Fundación Telefónica, en colaboración con la Fundación Cultural Hispano-Brasileña, ha presentado la exposición “Oscar Niemeyer”, la retrospectiva más completa sobre la obra del arquitecto brasileño que se ha realizado hasta ahora en nuestro país.
La muestra, tras su paso por Brasil y Holanda, llega a Madrid gracias a Fundación Telefónica que desde el primer momento mostró su interés por exponer esta retrospectiva sobre la obra de Niemeyer ya que, según palabras del director general de la Fundación, Francisco Serrano, “Esta muestra nos permitirá exponer la asociación entre Niemeyer y Brasil, uno de los países latinoamericanos con más relevancia internacional y además la obra de Niemeyer es un claro ejemplo de la mezcla del arte y la tecnología, objetivos principales de nuestra Fundación, por lo que no podíamos pasar la oportunidad de tener esta exposición en nuestras salas”.
Oscar Niemeyer es, sin duda, una de las figuras claves de la arquitectura moderna y, junto a Alvar Aalto, uno de los arquitectos que más ha inspirado e influenciado a las nuevas generaciones. Colaborador de nombres tan reputados como Le Corbusier, con el que en 1936 realizó el edificio del Ministerio de Educación y Sanidad en Río de Janeiro, en su extensa carrera, la cual sigue ejerciendo a pesar de tener 102 años, ha sido reconocido internacionalmente por sus proyectos innovadores y sus aportaciones a la arquitectura del siglo XX y XXI, además de ser uno de los mayores contribuidores al crecimiento que Brasil a experimentado desde mediados del siglo XX y con el que ha logrado convertirse en una de las potencias mundiales más importantes de Latinoamérica.
Pero Niemeyer no solo es un arquitecto, es escultor, dibujante, pensador, es ante todo un humanista y un innovador. Ya en los años cuarenta predijo que el principio racionalista que predominaba en la arquitectura del momento y por el cual la forma debía estar siempre subordinada a la función, se terminaría agotando, como así fue.
También fue pionero en la exploración de las posibilidades del hormigón armado, con el que consigue realizar superficies curvas creando estructuras dinámicas y livianas que se adaptan a las condiciones medioambientales y gracias al cual la arquitectura moderna ha dejado de estar esclavizada por las líneas rectas, al igual que sus obras, en las que la curva es la protagonista y con la que permite hacer una referencia constante en sus trabajos a la estructuras de la naturaleza.
La muestra, además de resumir y exponer maquetas y dibujos de sus obras más relevantes en orden cronológico, intenta acercar al visitante a la figura personal de Niemeyer, y para ello expone, en una parte de la exposición, una sala con las paredes escritas con un texto escrito por el mismo Niemeyer en el que narra sus ideas sobre la arquitectura, su evolución histórica, el desarrollo de los materiales constructivos, las nuevas posibilidades arquitectónicas y el carácter social de la arquitectura actual.
Pero no solo este texto permite al visitante adentrase en la figura de Niemeyer, ya que la exposición también presenta en una de sus paredes un test personal que se le realizó con sus contestaciones y en el que deja claro su pasión por la arquitectura, la belleza, las mujeres y la vida. A su vez este apartado de la muestra contiene algunos de sus dibujos no arquitectónicos y sus bocetos de cuerpos de mujeres.
Por tanto se trata de una exposición que no solo esta enfocada a los apasionados de la arquitectura contemporánea sino a todos los interesados en el arte, ya que Niemeyer, tal como el mismo se define, es ante todo un artista.
No obstante la importancia de su obra arquitectónica ocupa la mayor parte de la exposición y en ella el público podrá encontrar los dibujos preparatorios, bocetos y maquetas de los edificios más emblemáticos que ha construido a lo largo de su longeva vida, como por ejemplo el edificio de la ONU en New York, construido en 1947 y del que se exponen fotos de la época y su maqueta o los bocetos de una de sus obras más relevantes, la sede del partido comunista francés en París, realizado en 1965 y de una modernidad asombrosa tanto conceptual como técnica.
Pero la exposición no solo recoge las obras más emblemáticas que Niemeyer realizó durante el siglo XX, ya que a pesar de su edad avanzada su creatividad y su producción siguen vigentes de una manera incansable y ya entrado el siglo XXI ha realizado importantísimos y tremendamente innovadores proyectos como el Museo Niemeyer en Curitiba (Brasil) realizado en 2001, el edificio de la Serpentine Gallery en Londres en 2003 o la primera obra de Niemeyer en nuestro país, el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, en Avilés (Asturias), un autentico prodigio de la imaginación y la ingeniería , del que, junto al resto de obras citadas anteriormente, el público podrá aprender más viendo sus bocetos preparatorios, maquetas y fotografías.
Por tanto la exposición, a parte de ser un merecido homenaje a uno de los arquitectos más relevantes de la última época, es una buena oportunidad para acercarse a la arquitectura y apreciar los cambios tecnológicos que se han producido en ella en las ultimas décadas y como estos avances son aplicados en los edificios creando estructuras inimaginables y siempre al servicio de los ciudadanos gracias al instinto creador y al dominio técnico de genios pensantes como Oscar Niemeyer.
Marta de Orbe