El Prado inicia con el siglo XIX la ampliación de su colección
Desde el último Goya hasta Sorolla, el recorrido de la colección se amplía con 12 nuevas salas y 176 obras
El Museo ha presentado sus doce nuevas salas dedicadas a las colecciones del siglo XIX, un avance fundamental del plan de colecciones denominado La colección: La otra ampliación. La apertura de estas nuevas salas constituye uno de los hitos más importantes de este proyecto tanto porque suman a la colección permanente casi doscientas obras, incluidas algunas nunca expuestas hasta ahora, como porque, desde este momento -y por primera vez-, el itinerario de la visita al Prado recorrerá de forma completa e ininterrumpida el discurso histórico del arte español desde el Románico hasta los maestros modernos del siglo XIX.
El Museo del Prado presenta un nuevo y fundamental avance del plan de reordenación de colecciones con la incorporación a su colección permanente de ciento setenta y seis obras de las colecciones del siglo XIX -ciento cincuenta y dos pinturas, dos acuarelas, veintiuna esculturas y una maqueta- que cierran su discurso histórico permitiendo que el Prado se muestre ahora más completo que nunca.
Tras la recuperación que supuso la exposición inaugural de la ampliación del museo, El Siglo XIX en el Prado, visitada por más de un millón de personas, las obras de los grandes maestros españoles del siglo XIX se incorporan definitivamente al discurso histórico del Museo junto a los maestros del pasado. La generosa representación de obras del ochocientos completa particularmente la narración de la historia del arte español en el Prado, que se inicia con la pintura románica de San Baudelio de Berlanga del siglo XII y que ahora se prolonga a través de la obra de Sorolla hasta principios del siglo XX, en estricta contemporaneidad con las primeras vanguardias.
Esta colección de pintura moderna, presente en el Prado desde su inauguración en el año 1819, se ha ido incrementando mediante significativas incorporaciones, algunas de ellas muy recientes y que se exponen ahora por primera vez en el Museo como El coracero francés de José de Madrazo, adquirida este mismo verano, Penitentes en la Basílica inferior de Asís de José Jiménez Aranda, adquirida en 2001, o Gran paisaje (Aragón) de Francisco Domingo Marqués o La niña María Figueroa vestida de menina de Joaquín Sorolla, adquiridas ambas en el año 2000.
El recorrido de esta colección se articula en doce salas ordenadas cronológicamente y en función de las diferentes tendencias y géneros que se sucedieron a lo largo del siglo XIX y que concluye definitivamente con un nuevo concepto expositivo: la sala de presentación de colecciones, una sala de estudio o de carácter temático que permitirá –a través de una instalación temporal- mostrar periódicamente conjuntos de obras que hasta el momento no se han podido ver y que se inaugura ahora con una amplio conjunto de paisajes de Aureliano Beruete donados al Museo por la familia del artista.
El discurso arranca en la galería central de la planta baja, consagrada a los artistas del primer tercio de siglo que estuvieron estrictamente ligados al arte cortesano y a la apertura del Museo del Prado en 1819. La nueva galería, bajo el epígrafe Goya. Neoclasicismo y Clasicismo Académico, se abre con la gran escultura de Isabel de Braganza –número uno del catálogo de esculturas del Museo-, reina fundadora del Prado que preside este gran espacio, tal y como lo ha hecho históricamente a la entrada del Museo. Además, la sala recupera su misión original dotando de protagonismo a la escultura al incluir trece piezas escultóricas más. Adquieren también especial relevancia en esta sala los retratos de la reina y su esposo Fernando VII, por su relación con los orígenes del Museo, que conviven con los últimos cuadros de Goya neoclásicos, como la Marquesa de Villafranca o la Marquesa de Santa Cruz, y los de sus contemporáneos, como Vicente López con su emblemático Retrato del pintor Francisco de Goya.
El recorrido continúa con la sala dedicada al Romanticismo, que agrupa la obra de los principales ejemplos de esta corriente: Leonardo Alenza, Eugenio Lucas y Antonio María Esquivel. Tras ellos, Federico de Madrazo, dando paso a otra sala dedicada al gran maestro Eduardo Rosales, presidida por su famoso lienzo Doña Isabel la Católica dictando su testamento como protagonista.
Tras la primera sala de Pintura de Historia con la gran escultura de Agustín Querol, Sagunto, el recorrido da paso a Fortuny y Rico, antesala de Raimundo de Madrazo, para adquirir un tono más intimista con el Paisaje Realista protagonizado por Carlos de Haes. Tras exponentes del Naturalismo como Pinazo y Muñoz Degrain, se abre la segunda generación de pintores de historia con algunas de las pinturas más impresionantes de las colecciones modernas del Museo como el Fusilamiento de Torrijos, de Antonio Gisbert. Joaquín Sorolla concluye este nuevo recorrido de visita a las colecciones del Prado con lienzos tan universales como Chicos en la playa y ¡Aún dicen que el pescado es caro! para abrir paso a la sala de presentación de colecciones, dedicada en esta ocasión a Aureliano Beruete.
Por su parte, la presencia de artistas europeos, aunque de momento más reducida, significa un contrapunto imprescindible al desarrollo de las prácticas artísticas de la centuria en España. Entre las obras más destacadas se encuentran las esculturas de Antonio Cánova Venus y Marte y Bartolomeo Thorwaldsen Hermes, además de pinturas características de David Roberts, Alma Tadema o Meissonier, entre otros.
El plan de reordenación de colecciones La Colección: La otra ampliación constituye uno de los proyectos prioritarios del Plan de Actuación 2009-2012 del Museo. Dicho proyecto contempla un incremento de alrededor de un 50% de obras expuestas a lo largo de sus cuatro años de desarrollo. La apertura de las nuevas salas dedicadas al siglo XIX presentadas hoy supone aproximadamente una ganancia de alrededor de un 20% respecto al número de obras expuestas hasta el momento. (Museo del Prado)
Recorrido de las Colecciones del siglo XIX
Sala 75 (Galería Sur de la planta 0)
Goya, El Neoclasicismo y los orígines del Museo del Prado
La primera sala con la que el Museo da comienzo a su presentación de las colecciones del siglo XIX está dedicada a los artistas del primer tercio de siglo, muchos de ellos estrictamente ligados a la creación del Museo del Prado en 1819. Se trata del espacio en el que el Museo establece la transición entre las obras de Goya y las de sus
contemporáneos, como Vicente López, todos ellos al servicio del rey fundador del Museo, Fernando VII. En esta galería, consagrada ahora al Neoclasicismo y a los orígenes del Museo, adquieren especial relevancia los retratos de Fernando VII y su mujer Isabel de Braganza o la gran escultura de la reina, fundadora del Museo, que preside este gran espacio, tal y como lo ha hecho históricamente. Jalonan esta sala otras 13 esculturas de los grandes artistas neoclásicos que trabajaron para la Corona dando cuenta al visitante del contexto histórico del origen de la institución. Cabe destacar, además de los cuadros de Goya neoclásicos como La Marquesa de Santacruz, la maqueta en madera del edificio Villanueva, que ha sido restaurada, o el retrato del Coracero francés, de José de Madrazo, adquirido por el Museo este verano y que se expone por primera vez.
Artistas y obras expuestas en la sala 75
Francisco de Goya
Fernando VII en un campamento; Josefa Bayeu; La Marquesa de Santa Cruz; La Duquesa de Abrantes; María Tomasa de Palafox, Marquesa de Villafranca.
Vicente López
Alegoría de la Institución de la Orden de Carlos III (boceto); Félix Máximo López, primer organista de la Capilla Real; El pintor Francisco de Goya; José Gutiérrez de los Ríos; María Francisca de la Gándara y Cardona, Condesa Viuda de Calderón; La reina María Cristina de Borbón, Reina de España; Luis Veldrof, aposentador mayor y conserje del Real Palacio; María Josefa Amalia; María Isabel de Braganza; Duque del Infantado.
Rafael Tegeo
Pedro Benítez y su hija, María de la Cruz
Coracero francés; Amor divino y Amor profano; Jesús en casa de Anás; Muerte de Viriato, Jefe de los lusitanos; La Aurora
Juan Antonio Ribera
Cincinato abandona el arado para dictar leyes a Roma; Alegoría del verano
Bernardo López
La Reina Isabel de Braganza como fundadora del Museo del Prado
José Ribelles
El estanque grande del Retiro y su embarcadero
José Álvarez Cubero
Apolino; El compositor Gioacchino Rossini (busto); Diana cazadora; Fernando VII (busto); La Reina Isabel de Braganza; Joven con un cisne
Ramón Barba
Mercurio; El Rey Carlos IV
J. Tobías Vergel y taller
Amor y Psiquis
José Ginés
Venus y Cupido
Entorno de Antonio Cánova
Venus y Marte
Bartolomeo Thorwaldsen (taller)
Hermes
Antonio Solá
La Caridad romana
Adamo Tadolini
Hebe
Juan de Villanueva (atribuido)
Maqueta del Real Museo de Pinturas
Romanticismo
Tras la visita a la gran galería sur de la planta baja del Museo, el recorrido continúa con esta sala dedicada a la pintura isabelina que se inscribe dentro del Romanticismo surgido a mediados del siglo XIX. La sala, que comprende quince óleos, está presidida por la escultura Isabel II velada, excepcional muestra del virtuosismo escultórico de Camilo Torreggiani. La llegada del Romanticismo a España supuso el desarrollo de los géneros artísticos que mejor encarnaban los ideales del gusto burgués de la época. Uno de los temas más atractivos para la mentalidad romántica fue el paisaje, del que sería maestro máximo Genaro Pérez Villaamil (1807-1854), representado aquí por Manada de toros junto a un río, al pie de un castillo una panorámica en la que el autor nos ofrece un visión sentimental de la naturaleza, de las ruinas monumentales y de las poblaciones pintorescas transformadas por la imaginación.
La sensibilidad romántica se interesó también por el pintoresquismo de las costumbres populares. Leonardo Alenza (1807-1845) y luego Eugenio Lucas (1817-1870) retomaron en Madrid una reflexión mordaz sobre la vida popular, siguiendo la estela de Goya. Pero el foco más fecundo del costumbrismo pintoresco se desarrolló en Sevilla. Allí, Antonio María Esquivel (1806-1857) personificó la admiración por Murillo y sus retratos aportaron nuevos modelos procedentes de la tradición inglesa. Por su parte,Valeriano Domínguez Bécquer (1833-1870), hermano del famoso poeta Gustavo Adolfo, culminó ese interés romántico por lo popular, acercándolo a la contemplación objetiva de la realidad propia de la siguiente generación pictórica.
Artistas y obras expuestas en la sala 63B
Antonio María Esquivel
Manuel Flores Calderón; Nacimiento de Venus; Rafaela Flores Calderón Los poetas contemporáneos. Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor
Valeriano Domínguez Bécquer
El baile. Costumbres populares de la provincia de Soria
Eugenio Lucas
Condenado por la Inquisición; La suerte de varas
Leonardo Alenza
El triunfo de Baco
David Roberts
Castillo de Alcalá de Guadaira; La torre del oro
Genaro Pérez Villaamil
Manada de toros junto a un río, al pie de un castillo
Rafael Tegeo
Niña sentada en un paisaje
Víctor Manzano
Un chiquillo sentado
Camillo Torreggiani
Isabel II velada
Sala 62 B
Federico de Madrazo
Federico de Madrazo (1815-1894) fue el artista español más influyente de todo el panorama cultural de su época, gracias a su formación cosmopolita, sus extraordinarias facultades como retratista y su posición privilegiada en la Corte como primer pintor de cámara. Aunque estuvo profundamente influido por su experiencia en Italia, su personalidad artística se fraguó también con la admiración por la pintura francesa de su época y, sobre todo, con su profundo conocimiento de los grandes maestros del Museo del Prado, del que fue director como su padre José. A pesar de realizar también cuadros religiosos e históricos, destacó en el género del retrato con obras de exquisita factura y sentido de la elegancia como las nueve que se exponen en esta tercera sala.
Acompañan las nueve pinturas de Madrazo, la sensual escultura de Sabino de Medina La ninfa Eurídice mordida por la víbora y una pintura – Escena pompeyana (La Siesta)- del pintor holandés Lawrence Alma-Tadema, máximo exponente de la internacionalización del lenguaje purista, a quien la influencia de la antigüedad clásica grecolatina inspiró este apacible y singular lienzo.
Artistas y obras expuestas en la sala 62B
Federico de Madrazo
Concepción Remisa; Segismundo Moret y Quintana; Isabel Álvarez Montes, Marquesa de Valderas y II Duquesa de Castro Enríquez; Amalia de Llano y Dotres, Condesa de Vilches; Federico Flórez; El GHran Capitán recorriendo el campo de batalla de Ceriñola; El pintor Carlos Luis de Ribera; Ventura de la Vega; Carolina Coronado
Escena pompeyana o La siesta
Sabino de Medina
La ninfa Eurídice mordida por la víbora
Sala 61 B
Rosales
Esta sala temática está dedicada a la figura de Eduardo Rosales (1836-1873), con siete obras del pintor y la conocida Rendición de Bailén de Casado del Alisal, autor que como Rosales tuvo a Velázquez como punto de referencia en su pintura en el decisivo salto hacia el nuevo realismo de raigambre española. Acompaña a estas pinturas una escultura de Agapito Vallmitjana, Cristo yacente, para la que, según la documentación de la obra, habría sido el propio Rosales quien actuó como modelo.
Artistas y obras expuestas en la sala 61B
Eduardo Rosales
Presentación de Don Juan de Austria el Emperador Carlos V, en Yuste; Muerte de Lucrecia; Concepción Serrano, luego Marquesa de Santovenia; Doña Isabel la Católica dictando su testamento; Tobías y el ángel; El violinista Pinelli; Mujer al salir del baño
José Casado del Alisal
La rendición de Bailén
Agapito Vallmitjana
Cristo yacente
SALA 61
Pintura de Historia (I)
Nos encontramos ahora con la primera gran sala dedicada a la pintura de historia. Aquí se exponen seis monumentales obras creadas para la exaltación de los valores nacionales entonces emergentes, temática que se convirtió en la preferida de la escena artística oficial durante la segunda mitad de siglo XIX. Las primeras promociones de pintores de historia se caracterizaron por su apego al purismo académico y, sobre todo, a una iconografía que abordaba momentos especialmente trascendentales de los personajes más destacados del pasado nacional. Más tarde, influido por la obra de Rosales, este género adoptó un lenguaje plástico plenamente realista en el que se exaltaban los grandes asuntos de herencia romántica como el amor, el honor y la muerte, una tendencia que culminaría en una de las grandes obras maestras del género, Doña Juana la Loca de Francisco Pradilla (1848-1921), expuesta en esta sala.
Los seis grandes óleos están acompañados por la dramática escultura Sagunto de Agustín Querol, no vista por el público desde 1997, que preside el centro de la sala.
Artistas y obras expuestas en la sala 61
Lorenzo Vallés
Demencia de Doña Juana de castilla
Doña Juana la Loca
Manuel Domínguez
Séneca después de abrirse las venas se mete en un baño, y sus amigos, poseídos de dolor, juran odio a Nerón, que decretó la muerte a su maestro
Alejandro Ferrant
El entierro de San Sebastián
Dióscoro Puebla
Las hijas del Cid, del Romance XLIV del “Tesoro de Romanceros”
Agustín Querol
Sagunto
SALA 62
Forturny y Rico
Son quince obras las que se exponen en esta sala dedicada a Mariano Fortuny (1838- 1874) y su círculo. El deslumbrante éxito de Fortuny en la Europa de su tiempo lo convirtió en uno de los protagonistas más relevantes del panorama artístico internacional. Su pintura, brillante y preciosista, alcanzó su mayor reputación con escenas de género y con otras inspiradas en el norte de África y Oriente. Ejemplo de esta influencia oriental es el cuadro Los hijos del pintor en el salón japonés, obra de una solidez plástica indiscutible.
Por su parte, el paisajista Martín Rico (1833-1908) se benefició del éxito de su íntimo amigo Fortuny en el mercado parisino al retomar sus planteamientos preciosistas para aplicarlos a paisajes y ambientes urbanos como en la espectacular Vista de París desde el Trocadero.
Artistas y obras expuestas en la sala 62
Mariano Fortuny y Raimundo de Madrazo
Jardín de la casa de Fortuny
Martín Rico
Vista de París desde el Trocadero; La Torre de damas, en la Alhambra de Granada; La Riva degli Schiavoni en Venecia; Desembocadura del Bidasoa
Mariano Fortuny
Idilio; La batalla de Wad.Ras; Un marroquí; Desnudo en la playa de Portici; Marroquíes; Fantasía sobre fausto; Viejo desnudo al sol; Los hijos del pintor en el salón japonés; Malvas reales
Jerónimo Suñol
Dante pensativo
Raimundo de Madrazo
Siguiendo la brillante estela de Fortuny, otros pintores aprovecharon para introducirse en el mercado artístico más cosmopolita. El caso más destacado es Raimundo de Madrazo (1841-1920), cuñado y gran amigo de Fortuny. De él se exponen en esta sala siete obras junto a cinco de otros cuatro autores, entre ellos Vicente Palmoroli (1834- 1896) o el sevillano José Jiménez Aranda (1837-1903), cuyo virtuosismo brillante y decorativo se refleja en el cuadro Penitentes en la basílica inferior de Asís, obra expuesta por primera vez.
Artistas y obras expuestas en la sala 63
José Jiménez Aranda
Penitentes en la Basílica inferior de Asís
Raimundo de Madrazo
La modelo Aline Masson; Ramón de Errazu; Alise Masson, con mantilla blanca; La Reina Doña María Cristina de Habsburgo-Lorena; Josefa Manzanedo e Intentas, II Marquesa de Manzanedo; Una gitana; La actriz María Guerrero como ’Doña Inés’
Jean-Louis Meissonier
Josefa de Manzanedo
Vicente Palmaroli
Concepción Miramón; En el estudio
Albert Carrier-Belleuse
Alegoría de la danza
SALA 63 A
Paisaje Realista
La sala dedicada al paisaje realista incluye veinte obras, dieciséis de Carlos de Haes, el paisajista con mayor trascendencia en el panorama español de su tiempo, y cuatro de sus contemporáneos, los catalanes Luis Rigalt (1814-1894) y Ramón Martí Alsina (1826-1894), el valenciano Antonio Muñoz Degrain y el madrileño Martín Rico (1833- 1908), quien antes de alcanzar lo más fecundo de su carrera acercándose al preciosismo de Fortuny desarrolló una primera faceta influida por el paisaje francés. Estos cinco pintores vivieron durante la segunda mitad del siglo XIX un proceso de renovación artística que transformó por completo la sensibilidad romántica a través del paisaje y de su acercamiento al mismo a partir de estudios tomados directamente del natural.
Artistas y obras expuestas en la sala 63 A
Luis Rigalt
Paisaje de Montserrat
Antonio Muñoz Degraín
Paisaje del Pardo al disiparse la niebla
Desfiladero. Jaraba de Aragón; Nieblas. Picos de Europa; La Torre de Douarnenez; Puerto de Rouen; La Canal de Mancorbo en los Picos de Europa; Tejares de la Montaña del Príncipe Pío; Rompientes; Marina de Villerville, Recuerdos de Andalucía. Torremolinos; Montañas (Mallorca); Dunas de Villerville; Lagunas (Piedra); Playa de Villerville; Un lazareto (Mallorca); Costa de Villerville, Un barco naufragado
Martín Rico y Ortega
Lavanderas de la Varenne, Francia
Ramón Martí Alsina
Paisaje de Cataluña
SALA 62 A
Naturalismo
Diez obras conforman esta sala dedicada a los autores del último cuarto del siglo XIX, aquellos con vocación naturalista que se aproximaron a los planteamientos realistas del final de la centuria, herederos de los maestros Eduardo Rosales y Mariano Fortuny. En esta época empiezan a tener protagonismo los centros artísticos regionales entre los que la escuela valenciana, por ejemplo, fue determinante. En ese contexto destacaron Muñoz Degrain, Francisco Domingo Marqués (1842-1929), Emilio Sala (1850-1910) e Ignacio Pinazo (1849-1916), quienes abordaron diversos géneros, como el retrato y el paisaje, consiguiendo cotas de gran modernidad. Un singular exponente es Gran paisaje (Aragón) del también valenciano Francisco Domingo Marqués, que se expone al público por primera vez después de su adquisición en el año 2000.
Artistas y obras expuestas en la sala 62 A
Ignacio Pinazo
Últimos momento del Rey Don Jaime; Autorretrato; Ignacio, hijo del artista, sentado; La lección de memoria; Niña con muñeca
Antonio Muñoz Degraín
Antes de la boda; Recuerdos de Granada
Francisco Domingo
Autorretrato; Gran paisaje (Aragón)
Emilio Sala
María Guerrero, niña
Pintura de Historia (II)
La segunda sala dedicada a la pintura de historia nos vuelve a confrontar con monumentales lienzos, en este caso cinco decisivos cuadros de los pintores jóvenes del último tercio del siglo XIX que utilizaban las composiciones históricas para triunfar, conscientes de la importancia de este género en las Exposiciones Nacionales. Estos artistas españoles, que alcanzaron la fama gracias al género de la pintura de historia, representaron hechos históricos significativos además de relatos literarios muy populares y de especial intensidad dramática, como ocurre en Los amantes de Teruel de Antonio Muñoz Degrain. Prestaron también especial atención a los héroes convertidos en víctimas, tanto del pasado lejano como del mundo contemporáneo, de lo que es ejemplo máximo el Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga, obra cumbre del final del género histórico, encargada directamente por el Gobierno a Antonio Gisbert (1835-1902) para ser expuesta en el Museo del Prado, del que el artista fue director entre 1868 y 1873.
Artistas y obras expuestas en la sala 61 A
José Moreno Carbonero
El Príncipe Don Carlos de Viana; Conversión del Duque de Gandía
Antonio Muñoz Degraín
Los amantes de Teruel
Emilio Sala
Expulsión de los judíos de España (Año de 1492)
Antonio Gisbert
Fusilamientos de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga
Joaquín Sorolla
La penúltima sala, la undécima de este recorrido por las colecciones del XIX, está consagrada al gran maestro Joaquín Sorolla (1863-1923), uno de los dos grandes protagonistas, junto a Aureliano Beruete (1845-1912), de la pintura española del cambio de siglo en las colecciones del Prado. Aquí se exhiben diez destacados ejemplos de la producción de Sorolla, seleccionados entre los diecinueve lienzos del maestro que atesora el Prado. Junto a ellos, se expone en la sala la delicada escultura del también valenciano Mariano Benlliure Canto de amor.
Entre las obras más emblemáticas aquí expuestas destaca ¡Aún dicen que el pescado es caro!, que supuso la primera consagración pública de Sorolla y es la obra cumbre del realismo social en España, fruto de la vinculación del artista con la conciencia social en torno a la vida de los marineros de su Valencia natal. Más tarde, alcanzaría su máxima plenitud al elaborar una interpretación extraordinariamente personal y gozosa del mar Mediterráneo de la que su cuadro Chicos en la playa constituye ejemplo destacado, siendo además una de las obras más conocidas de las colecciones modernas del Museo. Como novedad, la sala incluye La niña María Figueroa vestida de menina, obra inacabada que interpreta la pintura velazqueña y que se expone en las salas del Prado por primera vez desde su adquisición en el año 2000.
SALA 60
Presentación de colecciones
Aureliano de Beruete
Esta última sala, de presentación de colecciones, está concebida como instrumento para exponer de forma periódica conjuntos singulares de obras de las colecciones del siglo XIX seleccionados entre los fondos que no se han integrado en este recorrido. Los evocadores paisajes de Beruete inauguran esta propuesta de sala “temporal” que pone broche al discurso expositivo de las nuevas salas de la pintura decimonónica del Museo del Prado. Aureliano de Beruete y Moret (1845-1912) es, junto a Joaquín Sorolla, el artista más destacado con el que culminan las colecciones de pintura española del Museo. En la sala se exponen los mejores paisajes que conserva el Prado de este artista, evocando en su montaje y concepción la exposición-homenaje organizada, tras su fallecimiento, por su gran amigo Joaquín Sorolla en su propia casa. Como en aquella ocasión, el retrato de Beruete, pintado precisamente por Sorolla, preside esta sala rodeado por las veinte obras del madrileño que se muestran en este final de recorrido.
Artistas y obras expuestas en la sala 60
Aureliano de Berute
Paisaje de otoño. Madrid; Paisaje del Prado; Paisaje de Castilla; Paisaje; El Guadarrama des el Plantío de los Infantes; Barrio de Bellas Vistas; Espinos en flor. Plantío de los Infantes; Vista de Cuenca; El Tajo, Toledo; Paisaje de invierno (Madrid), El Manzanares; El Manzanares; Las huertas de Cuenca; La Tapia (El Pardo), La venta del Macho (Toledo), Iglesia de San Francisco desde las orillas del Manzanares, Madrid; La casa del sordo, Madrid; Paisaje de Castilla; Paisaje; Vista de Madrid desde la Pradera de San Isidro (Madrid)
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