La muñeca nace de la idea de un escultor, de un artista

María Jesús Burgueño

Se conoce la existencia de muñecos desde la antigüedad hechos de barro, madera y trapo, pero es en el siglo XV cuando aparecen los primeros fabricantes de muñecas y un siglo más tarde París, principal centro de la moda mundial, viste a las muñecas procedentes de Alemania y Holanda; aparece la “muñeca maniquí”. El XIX está considerado el siglo de oro del juguete y es en esta época cuando las muñecas se incorporan al proceso de producción de las grandes industrias del sector. La demanda de la burguesía por este juguete hace que la competencia cree dos focos importantes de fabricación, Alemania y Francia, y a mediados de siglo se unirá Inglaterra. Este nuevo juguete será de porcelana y con un aspecto moderno, adaptando cánones estéticos que hará las delicias de la burguesía.

La joya de las muñecas se llama Chanelle. Es un modelo de la casa Steiner de la que sólo se conocen tres ejemplares en el mundo y por la que un particular no dudó en pagar 42.000.000 de pesetas (252.425 euros) en el año 2000 en una subasta internacional. Hoy su precio puede superar los 300.000 euros. Se pagan cantidades astronómicas por muñecas, especialmente de porcelana, que están en los mejores museos y los coleccionistas que no pueden alcanzarlas buscan réplicas que nada tienen que envidiar a las originales.

Bajo el imperio de Napoleón II se crean unas magníficas muñecas con cuerpos articulados en madera o piel de cabrito rellena y con cabeza en bisquit. A partir de 1840 paralelamente a la producción de vajillas en las fábricas francesas y alemanas (Limoges, Limbach, Meissen, etc.) se fabrican cabezas de muñecas siguiendo cánones estéticos ligados a las grandes damas como Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia y esposa de Napoleón III, Jerry Lind, célebre soprano sueca, etc.

En 1850-1920 aparece la “muñeca parisina” o “Lady fashion” es decir la muñeca adulta con suntuoso vestuario que refleja las tendencias de la moda. La londinense Augusta Montanari, junto con François Greffier de Nantes, sacan al mercado los primeros “Bebés”, y la fábrica Motschmann de Someberg se queda con la patente de bebé con facciones orientales. El bebé mecánico aparece en 1855, su patente la tiene el francés Jules Nicolas Steiner. En 1862 lanza al mercado un bebé que habla”, también el irrompible y articulado.

La muñeca, una obra de arte
El valor de cada una de estas obras depende de quién las ha ideado y de cuántas se hayan realizado. Ha habido muñecas muy elitistas de las que sólo se hicieron media docena. Es a principio del XX cuando los muñecos alemanes llegan al mercado de clase media, son más baratos que sus “hermanas”, son menos lujosos, pero no por ello dejan de ser preciosos como los de Kämmer&Reinhardt, de Turingia (firma K.R. identificada por una estrella con seis puntas) y  los de Simon&Halbig.

El precio de las muñecas de colección mantienen un precio casi único internacional, no existe prácticamente diferencia en ningún país, si encontramos alguna ganga es por falta de conocimiento del que la vende, por falta de demanda y sobre todo por el estado de conservación, número de piezas realizadas… Los muñecos están catalogados y los precios se regulan en el mercado internacional, generalmente en dólares.

Cuando hablamos de muñecas Steiner, Jumeau, etc. estamos hablando de millones.  Algunas muñecas superan en precio a los grandes artistas de la pintura, como el caso de una Steiner, de la que sólo se conocen tres ejemplares en todo el mundo, se subastó en el año 1999 en  la sala Christie´s en Nueva York y se la quedó un coleccionista alemán por más de 252.000 euros.

De Biscuit

Entre las piezas más apreciadas están las realizadas con biscuit. El valor económico depende de muchos factores como conservación, pelo, material, ropa, etc., pero por citar algún precio se puede encontrar algún pequeño muñeco de biscuit del siglo XIX por unos 600 euros. Y dentro de las muñecas de porcelana las de Jumeau son las más codiciadas. En general las muñecas francesas son muy valoradas por los coleccionistas, siempre que sean de biscuit, policromadas y que tengan sus marcas.

Dentro de las muñecas francesas podemos encontrar muñecas de muy buena calidad, para los que quieran empezar una colección, de la casa Schmitt&Fils (el Bebé Schmitt  es el más buscado), otras muñecas muy apreciadas son las de la marca A.T. (posiblemente Thuillier) o las de Petit&Dumontier. También podemos comenzar con alguna pieza inglesa de la casa Diamon Pottery o Doll Pottery, o de otras compañías británicas, no son de muy buena calidad (pasta dura) pero son objeto de colección por su escasez (sólo se fabricaron durante la I Guerra Mundial) los precios son más asequibles. Una muñeca inglesa marcada Pedigree en la espalda, de los años 50, con pelo natural, ojos durmientes acrílicos, con ropa de origen, se puede adquirir por unos 70 euros. Y por una pequeña muñeca de cartón piedra, con pelo de mohair y ropa original se puede pagar unos 100 euros.

Mariquita Pérez

En cuanto al mercado en España hay que destacar la creación de Eleonor Coello y María Pilar Luca de Tena, en Onil, de nuestra Mariquita Pérez de cartón-piedra, la más famosa de los años 40 y 50,  el sueño de todas las niñas españolas de aquellos años, pero inaccesible para la mayoría por su precio de 125 ptas.

En 1968 aparece Nancy de Famosa y diez años después llega de EE.UU el mito creado por el cine de Hollywood,  el “ídolo americano”, la “pin-up” en bañador  Barbie, muñeca que ha creado un coleccionismo propio y millonario.

Una buena guía de precios son los catálogos de las subastas, estas salas tienen expertos que ponen precios de salida muy cercanos a los del valor de mercado, aunque algo más bajos, ya que las muñecas de porcelana en España aún no han alcanzado la cotización internacional. El caso de Mariquita Pérez, es un fenómeno social, se ha convertido en la estrella de las muñecas en el mercado nacional que gira prácticamente en torno a ella, pero el problema, si se puede llamar problema al mercado nacional, es que fuera de España no tienen ningún valor, en los últimos años se ha pagado unos precios altísimos por esta muñeca entre 600 y 700 euros y por su hermano Juanín la mitad. Otros muñecos  de caucho de los años 50, con la marca “Diana” se pueden encontrar por 300 euros. Aunque en estos últimos años los coleccionistas han preferido invertir en otras piezas por lo que el valor de los muñecos han mantenido su cotización y en algunos casos han experimentado un ligero descenso.

En internet
Los precios son sensiblemente más bajos que en las subastas tradicionales ya que no se cobra comisión al vendedor ni al comprador. Las muñecas y muñecos a partir de los años 50-60 son muy buscados. Por ejemplo se puede encontrar alguna Mariquita Pérez por 300 euros, una Mari Cris con una salida en 250 euros. Una muñeca Guendolín, de Onil, por 90 euros. Una Maricella del artesano Molina, también de de Onil,  por 220 euros. Una Petrita también de Molina, 160 euros. Una Pichuca por unos 140 euros. Y Cayetana, creada por Isidro Rico, por 100 euros.

Réplicas exactas
En la actualidad hay talleres artesanales tanto en España como en el resto de Europa, en los que se reproducen muñecas victorianas perfectamente vestidas, cualquier réplica es posible en estos talleres. Los pedidos exclusivos también se realizan y aunque los precios son importantes hay padres, abuelos… que piden que les hagan un muñeco con la cara de su hijo o nieto. Estas réplicas tienen que ser idénticas no vale ser parecida, los pequeños detalles son importantes para un buen coleccionista que está dispuesto a pagar mucho dinero.

El precio como hemos señalado anteriormente, varía según el vesturario, el pelo, ojos de cristal, etc. Por ejemplo, una muñeca Jumeau, Long Face  (pequeña) o como se la conocía popularmente muñeca de la cara larga, la original tiene un precio de mercado internacional de 30.000 euros, su reproducción puede superar los 700 euros. Una muñeca  Danel original cuesta en el mercado 6.000 euros, la réplica se pueden encontrar entre 600 y 700 euros.

Una muñeca  Jumeau, Long Face, de 86 cm., se vendió en 1995 por 7.600.000 ptas. (45.676 euros), la réplica podemos adquirirla por unas 1.200 euros. Una  muñeca K.R cuyo original se puede adquirir por 3.600 su réplica cuesta 550 euros. Una  K.R, la pequeña de 28 cm., se puede encontrar por unos 750 euros, la reproducción cuesta 39 euros. La famosa muñeca de  Steiner, Chanelle que se subastó en el año 2000 por 42.000.000 (252.425 euros), tiene su réplica por 1.500 euros.

Maestros muñequeros
Los fabricantes franceses, alemanes y daneses utilizaban la porcelana barnizada, de gran calidad, o también llamada china para fabricar las cabezas de muñecas a partir de 1830, con una gran gama de peinados. Estas cabezas las podemos encontrar en el mercado con cuerpo o sueltas, ya que se vendían de las dos formas y las niñas o las madres confeccionaban los trajes. Muchos coleccionistas las adquieren por los peinados que en general son de color negro o marrón, pintados, aunque posteriormente se empezaron a fabricar calvas, con un punto negro, y en 1890 aparecieron las chinas rubias.

Estas muñecas siempre han tenido un precio por debajo del resto de las muñecas de porcelana, quizá porque aún se encuentran muchas en el mercado. En el siglo XX aparece con fuerza la muñeca de porcelana sin barnizar y sin teñir, también llamadas Parian. (Las más apreciadas son las fabricadas por Kling, marcadas en la muñeca con una “K” dentro de una campana y con los números “148 0”, “186,5” “189 3” y el “123 2”).

A la fabricación de este tipo de muñecas se unieron numerosas casas europeas. Muchas están marcadas dentro o detrás del busto. Se vendían de forma similar a las chinas, es decir sólo la cabeza. Otras no tienen marcas que las identifique por lo que los coleccionistas han sido los responsables de identificarlas y ponerlas nombres, por el color del pelo, el peinado, el parecido a determinados personajes de la historia, etc.

Son muñecas de gran calidad, La más exquisita es la muñeca de la versión Emperatriz Eugenia (Lucy), otras muy escasas en el mercado son Miss Liberty y la muñeca Princesa Augusta Victoria. Las muñecas más caras Parian son las que tienen los ojos de cristal. Y las más baratas son las realizadas en biscuit de piedra (stone biscuit) de peor calidad, realizadas con arcilla gruesa.

La estrella por excelencia es la muñeca  biscuit con la misma sustancia que la china con la diferencia en su terminado mate. Los fabricantes franceses y alemanes descartaron enseguida los otros materiales para fabricar cabezas y miembros de biscuit. Estas cabezas pasaban por el horno una vez a muy alta temperatura, después las pintaban y, posteriormente, las volvían a cocer (pintura cocida en biscuit). Las más caras en el mercado internacional son las francesas fashion, extremadamente delicadas tanto en sus vestuarios como en su expresión. El cuerpo  puede ser de cuero, madera, tela y hasta de hojalata, lo importante es el resto, muchas tienen la marca del fabricante, el pelo está fijado en numerosas ocasiones sobre corcho  y los ojos de cristal soplado se insertaban a través de un corte en la cabeza.

Nuevos coleccionistas

Para los que inician una colección de muñecas alemanas las Marseille son fáciles de encontrar y a unos precios muy interesantes, son de excelente calidad, esta casa también fabricó cabezas para otras compañías. Otra compañía importante por la cantidad de muñecas que produjo fue Simon&Halbig, (los cuerpos los compraba a otras fábricas sólo las de biscuit eran suyas completamente) esta compañía también vendía sus cabezas a otras casa como Jumeau, Daspres y Roullet&Decamps, etc. Las S&H suelen estar marcadas en la parte de atrás de la cabeza o en el busto. Las muñecas Kestner son realmente auténticas, ya que están fabricadas íntegramente por esta marca desde 1805, pero la dificultad para los coleccionistas está en que son difíciles de reconocer ya que no están marcadas hasta 1880. En 1930 fue absorbida por Kammer&Reinhardt. Los coleccionistas que se precien no pueden dejar de tener una K&R, esta marca fue posiblemente la primera en añadir dientes a sus muñecas, así como colorear el biscuit y fabricar muñecas negras, chinas, indias, etc.

También esta compañía se hizo con el mercado de cabezas y vendió a casas tan importantes como S&H (estas muñecas llevan las dos marcas). Aunque el gran logro de Kammer&Reinhardt fueron las muñecas de carácter, el precio de estas muñecas varía según la cantidad de ellas que aparezcan en el mercado, por ejemplo podríamos sumar muchos millones de pesetas si saliera algún muñeco con la numeración 108, 111, 113 de los que se sabe que existieron pero no se ha visto ninguno en el mercado actual o el número 115 (niño de meses con pelo moldeado y ojos de cristal), otro ejemplar millonario es el 115a (con peluca), etc. En numerosas ocasiones utilizaban para la fabricación de estos muñecos a sus hijos, nietos o sobrinos como modelos. Estos muñecos de carácter comienzan a ser muy frecuentes en numerosas fábricas alemanas por lo que el precio se abarata.

Las francesas las más selectas

Las muñecas realmente selectas son las francesas y concretamente las Jumeau, destinadas en exclusiva para las niñas ricas. Algunas de las primeras muñecas de esta firma tienen cabezas alemanas y para desdicha de los coleccionistas no están marcadas ni las Jumeau ni las alemanas, por lo que son muy difíciles de identificar. Sólo unos años más tarde se marcan con una J.

Las muñecas más apreciadas por los coleccionistas son las de aspecto infantil articuladas, de ojos almendrados y las de cara alargada o triste, tampoco estas están marcadas pero son más fáciles de reconocer, lo que sí está marcado es el cuerpo con un sello azul (Jumeau Medaill d´Or París), las muñecas de boca cerrada con un sello en rojo (Déposé Tête Jumeau Breveté S.G.D.G.). Una de las piezas más caras son los Bébé Jumeau. Y desde luego las muñecas Steiner son consideradas por los coleccionistas como la crème de la créme junto con las Jumeau, las muñecas de esta marca eran las más queridas por las niñas de la época, su rostro es especialmente dulce y expresivo. El fundador Jules Nicholas Steiner, relojero de profesión, produjo una gran cantidad de muñecos bebes con un mecanismo incorporado que les hacía hablar y andar, las marcas de estos muñecos aparecen en el mecanismo y en algunas ocasiones en la cabeza (J.Steiner o bien Ste.).

Conservar para toda la vida
Para poder conservar las muñecas de porcelana en perfecto estado durante muchos años, lo más aconsejable es tener a las muñecas protegidas del polvo, en vitrinas y si el cuerpo es de trapo debemos poner algún producto antipolillas, o algún insecticida. El pelo es muy delicado, no conviene retocarlo mucho, y si es imprescindible y con mucho cuidado se puede lavar (mejor un experto y con una limpieza en seco). Nunca usar una pintura no apropiada  para retocar los labios, uñas, etc. Si la muñeca es de pasta de composición lo mejor es alejarla de la humedad ya que es su mayor enemigo. Si su muñeca es de cera no la limpie con agua, protéjala con papel de seda o algodón.

Cómo comprar una muñeca
Si queremos comprar una buena muñeca lo primero en lo que hay que fijarse es en los materiales de la muñeca, mejor si es biscuit, que esté en buen estado, que los ojos sean de cristal, no de pasta, el pelo y pestañas naturales. Que tenga algún tipo de marca o firma, luego nos fijaríamos en el estado general y por último en el vestuario, los vestidos si son de época suelen llegar en muy mal estado, por lo que han podido ser sustituidos, esto es lo de menos, aunque si son de época muchísimo mejor.

La cabeza es lo más importante, comprobaremos si tiene o no la marca del fabricante, si tiene grietas o manchas por una mala cocción, continuaremos con la peluca si se puede o no desmontar, el tipo de pelo y su estado de conservación. También si conserva intactas las orejas, si son moldeadas o postizas (ensambladas a la cabeza una vez moldeada la cabeza), si tiene dientes o le faltan, si la pintura está retocada.

Otro detalle son los ojos si son de cristal o están pintados, si son ojos flirting (los que se mueven muy rápidamente) o durmientes debemos intentar averiguar si el mecanismo es moderno o conserva el original. En cuanto al cuerpo si las manos son de cerámica observaremos si son del mismo color que la cara en caso contrario podemos pensar que no son del mismo fabricante, si el cuerpo es de tela nos fijaremos en el hilo con el que está cosido nos puede dar una pista de su antigüedad.

En cuanto al precio hay que asesorarse siempre por un experto, ya que la misma muñeca no siempre cuesta lo mismo, ni la misma marca es la misma muñeca, existe un catálogo de precios internacionales que los profesionales manejan y le pueden asesorar sin ningún tipo de duda. Por otra parte hay que fijarse un precio antes de adquirir, como hace el Estado, para no pagar cantidades absurdas y por supuesto pensar que la cifra que marca el golpe de martillo no es la definitiva, hay que añadir la comisión etc. que cada casa de subasta determine. Otro punto importante es valorar la restauración que necesite la muñeca, o si ya viene restaurada y como ha sido ésta.

María Jesús Burgueño

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