La Casa das Artes acoge un recorrido por la obra de la pintora a través de 142 piezas. Óleos, dibujos, bocetos, fotografías y documentación de época conforman la exposición. Estudios muy recientes y la localización de obras perdidas revalorizan su enorme influencia
“La gran transgresora de la generación del 27” deslumbra en una antología irrepetible
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, el conselleiro de Cultura de la Xunta de Galicia, Roberto Varela, el director de Proyectos de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Xosé Luis García Canido, y el director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez, inauguraron ayer por la tarde la exposición retrospectiva que la Fundación Caixa Galicia dedica en Vigo a Maruja Mallo, la artista plástica más relevante de la historia del arte gallego y español del siglo XX.
La muestra reúne en la Casa das Artes viguesa, hasta el próximo día 10 de enero, 142 piezas que conforman “la mayor y más exhaustiva retrospectiva dedicada a la gran transgresora de la generación del 27”, según señaló la directora de la Fundación Caixa Galicia, Teresa Porto, en la rueda de prensa de presentación de la exposición.
Acompañada por los comisarios, Fernando Huici y Juan Pérez de Ayala, y por el representante de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Teresa Porto quiso destacar “la importancia y la urgencia de una iniciativa que debe recuperar y restaurar la determinante aportación de Maruja Mallo a las vanguardias del siglo XX, hasta hace muy poco”, añadió, “injustamente valorada, ensombrecida por su doloroso exilio y, seguramente también, por ser una mujer adelantada a su tiempo”.
Organizada por la Fundación Caixa Galicia como episodio central de la programación que celebra su vigésimo aniversario, con la colaboración de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y el ayuntamiento de Vigo, esta exposición se ha ordenado en torno a diez salas que recorren la totalidad de la obra y la vida de la genial artista.
El extraordinario desarrollo experimentado por los estudios en torno a esta fascinante figura, así como la localización, muy recientemente, de obras fundamentales que se encontraban en paradero desconocido, han convertido esta retrospectiva en la más rigurosa de cuantas se han realizado hasta ahora.
Así, quienes se acerquen a la Casa das Artes de Vigo podrán disfrutar, por primera en un mismo espacio, de un detallado recorrido por el asombroso trabajo de Maruja Mallo a lo largo de más de cincuenta años (desde el óleo ‘La isleña’, fechado en 1927, hasta ‘Protoesquema’, lienzo datado en 1982).
Las obras maestras de la pintora lucense se acompañan, en el montaje, con dibujos y bocetos que revelan su proceso creativo en un itinerario que, a través numerosas fotografías y publicaciones de época, propone un minucioso acercamiento documental a su biografía.
Catálogo, documental y un intenso programa didáctico
El viaje al universo creativo de Maruja Mallo se completará en los próximos meses con la publicación de un catálogo referencial y la edición de una película documental producidos por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), bajo la coordinación del Ministerio de Cultura.
Además, la Fundación Caixa Galicia editará en 2010 la obra “Maruja Mallo: de prometedora pioneira a artista universal. Materiais para unha biografía exacta e completa da pintora viveiresa entre 1902-1936”, trabajo ganador del XXIII Premio Anxel Fole de Ensayo, convocado por la primera entidad financiera gallega y el Grupo El Progreso.
Por otra parte, el Servicio Didáctico de la Fundación Caixa Galicia ha diseñado un extenso programa de actividades para acercar la obra de la artista plástica española más influyente del siglo XX a todos los públicos, y de forma especial a escolares y estudiantes.
Breve biografía
Ana María Gómez González, nombre real de Maruja Mallo, nació en Viveiro en 1902. Tras pasar su infancia entre Galicia y Asturias, en 1922 se trasladó definitivamente con su familia a Madrid. El trabajo de Insua y Cal certifica que la artista vivió en Galicia hasta los 11 años, pasando diferentes estancias en Viviero, Corcubión, A Coruña y Vigo. Estudió Bellas Artes en la Academia de San Fernando, al igual que su hermano Cristino, coincidiendo n esta escuela con Dalí, con quien tuvo relación muy próxima. En la Residencia de Estudiantes tomó contacto con el Surrealismo y la Generación del 27, especialmente con Buñuel, García Lorca, Alberti, Dalí y Pepe Bello.
En 1927 conoce personalmente a Ortega y Gasset y comenzó a colaborar como ilustradora en la Revista de Occidente, donde realizó su primera exposición individual, que tuvo un gran éxito. El trabajo que realizaba en aquel momento consistía en lienzos con temas de verbena y estampas de motivos urbanos y cinematográficos.
Cuatro años después de su primera exposición una pensión de la Junta de Ampliación de Estudios de Madrid le permitió viajar a París, donde tomó contacto con el grupo surrealista francés. En este momento su pintura sufrió un cambio radical. Basándose en las consignas del Manifiesto de André Bretón realizó una serie tremendista llamada ‘Cloacas y Campanarios’, donde los protagonistas eran tétricos esqueletos, espantapájaros y cloacas. Éste, impresionado por el trabajo de la pintora, compró un cuadro en su exposición individual en la Galería Pierre Loeb.
Al volver a España ganó una plaza de profesora de dibujo del Instituto de Arévalo (Ávila). Posteriormente fue profesora en la Escuela de Cerámica de Madrid y en la Residencia de Estudiantes. En los años previos a la Guerra Civil, tras su estancia en París, y sobre todo debido a su inclusión en el grupo de Torres García, realizó composiciones basadas en estudios geométricos, intentando crear un lenguaje universal basado en los principios de la geometría.
Tras el estallido de la Guerra Civil se exilió a Buenos Aires, donde siguió con su trabajo pictórico y realizando numerosas exposiciones, colectivas e individuales, además de impartir conferencias, tanto en Argentina como en Chile o Uruguay, países que visitaba con frecuencia. Se integró en el contexto americano relacionándose no sólo con los intelectuales exiliados, sino también con los de los países que visita, sobre todo a través de Pablo Neruda y Victoria Ocampo.
En 1961 volvió definitivamente a España, instalándose en Madrid, donde retomó la colaboración con la Revista de Occidente. En esta época la temática de su pintura está condicionada por el interés de la pintora por las ciencias ocultas y el esoterismo. Realizó una carpeta de litografías como homenaje a la Revista de Occidente, y recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes de la Comunidad de Madrid y de la Xunta de Galicia. Falleció en Madrid en febrero de 1995, pocos después de que el Centro Galego de Arte Contemporánea realizase su primera exposición antológica en España.