La colección de pintura italiana del marqués de Cerralbo, Enrique de Aguilera y Gamboa (1845-1922), está compuesta de unas 110 pinturas de las que Gonzalo Redín Michaus ha escogido 24 para la exposición. Muchas de éstas obras vienen de colecciones antiguas, como la de Altamira, de José de Madrazo o del Marqués de Leganés. En general, se compraron con atribuciones erróneas, por lo que la investigación, la primera realizada sobre la colección de pintura italiana desde que fue adquirida, ha traído no pocas novedades. Así, se pueden citar obras inéditas de pintores tan importantes como Bronzino, Niccolò dell’Abate, Muziano, Ludovico Carracci, Tanzio da Varallo, Martinelli, Sebastiano Ricci, Giaquinto junto a otras, más conocidas, pero poco estudiadas y de gran interés, de artistas como Tintoretto, Paolini, Nuvolone o Bonito.
En general, autores de primerísimo nivel muy poco o nada representados en las colecciones españolas. El marqués no era un entendido en pintura italiana, pero tampoco un ignorante, sin duda tenía cierta sensibilidad, lo que no excluye que para él la pintura fuera una parte más de sus intereses (fue un pionero de la arqueología en España) y que, como correspondía a su tiempo, ésta tuviera una función entre decorativa y representativa, primando la cantidad frente a la calidad. Una visita por el museo Cerralbo, con sus paredes forradas de pinturas y que conserva de manera celosa la ubicación original de las obras, da una idea muy exacta al respecto.
El Palacio fue concebido desde el principio con una doble función, como vivienda y como museo, sede de las obras de arte reunidas por los Marqueses de Cerralbo y sus hijos, los Marqueses de Villa Huerta, durante los numerosos viajes que realizaron por España y Europa.
El Marqués de Cerralbo (1845-1922) donó a España este patrimonio instituyendo el Museo Cerralbo, con el fin de que sus colecciones: «perduren siempre reunidas y sirvan para el estudio de los aficionados a la ciencia y al arte». El Estado aceptó el legado testamentario por Reales Órdenes de 10 de abril y 24 de septiembre de 1924.
Actualmente es un museo de titularidad estatal y gestión directa del Ministerio de Cultura, dependiente de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales. El museo consta de 25 estancias distribuidas entre la planta entresuelo, principal y el jardín.
El Marqués de Cerralbo, recorrió Europa, en compañía de su familia, visitando museos, y adquiriendo obras de arte, reuniendo así una magnífica colección que, junto a los fondos numismáticos, bibliográficos y documentales antiguos, supera las 50.000 piezas. Por la calidad y diversidad de géneros que abarca llegó a considerarse entonces la colección privada de arte más completa del país; a su formación contribuyeron notablemente su esposa, doña Inocencia Serrano Cerver y sus hijastros, don Antonio y doña Amelia del Valle Serrano, Marqueses de Villa Huerta.
Pinturas, esculturas, cerámicas, cristal, tapices, muebles, monedas, medallas, dibujos, estampas, relojes, armas, armaduras, objetos arqueológicos y otros, confieren un encanto especial al palacio, que además de constituir un ejemplo importante de residencia aristocrática, sugiere al visitante una panorámica de la vida cotidiana en Madrid, las tertulias literarias, los bailes, las confidencias de salón…
La exposición pretende sacar a la luz una parte fundamental de los fondos del museo, la colección de pintura italiana, formada aproximadamente por un centenar de pinturas y que, tras la pintura española, es la escuela pictórica mejor representada en el museo.
La exposición mostrará las veinticinco pinturas italianas más notables del Museo Cerralbo comprendidas entre los siglos XVI y XVIII, en su mayoría inéditas, y que actualmente no pueden ser admiradas en su justa medida a causa de la particular condición de Casa Museo del edificio, en la que se antepone la conservación de los ambientes originales y la impresión del conjunto, frente a la singularidad de las obras, limitando así su exhibición según los criterios museísticos modernos.
Las obras que se podrán admirar en la exposición han pasado hasta el momento inadvertidas a investigadores y público, por lo que se pretende, tras su estudio pormenorizado y la revisión de sus atribuciones, mostrar este tesoro escondido. Se completa la exposición con el análisis, desde un punto de vista histórico y documental, de las circunstancias particulares y las motivaciones que impulsaron al Marqués a comprar estas pinturas, contextualizando su interés por la pintura italiana con el mostrado por otros coleccionistas españoles.
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