de las hijas que el monarca español había tenido en su matrimonio con Isabel de Farnesio, la Infanta María Teresa Rafaela, debía contraer matrimonio con el heredero de la Corona francesa, el Delfín Luis Fernando. No se trataba de un enlace más. En la memoria de todos permanecía aún el eco de la ofensa que había supuesto en 1725 la devolución de otra Infanta, María Ana Victoria, a la Corte de Madrid. Luis XV la rechazó para casarse con una princesa polaca, y la pequeña Marianina acabó siendo… Reina de Portugal. En esta ocasión, la propia Isabel de Farnesio se aseguró muy bien de los términos del acuerdo. Y no es extraño que se quisiera que hasta en las artes decorativas quedaran huellas de tan intensa amistad entre ambas ramas de la familia Borbón. En este abanico se recoge la exaltación de la Casa en las armas heráldicas que aparecen en su varillaje central. Incluso en la segunda cartela de la izquierda del país (la decoración en papel que se extiende sobre el varillaje en la parte superior), aparece claramente un escudo con los tres lirios Borbones, así como las órdenes dinásticas del Toisón de Oro y del Espíritu Santo.
Cualquier duda sobre la datación del matrimonio regio franco español se disipa al aportar Espinosa el dato concluyente de la orla dorada de guirnaldas y amorcillos, palmas y rocalla, elementos decorativos muy característicos de aquella etapa del reinado de Luis XV. Persiste sin embarco una incógnita, la identificación o el sentido de las efigies masculinas de los medallones que presiden la cartela central del país. Con llamativa prudencia, la especialista no se aventura a asociar los nombres de Felipe V y Luis XV. La apariencia clásica o la edad de los personajes quizá apunte a representaciones virtuosas o estereotipadas de ambas monarquías, pero es difícil la visión al detalle. En todo caso, nos encontramos ante una pieza verdaderamente alegórica con un intenso sentido histórico y dinástico. Un género entre las artes decorativas quizá poco conocido. No es extraño al observarlos, como recordaba Soledad López, Presidenta de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, durante la presentación de la exposición, que Isabel I de Inglaterra afirmase que “un abanico es el único regalo que puede aceptar una reina”.
“Abanico conmemorativo de la boda de Luis Fernando, Delfín de Francia, y María Teresa Rafaela, Infanta de España” (Francia, 1745)
Varillaje de marfil calado, cincelado, pintado y dorado, con aplicación de láminas de plata y madreperla. Espigas de madera. Gema o cristal engarzado en el clavillo. 6 + 2 (24 x 5 cm)
País doble de papel pintado con gouache y oro (9,6 x 46,5 cm)
Vuelo 182º
Fundación Lázaro Galdiano
Exposición “Arte, lujo y sociabilidad: La colección de abanicos de Paula Florido”
Organiza: Fundación Lázaro Galdiano
Patrocina: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales
Sede: Fundación Lázaro Galdiano (C/ Serrano, 122)
Madrid, 25 de mayo a 16 de agosto de 2009
Entrada gratuita